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La inflación vuelve a asustar a los colombianos

El reciente paro camionero, el alza del dólar y la desaceleración económica, han elevado los precios de los alimentos y otros bienes básicos de la canasta familiar.

23 de marzo de 2015 Por: Luiyith Melo García | Reportero de El País

El reciente paro camionero, el alza del dólar y la desaceleración económica, han elevado los precios de los alimentos y otros bienes básicos de la canasta familiar.

La inflación es hoy la nueva preocupación del país. Un aumento desmesurado de precios que encarezcan el costo de vida de los colombianos y tiren por la borda buena parte del esfuerzo que se ha hecho en los últimos años para llevar la economía a cifras más justas: ese es el actual temor de los economistas. Lea también: Se dispara el costo de vida en Colombia, inflación en febrero fue de 1,15%.

Nadie quisiera volver a los tiempos en que el país vivía con una inflación de dos dígitos, con menores crecimientos económicos donde la capacidad de compra de la gente era muy inferior y había más colombianos sin empleo. 

Y no es para menos. Ahora las cuentas no cuadran tras la carrera imparable del dólar que llegó a $2600 y arroja una devaluación del 40 %, el encarecimiento de alimentos en un 

30 % o 50 % y hasta más y el paro camionero que generó pérdidas de más de $5000 millones diarios según la Andi, lo cual tiene en jaque el comercio exterior y el abastecimiento de los centros nacionales de consumo. 

La meta de inflación del gobierno para este año está entre 3% y 3,2 %, pero si las cosas siguen como van podríamos llegar al 4 % según algunos analistas. Eso sumado a una eventual caída del crecimiento económico pone al país en situación de alerta.

Sin embargo, el gerente del Banco de la República, Javier Darío Uribe, sostiene que “la inflación que vamos a ver en la primera mitad del año es transitoria, pero no deben afectar las decisiones de precios y salarios”. En su criterio, durante estos primeros seis meses del año, la inflación permanecerá en niveles similares a los observados a finales del año pasado, es decir 3,6 %, pero luego volverá a situarse cerca a un 3 %, que es la meta para esta vigencia.

En otras palabras, para el Banco de la República, el primer semestre se manejará una inflación más alta que en el segundo semestre, pero el resultado al final del año será favorable y estará en el rango previsto por el gobierno de alrededor del 3,2 %.

Lo cierto es que, según estudios económicos, los bienes importados habían subido un 25 % hasta el mes pasado  y de acuerdo con Óliver Medina, director de precios de Cavasa (principal centro de abastecimiento de alimentos del suroccidente colombiano),  las alzas en los alimentos ya superan el 50 %, siendo los productos que vienen del sur del país y del altiplano cundiboyacense los más afectados como la papa, remolacha, zanahoria, cebolla, arveja, fríjol verde, ajo importado y habichuela. En la galería Santa Elena el precio de la papa se había triplicado, el de la cebolla se duplicó y, en general, las alzas se acercaban al 100 %,  según los comerciantes.

Inflación disparada

Y es que, como es obvio, frente a un incremento inusitado de los alimentos para el consumidor, la inflación se podría disparar. 

Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC,  señala que en materia de alimentos, hay varios factores que están afectando el crecimiento de la inflación en el país. El primero, un exagerado anuncio del Fenómeno del Niño el año pasado con una proyección del 80 % de ocurrencia cuando llegó al 50 % y fue débil. Muchos agricultores no sembraron.

El segundo, las fuertes heladas en el altiplano cundiboyacense y Nariño que afectaron la producción de alimentos como la papa. El tercero, la proyección de crecimiento del 2015 del gobierno bajó del 4,8% al 4,2 % y la predicción del Banco de la República está en 3,6 %.

Sin embargo, los agricultores proyectan un crecimiento de entre el 2,5% y el 3%. Esto ocurre, dijo Mejía, porque  “estamos en un país en el que se producen 31,6 millones de toneladas de alimentos al año, de las cuales se están exportando 4,4 millones de toneladas y se están importando 10,3 millones. Es decir, el 27,5 % del consumo aparente es importado y eso va a tener una afectación sobre la inflación de costo de los productores”.

Uno de los mayores impactos se verá en los cereales que, como en el caso del maíz, tres cuartas partes son importadas y una cuarta parte se produce en el país. La harina de trigo con la que se fabrica el pan también es importada y está más cara por el dólar. Por eso el presidente de Fenalco, Juan Guillermo Botero, considera que el pan de $200  está en vía de extinción de las panaderías del país.

La producción de pollo y huevos que manejan insumos importados también está en alerta. Y bienes como alimentos balanceados los cuales, a su vez, van a avicultura, porcicultura y lechería especializada, pueden generar una inflación para productores que terminarían por resentir esas actividades productivas, advierten Fenalce y la SAC.

