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Catalina Vélez: del pacífico colombiano para el mundo

Ser una abanderada de la cocina colombiana, que trabaja con cocineras y cocineros de comunidades nativas y campesinas, ha sido un interés mayúsculo de esta joven de Pereira radicada en Cali desde que tenía 16 años.

23 de noviembre de 2014 Por: Alda Mera | El País.

Ser una abanderada de la cocina colombiana, que trabaja con cocineras y cocineros de comunidades nativas y campesinas, ha sido un interés mayúsculo de esta joven de Pereira radicada en Cali desde que tenía 16 años.

Llegar a ‘La prueba, el juego del sabor’, el programa concurso de gastronomía – primero en su género en Colombia y en Latinoamérica– que estrena este miércoles el Canal Caracol, es para la chef Catalina Vélez, una oportunidad gigante que les abre un espacio valiosísimo a ella y a sus colegas Juan Manuel Barrientos y Leo Espinosa. “Ya es el momento para que los colombianos empecemos a sentir orgullo nacional a través de nuestra gastronomía y de una cultura culinaria que nos permite identificarnos y ‘La Prueba’ nos abre ese espectro para motivar a las personas a sentir más arraigo”, dice Catalina.Ser una abanderada de la cocina colombiana, que trabaja con cocineras y cocineros de comunidades nativas y campesinas, ha sido un interés mayúsculo de esta joven de Pereira radicada en Cali desde que tenía 16 años. Y ese es su mayor valor en su carrera profesional, que la catapultó como la revelación al canal ElGourmet, al cual llegó desde 2009 y lleva cinco temporadas deleitando a la audiencia con sus arriesgadas propuestas.Sonia Serna, gestora gastronómica, la define como una chef impecable, muy limpia. “Mejor dicho, una nerd de la cocina, porque sabe bien su oficio y lo hace bien. Da gusto verla trabajar, es muy elegante cuando prepara y nunca se despeluca en la cocina”, dice Sonia. El chef y amigo Carlos Yanguas la destaca como una chica muy inquieta, con muchas cosas en la cabeza, investigadora constante. “Ella no es la cocinera normal, ella tiene ideas, tiene propuestas, busca, investiga, se le ocurren cosas”, dice Carlos. Y el antropólogo e investigador Germán Patiño la define como una chef innovadora, sustentada en una buena formación académica. “Y además, le presta especial atención a la cocina de origen y a los ingredientes autóctonos de la cocina colombiana”, dice Patiño. Méritos de sobra para ser llamada como juez de este programa concurso, que estará lleno de emociones y de presiones, de ir y venir y correr. “Se presentaron 2.000 aspirantes, después se hizo una preselección de 90 y luego los tres jurados probamos 90 cucharas para poder seleccionar 21 participantes, siete en cada cocina”, explica esta maestra precoz a la que le gusta enseñar lo que sabe. De ahí que esté feliz por los dos roles que va a desempeñar en el programa, uno de mentora para las pruebas de inmunidad y otro de guía y de fuerza emocional para los concursantes en la fase de eliminación.Lo que más le gusta es el proceso de juzgamiento, la idea de que el programa sea muy emocionante, tenga muchos colores y altibajos. “Siempre estamos probando a ciegas la cucharita, sin ver la cara del participante ni el plato construido, juzgamos una cuchara y eliminamos un participante a ciegas, que puede ser de nuestro propio equipo. Así no estamos influenciados ni por la estética ni por la persona, lo cual pasa muchísimo”, dice sobre el formato. La chef garantiza que ni ella ni sus colegas van a hacer el rol del juez cuchilla (o cuchillo). “No, Juan (Manuel Barrientos) es –entre comillas– el más difícil, pero vimos que se nos salió la sensibilidad, todos somos humanos y vivimos emociones fuertes porque al final uno termina uniéndose mucho a los participantes. A veces uno se pone exigente, pero no hay ninguno con un rol de bravo, del que siempre grita o dice cosas hirientes no, aquí no van a ver eso”, dice.Patiño da fe de que Cata, como se llamará en el programa ‘La Prueba’, es muy buena cocinera, según lo que él ha podido degustar cuando ella ha participado en las cenas de Vallenpaz o ha cocinado en el Hotel Intercontinental y por la carta de su restaurante Kiva. Y como postre, confirma su vocación por lo nativo: “Me interesa muchísimo centrarme en el origen nuestro, para poder difundir así nuestra identidad y promover a Colombia de una manera diferente. Es el momento de Colombia para que tengamos turismo gastronómico y seamos vistos en el mundo de una manera positiva”, remata la chef.

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