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Rosario Córdoba, presidenta del Consejo Privado de Competitividad. | Foto: Colprensa

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"Más gente y más empresas deben pagar impuestos": Presidenta del CPC

Rosario Córdoba, presidenta del Consejo Privado de Competitividad, dice que la mayor debilidad del país es la corrupción

17 de diciembre de 2017 Por: Redacción de El País 

El Consejo Privado de Competitividad —CPC— presentó hace unos días el informe de competitividad de Colombia, en el que se plantean nuevamente los retos que tiene el país para ser atractivo a la inversión en el mediano y largo plazos.

En el documento se asegura que Colombia ha logrado avances (en salud, educación e innovación, si se compara lo que se tenía hace 10 años); sin embargo, estos no son suficientes para tener un país que crezca y genere empleo para todos sus habitantes.

Rosario Córdoba, presidenta del CPC, considera que uno de los obstáculos a superar es la debilidad institucional que se refleja en más corrupción. Dice que el país no puede dejar de pedalear si quiere mejorar sus indicadores.

Se habla de competitividad hace mucho tiempo y a veces pareciera que no hay los avances suficientes o al ritmo esperado... ¿es cierta esta percepción?

Nosotros tenemos una agenda de país y de largo plazo y en ella se plantea qué se puede hacer en cada uno de los frentes para mejorar la competitividad del país y son cosas que toman años transformar.

En la medida en que se van logrando metas, pues se tiene que seguir poniendo otra más ambiciosa. Por ejemplo, se están construyendo las vías, pero una vez se terminen, tienes que seguir haciendo más porque si no vas a estar, otra vez, en la situación de que faltan carreteras.

En la medida en que el país se va desarrollando sus requerimientos para ser más competitivo se van sofisticando y por eso es que parecería que no se avanza. A pesar de que uno avance, se deben hacer más cosas porque competimos con otros países que también están impulsando cosas importantes.

¿Qué se debe hacer para avanzar más rápido?

Lo primero es no dejar de pedalear. Si uno quiere avanzar más rápido que el resto de países, pues tiene que pedalear mucho. No es porque exista el Sistema Nacional de Competitividad que las cosas se van solucionar de la noche a la mañana, lo que hay que mover es una agenda de país muy ambiciosa en la que estén involucrados el Gobierno, las universidades y los empresarios. Todos deben contribuir.

¿Colombia ya tiene esa agenda?

Sí. Y uno esperaría que todos estemos trabajando para un mismo lado, pero aunque eso pase, igual es un camino largo y el Sistema Nacional de Competitividad se puso unas metas para que Colombia sea uno de los tres países más competitivos de América Latina en el año 2032. Hay una agenda que está destinada a lograr esas metas, pero hay que acelerar el paso.

El Consejo Privado presentó hace poco los resultados de competitividad de 2017 para Colombia ¿qué nos dice ese informe?

Hemos avanzado en vías, pero estábamos tan atrasados que pese al avance, seguimos muy atrasados. Quizás uno de los puntos en los que estamos más rezagados y donde más esfuerzos hay que hacer es en mejorar la calidad de las instituciones.

Todos los indicadores internacionales que miden la calidad de las instituciones incluyen temas, como por ejemplo, los tienen que ver con corrupción y falta de confianza en el sector público y privado, y allí nos rajan. No estamos bien y eso es esencial para mejorar la competitividad. Si no hay instituciones fuertes, tampoco pueden mejorar ni la educación, la salud o las vías.

Hicimos un ejercicio y si seguimos con la misma tendencia que llevamos hasta ahora en diferentes frentes no lograríamos las metas para el año 2032, entonces toca acelerar más y obviamente, no echar para atrás.

¿Cuál debe ser la labor del próximo Gobierno frente al tema de la corrupción?

La corrupción ha estado siempre, pero en este momento es más evidente y contundente porque en la medida en que uno soluciona cosas, se dejan ver otras. Claramente me parece positivo que nos volvamos conscientes como país de ese problema y hay que hacer de todo para atacar la corrupción. Por ejemplo, una alternativa sería lograr una mayor transparencia en la contratación, tener pliegos de licitación estándar, no hechos a la medida de los proponentes. Debemos tener reglas de juego claras en todo lo que tiene que ver con la contratación, pero adicionalmente el país requiere todo un esfuerzo en educación en ética y valores. Ojalá nos volvamos intolerantes contra la corrupción.

En ese sentido, ¿cuáles son las tareas del nuevo Gobierno?

Tiene una tarea fuerte. Nosotros en este momento tenemos una situación económica difícil por cuenta de la caída de los ingresos petroleros. La economía no está creciendo a las tasas de hace 3 años y se requiere un esfuerzo para que la economía vuelva a crecer, pero para lograr eso hay que retomar la agenda de competitividad. Es importante alimentar la economía con productividad y competitividad para que las empresas puedan crecer. El reto enorme es la implementación de la agenda del posconflicto a partir del 2018.

¿Cree usted que el sector empresarial participará, como se debe, en el posconflicto, ya que a veces surgen dudas?

No creo que haya dudas. El sector empresarial reclama son condiciones. En todos estos proyectos y temas de desarrollo se requiere de las dos partes, del Estado y del sector empresarial. Si queremos tener un posconflicto exitoso, pues con mayor razón hay que trabajar juntos.

¿Qué se requiere para que la empresa haga las inversiones en los proyectos productivos y para todo lo que se espera suceda? Se necesitan condiciones adecuadas y que todas las leyes que se derivan del acuerdo de paz no vayan en contravía del sector empresarial, sino que sean atractivas a la inversión, y no hablo de subsidios ni nada, sino que sean amigables con la inversión.

¿Está conforme con los cambios que introdujo en el sistema tributario la última reforma?

Hay que seguir avanzando, reduciendo la tasa de tributación de las empresas, hay que hacer que más personas y más empresas tributen. Para tener tasas más bajas se requiere ampliar la base y no recargarse solamente en unas compañías que terminan pagando mucho.

¿Eso es lo que sucede hoy?

Sí. Todavía hay muy poca gente y pocas empresas pagando impuestos y el país necesita tener un recaudo de mucho mayor y también se requiere sobre todo de una administración tributaria más fuerte y sólida que tenga gente competente con el apoyo de la tecnología.

¿Cómo ve al país en la próxima década?

Creo que el país tiene muchísimas oportunidades, lo que pasa es que en la medida en que uno va solucionando temas surgen otros. Si uno puede transitar por el país y no tiene que estar pensando en voladuras de oleoductos, pues se puede concentrar en otras cosas y asignar recursos para proyectos que terminen beneficiando a todo el territorio. Todo depende de qué tan capaces seamos de sacar adelante el posconflicto.

¿Es decir, eso es clave para la competitividad del país?
Si uno hace lo que tiene que hacer, sí. Haber firmado la paz no quiere decir nada, hay unas agendas que se derivan de eso y así no hubiera acuerdo, hay tareas que deben hacerse. Hay cinco frentes en los que Colombia tiene que meterse de fondo. Las instituciones, mejorar la calidad y atacar el tema de la corrupción a través de una mayor transparencia.

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