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"No hay que temer a la importación de gas en Colombia": Presidente de Naturgas

Eduardo Pizano, presidente de Naturgas, dice que en la actual crisis energética importar ese combustible es una alternativa. Afirma que hay reservas solo para 12 o 13 años. Urge intensificar la exploración.

27 de marzo de 2016 Por: Alfredo García Sierra | Reportero de El País

Eduardo Pizano, presidente de Naturgas, dice que en la actual crisis energética importar ese combustible es una alternativa. Afirma que hay reservas solo para 12 o 13 años. Urge intensificar la exploración.

En la actual crisis energética que vive el país por el impacto del fenómeno de El Niño, el gas natural es la alternativa para evitar la parálisis del sistema eléctrico, pero las reservas de los yacimientos de la Guajira se están agotando y el país perdería su autosuficiencia en pocos años.

Sin embargo, para Eduardo Pizano, presidente de la Asociación Colombiana de Gas Natural, Naturgas, Colombia aún cuenta con reservas para 12 o 13 años, pero admite que hay que acelerar la búsqueda de nuevos yacimientos. Y poner a producir los nuevos hallazgos en el Mar Caribe para atender la demanda.

Por ahora, una de las soluciones es la planta de regasificación de Cartagena que operará este año.

Desde hace meses hay un debate sobre si a Colombia se le está agotando el gas natural debido al declive de los yacimientos de Ballenas y Chuchupa, tema que preocupa, y ahora  más  cuando hay una crisis energética. ¿Cuál es la verdad?

Hay tres cosas que han generado una percepción sobre desabastecimiento en el país. La primera, que el gas a medida que se aumenta el consumo ha venido subiendo de precio, sobre todo por el dólar alto. Lo segundo es que está declinando el yacimiento de la Guajira lo que causa un pánico entre la gente sobre con qué vamos a sustituir esa producción, cuando la realidad es que están apareciendo nuevos descubrimientos en el departamento de Sucre que ya se están empezando a conectar, lo que va a permitir cubrir el faltante de gas que existe en este momento. 

Tercero, el fenómeno de El Niño ha incentivado un tema complicado como es que el sector eléctrico demanda más gas para generar electricidad, y eso hace que el combustible que quedaba suelto en el mercado secundario y que lo podían utilizar algunos a menores costos, acaba siendo comprado por las térmicas a altos precios,  desplazando  a los industriales.

Pero ¿qué viene para los consumidores colombianos luego de ese análisis que usted hace?

Tenemos reservas y capacidad de producción. Venezuela, por ejemplo, tiene unas reservas 50 veces más que las de Colombia. Pero no es suficiente tener reservas sino capacidad de producción. Contamos con reservas de gas para los 12 o 13 próximos años a los niveles actuales de consumo (hasta el año 2029), y eso nos brinda algo de tranquilidad, porque al fin y al cabo hay reservas. 

Pero se debe hacer un mayor esfuerzo para tener un mayor volumen de reservas de gas natural. 

La regla de oro en este sector es que molécula de gas que no se consuma la tiene que estar reemplazando. Es lo mismo en petróleo y otras actividades, por lo que hay continuar la exploración de nuevos yacimientos. A corto plazo lo que cae en la Guajira lo reemplazamos con los hallazgos de Canacol en Córdoba y Sucre. 

¿Eso es suficiente teniendo en cuenta que el país viene siendo golpeado por el fenómeno de El Niño, el cual  pone cada vez más en jaque al sistema eléctrico?

Los picos de demanda para atender el fenómeno de El Niño los vamos a atender con la planta de regasificación de Cartagena, que entrará a operar este año. Pero tenemos que buscar otras cosas, como por ejemplo, una serie de campos pequeños de gas y crudo que deben seguir sumando. Hoy, cinco o seis campos que están dispersos en el país podrían sumar tranquilamente 60 millones de pies cúbicos de gas que es el consumo de una ciudad como Barranquilla.

Aún con esas reservas, ¿cuál es el verdadero obstáculo para disponer más de ese combustible por parte de hogares y empresas?

El gran obstáculo que existe hoy en día para encontrar más gas natural es la caída de los precios internacionales del petróleo, ya que las compañías se quedaron sin dinero, y sin eso es difícil hacer exploración.

De allí que deba establecerse un régimen que sea muy competitivo y  permita desarrollar yacimientos dentro de cinco o seis años aguas afuera en el Caribe colombiano como  el caso de Ora y Kronos.

Pero desarrollar esa producción en este momento es muy duro porque las empresas que tienen pocos recursos los ponen en donde haya mayor rentabilidad. 

Si Colombia no ofrece unas condiciones más competitivas no tendrá la posibilidad de desarrollar esos nuevos campos.

¿En otras palabras ese freno lo viene causando la criticada Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, en esta coyuntura?

Si, es la Creg, por lo que hay que ser cuidadosos en el tema de impuestos, pues eso tiene unos límites y no se puede seguir creyendo que el sector privado tiene que seguir pagand en una forma indefinida. 

El Gobierno estableció un régimen de zonas francas para el desarrollo de esos campos costa afuera. El país tiene que garantizar, asimismo, el tema jurídico y de mantener un régimen estable y donde los derechos de respeten.  

