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“Erradicamos la roya o se acabará la caficultura”

El café colombiano es el más suave del mundo y tiene una posición privilegiada en el mercado. Sin embargo, esa ventaja se puede desmoronar. Así lo advierte Luis Genaro Muñoz, gerente de Fedecafé.

6 de diciembre de 2010 Por: Alfredo García I Elpais.com.co

El café colombiano es el más suave del mundo y tiene una posición privilegiada en el mercado. Sin embargo, esa ventaja se puede desmoronar. Así lo advierte Luis Genaro Muñoz, gerente de Fedecafé.

El café colombiano es el más suave del mundo, y como tal tiene una posición privilegiada en el mercado de ese tipo de bebidas. Pero esa ventaja podría desmoronarse si la producción no aumenta, y ante todo, si no frena el avance de la roya, una enfermedad que llegó al país hace 27 años y que combatirla ha sido difícil por las prácticas tradicionales de siembra por parte de caficultores que se resisten a cambiar la vieja variedad caturra por otras de mayor fortaleza frente a ese hongo.Esta realidad fue ventilada por el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, quien sostiene que si no se dan esos cambios, Colombia podría poner en riesgo su más importante agroindustria. ¿Cuál es la realidad cafetera para el 2011, ya que todo apunta a que será un año difícil por las secuelas de la ola invernal?El invierno como lo saben todos los colombianos, está muy complicado. Toda la zona rural está afectada, y de ella no se escapan los cafeteros. Por eso la caficultura va a atravesar serias dificultades en el evento de que el invierno siga con intensidad. En materia de producción si no se dan las floraciones, obviamente la producción en Colombia va a disminuir. Todavía no podemos calcular en qué porcentaje o en qué volumen habrá afectación, porque falta esperar los vientos de febrero del 2011, y ojalá haya algo de sol a finales de marzo. Eso determinará muchísimo la producción del segundo semestre que es definitiva.¿De qué tamaño fue el golpe para los cultivadores este año, tras un 2009 que fue el peor de la historia?Con este invierno, que ya lleva cuatro años, pues el fenómeno de la Niña ha sido de largo plazo --aunque ha habido algunas pequeñas épocas donde ha escampado-- los daños han sido enormes. Colombia tiene sembradas 900.000 hectáreas con café, de las cuales 600.000 son cafetales tecnificados jóvenes, más 300.000 hectáreas de cultivos envejecidos, que con este invierno, obviamente quedaron agotados y no hay otra opción diferente a renovarlos prontamente. Fácilmente en el 2010, a Colombia en producción cafetera le costó un millón de sacos la combinación de los efectos del invierno con la proliferación de la roya. Al final quedaremos en unos nueve millones de sacos, cifra que sin embargo, es superior a la del 2009.¿Es factible asumir esta crisis con las mismas zonas cultivadas?En hectáreas sembradas de café Colombia ha crecido. En los últimos diez años ese crecimiento ha sido del 2% y sigue aumentando su parque cafetero. Este año, por ejemplo, hay 6.000 nuevas hectáreas. El problema es la sanidad vegetal, que es donde se produce realmente el daño. Hoy tenemos niveles de infestación por roya similares a los que hubo en épocas complicadas hace una década, o un poco más. Hay regiones afectadas especialmente concentradas, en el centro del país, y en el sur, incluyendo el norte del Valle del Cauca, que tiene afectaciones de roya entre 30% y 40% en promedio. ¿Qué pasará con lo que no se pueda recuperar?Lo que no se pueda recuperar hay que renovarlo de manera inmediata, por eso el llamado a través del Acuerdo por la Prosperidad Cafetera que se firmó con el Gobierno, es que ese problema hay que ponerle recursos monetarios, y los cafeteros solos francamente no somos capaces de salir adelante. Hay que ejecutar planes casi hechos a la medida de cada caficultor. Se debe mirar municipio por municipio, su nivel de infestación y de envejecimiento de los cafetales para poder combatir el avance de la roya. ¿Qué ha fallado en la lucha contra la roya, pues como están las cosas, al parecer aún existe una resistencia cultural entre los cafeteros antiguos, a renovar sus cultivos?Indudablemente. Yo no soy muy amigo de buscar culpables, pero sí de analizar las causas de los problemas