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Pirámides, un negocio que sigue tumbando incautos

Once captadoras ilegales se han denunciado este año y en 2013 la Superfinanciera hizo 32 advertencias al público. Pero la gente persiste.

1 de junio de 2014 Por: Redacción de El País

Once captadoras ilegales se han denunciado este año y en 2013 la Superfinanciera hizo 32 advertencias al público. Pero la gente persiste.

Apesar de la nefasta experiencia que han dejado la ruptura de las ‘cadenas’ creadas en los 80, la caída de los ‘aviones’ que se pusieron a volar en los 90 y el desplome de las pirámides que se montaron después del 2000, la gente le sigue apostando al dinero fácil en inversiones dudosas y de alto riesgo.No bastó con que hacia el 2008 unos dos millones de colombianos fueran defraudados en alrededor de dos billones de pesos en juegos financieros como DMG o DRFE (Dinero Rápido, Fácil y Efectivo). Que el país se convulsionara con esa especie de fiebre de oro que se desató, y que tres personas fueran asesinadas y otra más se suicidara por el resultado fallido de sus inversiones. Pese a todo lo anterior, durante la última semana la Superintendencia Financiera reveló la reaparición de seis organizaciones de captación pública de dinero con claros visos de pirámides, que no están sometidas a su vigilancia. Las nuevas captadoras se hacen llamar Wasanga, Club Nivel Uno, Triamigos, Club de los Amigos 50, los Ocho de Colombia y Proyecciones e Inversiones Drfe. Según la Superfinanciera, estas organizaciones no están autorizadas para captar recursos del público en forma masiva y habitual bajo ninguna modalidad, por lo que pidió a la gente tener cuidado a la hora de invertir. El superintendente Financiero, Gerardo Hernández, indicó que “aunque cada una de ellas presenta características particulares en sus operaciones, todas hacen su promoción a través de internet y correos electrónicos, no cuentan con domicilio físico y no permiten un contacto personal con quien las publicita”.El Superintendente indicó que en 2013 la entidad de control hizo 32 advertencias al público sobre firmas que no están sometidas a su inspección, vigilancia y control, razón por la cual no están autorizadas para captar recursos del público bajo ninguna modalidad.Adicionalmente, en el último año la Superfinanciera adoptó seis medidas administrativas a través de las cuales ordenó a personas naturales y/o jurídicas, suspender inmediatamente las actividades de captación o recaudo no autorizado de dineros del público.En lo corrido de 2014 la entidad ha hecho dos advertencias más sobre once firmas no vigiladas y ha adoptado una medida administrativa por captación ilegal de recursos del público.No se aprende la lecciónPero pese a toda la historia de dolor y defraudación ya conocida, ¿por qué la gente sigue metiendo su dinero en las pirámides? “Uno sabe que es riesgoso, pero lo asume porque es la oportunidad de ganarse una buena platica. Yo metí $100.000 y llevé dos personas más. A los quince días me enviaron por Efecty $800.000, me dijeron que de esa plata le consignara $400.000 a otro (que ellos me indicaron) y terminé ganándome $300.000. Ahora subo de nivel, o sea que en 20 días deben consignarme $1.600.000 y de allí toca volverle a consignar la mitad a otra persona”, relata un apostador que reservó su nombre.Un analista financiero indicó que esa estructura piramidal puede funcionar en principio, pero dice que las simulaciones indican que la pirámide termina cayéndose hacia el nivel 16 porque se hace insostenible y alguien tiene que pagar los platos rotos.El analista económico Mauricio Cabrera sostiene que “no se necesita un experto financiero sino un psiquiatra para saber por qué la gente se sigue metiendo en las pirámides. Eso contradice la sabiduría popular de que al perro no lo capan dos veces. No, al perro lo capan todas las veces que sea”, sostiene.En su criterio, la gente está volviendo a caer en las pirámides por dos fenómenos: Uno, por ignorancia, porque al parecer no les llegó la información de lo que ocurrió con las pirámides en 2008. Y, otro, por credulidad, que es lo mismo que ingenuidad, dado que el secreto es que a los primeros que entran al juego les va bien y, entonces, muchos quieren entrar rápido para que les vaya bien y que se frieguen los que están en la cola.Tras el dinero fácilDe hecho, el experto en finanzas Memphis Viveros conviene en que algunas veces la gente cae en estos juegos por ignorancia, pero otras veces porque continúan en su afán de conseguir algunos recursos fáciles y rápidos. Según un sociólogo de la Universidad Santiago de Cali, eso es parte de la subcultura mafiosa que heredamos del narcotráfico y que le ha mandado el mensaje equivocado a la sociedad, sobre todo a las nuevas generaciones, de que es posible conseguir plata sin ganársela con el esfuerzo del trabajo, no importa a quien se dañe ni el medio que se emplee.“Es una mezcla de buscar el dinero fácil y de esa cultura de sacar provecho del otro, muy propia de nuestro país”, señala Julio César Alonso, economista de la Universidad Icesi. Pero no sólo ocurre con las pirámides, sino en general con los juegos de azar, los juegos de lotería y las apuestas de suerte. “¿Por qué la gente sigue comprando baloto cuando sabe que la probabilidad de ganárselo es de una en diez millones?”, pregunta Cabrera. Porque existe ese afán de resolver ya los problemas económicos o salir de pobre.Viveros alerta sobre los ahorros con ganancias exorbitantes que ofrecen supuestas compañías financieras y sitios web de inversión. Ofrecen ganancias milagrosas del 300 % o más en un mes que ninguna entidad financiera o papel de inversión en el mercado financiero legal puede ofrecer. De hecho, un CDT paga al 3,81 % que es el promedio del DTF, algo que para muchos no resulta atractivo.El hecho es que en nuestro medio hay una ignorancia en finanzas muy fuerte. “Incluso quienes nos consideramos financieros ignoramos algunos sistemas como compras de divisas extranjeras, cosas que ofrecen y que uno desconoce cómo funcionan, y allí hay un juego y un mercado fuerte”, señaló Viveros.La población no tiene competencias en matemáticas y en lógica. Entonces, a alguien le hacen una oferta de que le van a pagar un 100 %, un 300 % o más por su inversión y la persona no le pone una lógica matemática simple o no hace una ecuación básica para saber de dónde vienen esos recursos. Porque todos entendemos que no hay negocio que pueda dar todo ese rendimiento mensual. Incluso ni los negocios ilegales rinden tanto y menos con una garantía del 100 % de efectividad, explica Viveros.Con las pirámides hay claves fáciles de detectar. No tienen domicilio conocido, no se sabe quiénes son los socios y no se conoce lo que los expertos llaman el ‘tracking’ o tipo de inversiones que hacen con el dinero que captan: si lo meten en portafolios financieros, fondos de pensiones, papeles de renta fija o variable, etc. Además, no están vigiladas por la Superfinanciera, lo que no garantiza para nada su actividad.Con lo anterior, los analistas concluyen que la gente debe estar consciente de que, como dice el adagio popular, de eso tan bueno no dan tanto.

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