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Las grandes economías se recargan

Los países avanzados seguirán débiles, mientras que los emergentes se fortalecerán.

9 de enero de 2011 Por: Patricia Lee Corresponsal de El País - Argentina

Los países avanzados seguirán débiles, mientras que los emergentes se fortalecerán.

Entramos en el cuarto año de la más grave crisis económica mundial desde la gran depresión de 1929, pero los analistas esperan que en 2011 continúe la recuperación, jalonada por el crecimiento del sudeste asiático y el repunte de Estados Unidos.En Europa, la perspectiva es sombría, pues el crecimiento de Alemania gracias a sus exportaciones al Asia no logra compensar los graves problemas del sur continental, donde primero Grecia, luego Irlanda, Italia, España y Portugal enfrentan enormes deudas y los efectos de la crisis financiera global.América Latina logró resistir con mayor éxito que muchas otras regiones del mundo, y su recuperación también es más rápida. En 2011 se verá favorecida por el veloz desarrollo chino, pero deberá resistir la revaluación de sus monedas, que afectará sus exportaciones y aumentará sus importaciones, al tiempo que algunos países como Venezuela, Bolivia y Argentina enfrentarán dificultades crecientes.LatinoaméricaEn oposición al mundo desarrollado, los países emergentes continúan al frente de la locomotora del crecimiento mundial. En la próxima década, los países en desarrollo serán responsables de más del 50% del crecimiento mundial, agregando 700 millones de personas a la clase media. En noviembre, Ben Bernanke, jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, señaló que en el último trimestre de 2010, la producción de los países emergentes era 41% mayor que la de comienzos de 2005, al tiempo que la de las economías avanzadas solo fue 5% mayor. Este cambio de suertes mundial afectará a América Latina de manera positiva. El gurú Nouriel Roubini pronostica que el subcontinente crecerá 4.7% en 2011. En 2010 el crecimiento fue del 6.1%, lo cual, según el analista, fue “el mejor desempeño de la región en la última década y su crecimiento más rápido desde 1980”. El desempeño de América Latina se ha visto muy favorecido por la demanda china. Brasil, por ejemplo, aumentó sus exportaciones un 30% el año pasado, llegando a 200.000 millones de dólares, pero la exportación de materias primas aumentó un 50.5%. Sin embargo, estas cifras preocupan por el peligro de “primarización” de las economías, en la medida en que se vuelva al esquema de exportar materias primas y recursos naturales. La revaluación de las monedas locales frente al dólar hará más baratas las importaciones, afectando directamente la manufactura. Esto se vería atenuado por el crecimiento de Brasil, particularmente, y por el ingreso de 20 millones de personas a la clase media durante la última década.Para Nouriel Roubini, “los países latinoamericanos tendrán un buen desempeño si Estados Unidos evita una caída, si las distorsiones globales causadas por una potencial crisis de la Unión Europea son manejables. Algunos países (Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) estarán mejor que otros (Argentina y Venezuela)”. Sin embargo, se verán algunas dificultades, como en Venezuela, que acaba de devaluar su moneda, Argentina, con una inflación del 30%, y Bolivia, donde el gobierno echó para atrás con el aumento del precio de la gasolina. Como dice el analista argentino Carlos Pagni, el “modelo bolivariano” está agotado. “La pretensión de subsidiar el consumo de amplias capas de la población por encima de las posibilidades de la propia economía se volvió insostenible y colapsó”. Agréguese a esto el tremendo ajuste que se llevará a cabo en Cuba con el despido de 500.000 trabajadores estatales en abril. Viento de cola para América Latina, pero con los peligros que implican las caídas de las exportaciones hacia Estados Unidos y Europa, los riesgos de la revaluación de las monedas, aumento de las importaciones y “primarización” de las exportaciones, y el colapso de los gastos estatales en los países que apelaron a los subsidios para financiar el consumo.NorteaméricaLa lenta recuperación de la economía continuará este año, a un ritmo de 4 al 4,5% (en 2010 había sido el 2,7%). Hay algunos datos alentadores, como el aumento de la inversión privada (24% en 2010), de la producción industrial (14%) y de la productividad (6%), aunque el consumo creció muy poco (1.5%).Sin embargo, estos datos positivos chocan contra un desempleo del 10%. Según Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, la desocupación real, que incluye a los que tienen empleos de tiempo parcial sin beneficios, está en 17%. Es decir, uno de cada seis norteamericanos que busca un empleo estable no lo encuentra. Los precios de las viviendas caerán otro 5% en 2011, y se perderían 2 millones de hogares más, que se sumarán a los 6.8 millones de los últimos años. Esto afectará a las ciudades y a los Estados, que no podrán cobrar impuestos, aumentando sus déficits y generando ajustes. Como dice otro Nobel de Economía, Paul Krugman, “el empleo es lo que importa a las familias de Estados Unidos. Y cuando se empieza de un desempleo del 10%, la cantidad de crecimiento que se necesita para volver a una cifra tolerable, es aterradora”. Las recientes medidas adoptadas por Barack Obama están orientadas a reducir el desempleo y revitalizar el consumo popular. Pero el recorte impositivo aumentará el déficit federal de US$1 billón, lo cual forzará a realizar recortes en los gastos sociales y eso afectará la recuperación.EuropaLa Unión Europea (UE) es un agujero negro donde no se avizora una salida. Portugal, Irlanda, Grecia y España están sufriendo serias dificultades con sus déficits, al punto que existe el serio temor de que uno de esos países no pueda pagar sus deudas y llegue al default. El agravante es que todos ingresaron a la zona euro y renunciaron a sus propias monedas por lo cual no pueden devaluar ni emitir dinero, para resolver sus problemas. Si bien no aventura fechas, Kenneth Rogoff, ex economista en jefe del FMI, cree que “una reestructuración de la deuda será inevitable en todos los países afectados de la eurozona, que enfrentan la perspectiva de una “década perdida”, como fue la de América Latina en los 80”. Un default (suspensión de pagos) podría contagiarse rápidamente, lo cual afectaría a los bancos franceses y alemanes, cuyos préstamos a los países en crisis representan el 16% y el 15% de las economías de estas dos naciones. Portugal puede ser el próximo en pedir la ayuda de la Unión Europea, como ya sucedió con Irlanda el año pasado. España se encamina a una larga recesión, con más caídas en los precios de las propiedades, y un desempleo que duplica al de toda la UE, casi 20%, al tiempo que entre la juventud llega al 50%. La conclusión, para el analista Wolfgang Münchau, es que “debemos prepararnos para la reacción pública contra los programas de austeridad más severos desde 1930. Si el euro sobrevive este año, seguirá siendo una fuente de inestabilidad económica.

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