y de buscarles soluciones. Colombia por fortuna ha hecho la investigación necesaria para desarrollar nuevas variedades resistentes a la roya. Y sobre todo variedades que conserven la calidad y mejoren los rendimientos en los procesos industriales del café de Colombia. Variedades como la Colombia y Castillo regionales son fruto de estas investigaciones. El país debió acelerar el proceso de renovación de sus cafetales con variedades resistentes. Pero sin duda, hay resistencias culturales y de prácticas de muchos años. Nuestro país lleva más de 100 años trabajando con café. Ha habido barreras, que ya están superadas desde el punto de vista de los mercados y de las economías. Los cultivadores han enfrentado dificultades serias, y eso ha generado barreras hacia una mayor renovación de cultivos. Lo importante es que ahora tenemos como hacerlo, pues contamos con plantaciones resistentes. Por eso, insisto en que hay otra opción que renovar, porque el invierno ha llevado el tema a otra dimensión. O erradicamos definitivamente la roya de Colombia, o la roya acabará la caficultura. ¿Precisamente para evitar que la roya acabe con la caficultura colombiana, cuántas hectáreas se deben renovar de manera urgente?Colombia se ha puesto la meta en cinco años de tener el 95% de la caficultura en variedades resistentes a la roya. Es una meta ambiciosa, que pone el objetivo de renovar al menos 100.000 hectáreas anuales. Eso significa incrementar en un poco más del 30% la renovación que se ha ejecutado en la última década, y que son 70.000 hectáreas en promedio al año. Por fortuna, al cierre del 2010 vamos a superar ese número. Vamos a tener seguramente unas 82.000 hectáreas renovadas. Para el 2011 tenemos que renovar entre 100.000 y 110.000 hectáreas, y así sucesivamente mantener ese ritmo. ¿Qué tanta es la incidencia de broca en la actualidad?Por fortuna la broca viene en tiempos secos por una parte. Y segundo no es una enfermedad, sino una plaga. Las buenas prácticas de cultivo como el famoso re-re, es decir, recoger a tiempo los frutos y barrer a diario los cafetales, evita su avance. Eso ya está inventado, con buenos resultados en otros países productores del grano. Es más fácil su control que la roya. ¿Si en el 2011 habrá menos café, cómo podrá Colombia cumplir sus compromisos de exportación, aún con buenos precios como los de hoy?Por fortuna los precios internacionales están buenos precisamente porque hay una buena demanda y una baja producción, no sólo en Colombia sino en mundo de los cafés suaves, además de que no hay inventarios. Eso hace que los precios se hayan mantenido en niveles mejores que en años anteriores. Lo que hay que hacer con el mercado en el 2011 es ponerle la cara y contar la verdad. Colombia es hoy un país más analizado que nunca por un mercado que es inteligente y se mueve rápido, y que además tiene grandes apuestas e inversiones en este ramo. Pero, insisto, en que hay ponerle la cara a los problemas y contarle a los clientes lo que está pasando por causa del clima y con las variedades afectadas por roya. Me parece que esa coyuntura la están entendiendo. ¿Con base en lo que está pasando en Colombia, cuál es el riesgo de que otros países cafeteros como Vietnam o los centroamericanos sigan ganando terreno frente a nosotros?Colombia por fortuna tomó una decisión muy inteligente hace 50 años, y fue la de diferenciar su café y posicionarlo como el mejor del mundo. Por eso recibimos una prima de calidad que el mercado la respeta, y que el consumidor final lo exige. Allí es donde tenemos una gran fortaleza, pero hay que reforzarla. Se debe hacer presencia de marca y llevar a Juan Valdez a que recorra el mundo, por que el mercado apetece nuestro café. Sin duda alguna, en las épocas de escasez de generan nuevas oportunidades, pues es un mercado más de vendedores que de compradores. Me parece que esa oportunidad la está tomando Colombia por la vía de los cafés especiales, al ver una manera diferente de explotar el mercado. Además, nuestra intención de recuperarnos es valorada y respetada. Pero sin duda el enunciado es una cosa y la realidad otra. Si no recuperamos la producción, sino pensamos en grande, seremos sustituidos y perderemos las oportunidades.

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