Y aquí cabe tener en cuenta el tema de comunidades, ya que esto no puede volverse un esquema por donde se vaya pasando (con gasoductos, poliductos y obras), todo el mundo le quiera sacar plata a uno del bolsillo. Los proyectos tienen que ser rentables y que los volúmenes de gas que se encuentren deben permitir realizar las futuras inversiones. El país no debe ponerse a jugar con esas variables.

¿Si sacar ese gas se tarda mucho, existe la probabilidad de que Colombia se convierta en un país importador de ese combustible?

El tema del gas importado es clave. Tenemos lo de Venezuela, yo no cierro esa puerta, y ahí lo decía el ex ministro Guillermo Perry cuando se refirió que había un problema de coyuntura. Somos países fronterizos, y si hay diferencias ahora, dentro de cinco o seis años habrá otros gobiernos aquí o allá, y se establecerán unas relaciones mejores. 

 Con Venezuela, reitero, es una puerta que no debemos cerrar porque es uno de los países que tiene el mayor volumen de reservas del mundo. Decir no le compro a los venezolanos es un error, además porque ya tenemos un gasoducto conectado. No es que vayamos a depender un 100% de ese gas, pero sí podemos servirnos del mismo, y más si nos lo  venden a un precio razonable, porqué lo vamos desechar. El país no debe tenerle miedo a importar gas licuado, ya que el mismo está a mitad de precio en el mercado internacional. El miedo debe ser el de  tener poca oferta.  

Usted habla de reservas para 12  años, pero ¿por qué  otros gremios dicen que en dos años esa autosuficiencia estaría comprometida, ya que el 61% del gas está atrapado en pozos, y no hay forma de sacarlo a los centros de consumo?

A la gente se le olvida que cada vez que se construye un metro de gasoducto o de infraestructura hay que tener cuidado sobre si tiene buen uso y una demanda efectiva de ese combustible. Es el ejemplo de un tubo adicional entre Mariquita y  Cali, el cual finalmente tendrá que pagarlo la demanda de Cali. Hay que garantizar que hay más gas natural y que existe un consumo garantizado al otro lado del tubo. 

Hay quejas sobre por qué no se ha ampliado el gasoducto que trae el gas de los Llanos hacia el interior o el Magdalena Medio, y la razón es que no hay mayor oferta disponible del combustible —aunque existe demanda— pero quién va a comprar capacidad de transporte si no hay gas adicional para hacerlo. Eso vale mucho dinero.

En Sucre hay un gasoducto de 60 millones de pies cúbicos-día, se construyó uno de 155 millones que se entregará el 15 de abril,  se está pensando en otro de 180 millones de pies cúbicos, y todo obedece a que hay gas disponible. 

El Gobierno proyecta una subasta para construir infraestructura, pero la misma funcionará si existe gas,  sin eso no sirve para nada.

Las térmicas se quejan de que   debieron pasarse en esta crisis a operar con diesel porque no había suficiente gas, y por eso trabajan a pérdida. ¿Qué tan real es eso?

Conozco térmicas que están pagando US$12 por el metro cúbico de gas, pero ese mismo combustible colocado a través de una planta de regasificación puede valer US$6 puesto en Cartagena. Lo peor es que si el problema no se soluciona con un esquema de estos ese gas que están tomando las térmicas se lo están quitando a los industriales.

Esto no se arregla con restricciones sino con mayor oferta, ya sea con gas proveniente de Venezuela, importado o de cualquier parte. 

Se dice que como no se han revisado las tarifas, la actividad gasífera dejó de ser atractiva, y por eso la oferta se ha desplomado...

Eso es malo porque no se reconocen costos de operación de las empresas, no hay nuevos proyectos de inversión y a la gente le da miedo que mañana cambien la regulación. Eso no ayuda para nada al sector. La Creg debe saber que aquí hay unas obligaciones y que las tarifas se tienen que aprobar cada cierto tiempo. Eso debe funcionar así.

Con una demanda de gas creciendo mucho, pero con obstáculos para hallar más yacimientos y una regulación muy apretada, ¿cuál es el futuro de ese sector?

De aquí a dos años no tenemos ningún problema. Nos gustaría tener gas de sobra. Abocol tiene una planta de fertilizantes en Cartagena y ellos estarían dispuestos si existiera un gas más económico y con mayores volúmenes disponibles, de expandir ese complejo, pero hoy no se puede dar ese lujo. No existen los 20 millones o 30 millones de pies cúbicos adicionales que requerirían. 

Tenemos holgura en el corto plazo, pues la planta de gas licuado de Cartagena que  con 400 millones de pies cúbicos-día importados   permitirá atender los picos del sector eléctrico, pero lo ideal es que contemos con más reservas, y sobre todo con la exploración de más yacimientos.

Planta para el Puerto

Se ha venido hablando de una planta de regasificación a construirse en Buenaventura. ¿Qué tan viable y necesario es este proyecto?  

El proyecto depende mucho de la Creg y de los costos, ya que una planta de éstas puede valer entre US$300 millones y US$400 millones, y además un gasoducto para subir ese combustible desde el Puerto hacia Cali podría costar otros US$100 millones.

Hay que buscar que exista la demanda, están las térmicas de Termocali y Termovalle, por lo que no cierro la puerta a que Buenaventura pueda montar una planta de generación eléctrica para reforzarla.

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