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"Sin la reforma habríamos caído en declive económico": Minhacienda

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dice que la reforma tributaria es dura, pero necesaria. Afirma que no afectará a los hogares más pobres del país.

2 de enero de 2017 Por: Elpais.com.co | Colprensa

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dice que la reforma tributaria es dura, pero necesaria. Afirma que no afectará a los hogares más pobres del país.

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, es consciente de que por estos días es la persona más impopular por cuenta de la aprobación  de la reforma tributaria en la que se empeñó en los últimos meses. Lea también: Críticas a la reforma tributaria porque será "golpe al bolsillo de los colombianos"

Aún así, afirma sin titubeos que la reforma “es dura, pero muy importante” para mantener muchos de los programas sociales que benefician a la población más necesitada.

El funcionario dice que ahora lo que viene es el ajuste de los gastos del Estado, descarta que esté pensando en renunciar y afirma que no está pensando en ser Vicepresidente de la República.

Ministro, finalmente se puso en vigencia la nueva reforma tributaria pese a las críticas…

Ha sido uno de los trámites más difíciles que yo haya tenido en el Congreso por la complejidad de los temas que se estaban tratando, pero también por el momento político del país. Yo he tenido que tramitar más de 40 proyectos en el Congreso y, sin duda, este ha sido el más difícil.

¿Cuál es la verdadera importancia de esta reforma para el país?

Yo sé que la reforma es dura, pero habría sido mucho más duro no hacerla. El país habría entrado en una espiral de no crecimiento económico (declive), más inflación, desmonte de muchos programas sociales que les llegan a los colombianos más necesitados y habríamos lamentado esa situación. Sé que es difícil, que todos estamos haciendo un gran sacrificio, pero lo puedo afirmar con toda seguridad: si no lo hubiéramos hecho, el país estaría preguntándose más adelante por qué no actuamos a tiempo.

El principal cuestionamiento a esta reforma es que golpea a las clases más pobres…

No es cierto. Si algo hace esta reforma es evitar que el IVA afecte los productos de primera necesidad como los alimentos, el transporte, la educación, los útiles escolares, entre otros, que quedaron por fuera del aumento del IVA.

Al mismo tiempo, la reforma protege a los asalariados porque mantiene las mismas tarifas y no amplió la base, es decir, no se incluyeron nuevos declarantes sino que se mantuvo el mismo número de personas que hoy están obligadas a declarar.

Pero yo diría que la mayor protección que se da a los sectores más vulnerables de la población es que se aseguran los recursos para mantener programas como los subsidios a los servicios públicos de los estratos 1, 2 y 3, como Familias en Acción, la gratuidad de la educación, la alimentación escolar, etc.

¿Qué viene en materia de ajustes?

Con estos recursos el Gobierno puede mantener en los próximos años una serie de programas en materia de infraestructura que van a aportar al progreso y a la reducción de la pobreza. De no tener estos recursos, seguramente el país iría a retroceder en materia social y de crecimiento económico, entraríamos en una etapa muy, muy difícil.

(Sin la reforma) Lo más inmediato que hubiera ocurrido es que las agencias calificadoras habrían reducido la calificación Triple B  a nuestro país y con eso se habría encarecido la financiación del crédito externo, los créditos de las empresas y de los hogares. De manera que es muy positivo que podamos mantener la calificación Triple B.

Otro de los efectos que se habrían dado es que al perderse la calificación Triplo B llegarían menos divisas al país y  un aumento del dólar y más inflación. De manera que la reforma es dura, pero más dura, insisto, es no haberla hecho.

 ¿No cree que el Gobierno también debe darse una ‘pela’ en el gasto?

Nosotros somos conscientes de que el Estado debe mejorar en eficiencia, no estamos hablando de aumentar los recursos sino que estamos compensando lo que perdimos por cuenta de la caída de los precios del petróleo.

Entonces mantenemos el mismo tamaño del Estado colombiano después de haberlo recortado desde 2014, pero tenemos que hacerlo más eficiente con los recursos públicos, es decir hay que ir desmontando los programas que no estén dando los resultados esperados y reforzando los que tengan un resultado positivo y contundente sobre la población. Para eso se conformó una comisión y en eso estaremos dedicados  todo 2017.

Es decir, hay que reducir donde se pueda. Por eso hemos propuesto reducir en 50 % los esquemas de seguridad de todos los funcionarios públicos, estamos en una etapa del posconflicto en la que las Farc están entregando las armas y es una buena razón para que los funcionarios que tenemos protección del Estado reduzcamos los esquemas en 50 % y que esas personas se dediquen a proteger a los ciudadanos.

 ¿Qué otros programas podrían ser recortados o eliminados?

Es prematuro decirlo, pero el debate en adelante es cómo ir concentrando al máximo los recursos públicos en los programas de máximo impacto, pues  cada peso debe invertirse para que produzca el mayor impacto en el crecimiento económico y la equidad. De manera, que hay que hacer una evaluación a fondo de la eficiencia del gasto.

¿Le gusta la idea de que, para recortar ese gasto, se disminuya el sueldo de los congresistas?

Cuando se habla de la remuneración de los servidores del Estado no se puede circunscribir exclusivamente en los congresistas, porque la remuneración que reciben los congresistas es la misma que reciben muchos otros servidores del Estado colombiano especialmente en los entes de control y en la Rama Judicial. De manera que hay que hacer una revisión integral de todos los servidores del Estado que reciben la misma remuneración.

Son decisiones que se deben evaluar dentro de la eficiencia integral del Estado colombiano, pero donde está el mayor ahorro y la mayor eficiencia es que el Estado opere con su propia nómina y no con lo que se conoce como ‘nóminas paralelas’ o supernumerarios.

Pero igual, ese recorte hay que hacerlo en el Congreso, en las altas Cortes y en todas las entidades del Estado…

Sí, pero también hay que hacer comparaciones internacionales, porque también hay que pensar que la remuneración de un congresista o un magistrado debe estar acorde con su responsabilidad.

¿Cómo pinta 2017 en materia económica?

Estoy muy optimista. Va a ser un mejor año que 2016, la reforma tributaria va a ayudar mucho, el Gobierno también va a tener más recursos para estimular la inversión pública, las tasas de interés ya comenzaron su descenso y eso ayuda mucho en materia de crédito. Todo indica que tendremos menos inflación y aunque el tema del salario mínimo siempre será polémico y ningún salario mínimo nunca será suficiente porque sabemos de las necesidades de las familias colombianas.

“No pienso en renunciar”  La CGTD plantea que, a futuro, el salario mínimo debería discutirse en febrero o marzo, no en diciembre. ¿Le gusta esa propuesta?   No es una idea descabellada, es una idea que requiere análisis y reflexión. Tiene cierta lógica que para definir lo que ocurre durante todo un año se tengan ya las cifras de lo que ocurrió el año anterior. De manera, que es una propuesta en la que podemos pensar con mucha serenidad.  ¿Ha pensado en dejar este año el Ministerio?  No, tenemos muchos retos. Pasada la reforma tributaria tenemos desafíos, como  la financiación del posconflicto  que requerirá muchas horas de trabajo.

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