Eso sin contar otros bienes de consumo importados como vehículos, celulares y electrodomésticos que han subido significativamente, según Fenalco.  

Todo lo anterior combinado con el último paro de camioneros que impidió  llevar por  más de 20 días insumos, concentrados y fertilizantes a las fincas, y que también impidió sacar de ellas los productos a los centros de consumo o de valor agregado, generan un panorama desolador.

La incertidumbre

Julio César Alonso, analista de la Universidad Icesi, señala que el impacto inflacionario dependerá de lo que ocurra en los próximos dos o tres meses. “Uno esperaría -afirma- es que el Banco de la República suba las tasas de intereses y, al hacerlo, lo que podría ocurrir es que el crecimiento de la economía que está relativamente endeble para este año 2015 se resienta más”.

“Claramente hay unos nubarrones y hay que ver cómo se decanta un problema coyuntural como  el paro camionero y otro de largo plazo que es la tendencia de la tasa de cambio, porque sino, claramente va a haber problemas con la meta de inflación”, dice Alonso.

Por su parte, Gonzalo Palau, economista de la Universidad del Rosario, estimó que “tendría que ocurrir algo muy inesperado para que la inflación esté por fuera del rango que tiene establecido el Banco, entre 2,0 % y 4,0%”. 

Sin embargo, para el analista sí hay síntomas de que la inflación va a estar ligeramente alta y aunque “no vamos a generar situación de pánico, sí podrá ubicarse más allá de las mismas expectativas que tiene el Banco”.

Lo que muestra la historia reciente es que cuando tuvimos revaluación del peso, el Banco de la República cumplió con holgura sus metas de inflación. En el 2013 la inflación fue una de las más bajas en mucho tiempo; el año pasado cambió la tendencia y se llegó al final del año a una devaluación del 20 %, lo que impactó la meta de inflación ligeramente”.

Sin embargo, la semana pasada, los técnicos del Banco que se reunieron con dirigentes gremiales y el gobierno dieron un parte de tranquilidad sobre el comportamiento de la inflación, asegurando que en el segundo semestre del año las aguas volverán a su cauce normal y la meta inflacionaria se cumplirá.

Impacto importadorSegún el presidente de Fenalco, Juan Guillermo Botero, el incremento de la inflación  tal como va, podría  generar duras  consecuencias y la devaluación frente al dólar  hará que los productos importados tengan un  encarecimiento del 20 % frente al dólar y del 10 % respecto al euro.Rafael España, analista económico de Fenalco, dijo que el comercio se nutre más de la industria colombiana que tiene un alto componente de elementos importados, por lo cual  la revaluación del dólar también se reflejará en el incremento de precios al consumidor. El sector agropecuario propuso al gobierno ir sustituyendo los 2,4 millones de toneladas de productos importados incentivando la producción nacional.
¿Bajará la inflación a fin de año?Para algunos analistas, la posición del Banco de la República de creer que va a haber una inflación del 3% al 3,2 % en el  2015 todavía es muy compleja y, de acuerdo a las señales de la economía, probablemente va a estar muy cerca del  4 % por el impacto que están teniendo la producción y comercialización de alimentos. Rafael Mejía, presidente de la SAC dice que ve bastante difícil el cumplimiento de la meta inflacionaria del gobierno ya que ello “implicaría reducción de precios o un aumento de la oferta para que se reduzcan los precios que no lo veo factible en este momento,  porque tanto en  las cifras que nos han mostrado como en las encuestas la intención de inversión baja y necesitamos es que se cambie esa tendencia”. El gremio prevé una inflación del  4 %, y aunque ha habido una serie de factores externos como el Fenómeno del Niño, heladas y paro camionero que influyen, Mejía dice que el impacto inflacionario que detectan no es por falta de oferta o exceso de demanda, sino más bien por inflación de costos sobre el componente importado. Sin embargo, para la industria agropecuaria el aumento del dólar y la devaluación en general, les resulta “muy conveniente y deseada”  porque, primero,  los exportadores reciben más pesos por su producto y son más competitivos. En segundo lugar, la formación de precios es mucho más atractiva cuando el dólar está más alto frente al peso y, tercero, el dólar alto frena la importación de alimentos en forma que no sea razonable. Un dólar  a $2700 da una oportunidad de crecimiento, aprovechamiento y competitividad al sector agropecuario, sin embargo, el sector  no lo está aprovechando porque no hay sustituciones de cultivos en forma masiva para bajar importaciones como las de maíz, trigo y otros granos.Para hacerlo, dice Mejía,  el gobierno debería generar un plan similar al Pipe (Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo) en el que se invirtieron $5 billones  en varios sectores de la economía, para  generar empleo y desarrollo

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