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El drama de ser un pequeño productor de leche

Esta actividad, según los lecheros del Valle, apenas da para vivir. Historia de un pequeño ganadero.

28 de junio de 2010 Por: Zulma Cuervo | Redacción de El País

Esta actividad, según los lecheros del Valle, apenas da para vivir. Historia de un pequeño ganadero.

Don Hernando Velandia es uno de los 8.000 pequeños ganaderos del Valle del Cauca que vive de la producción de leche de sus 18 vacas.Diariamente, de su finca Las Marías (que tiene 50 hectáreas), ubicada en el corregimiento de Santa Lucía, zona alta del municipio de Tuluá, salen dos tinas y media de leche (equivalentes a 100 litros), que son vendidos a Lácteos Santa Lucía, una asociación de 20 pequeños productores de la zona que tuvieron que invertir en tanques fríos para poder vender su leche.Luego, en la cadena de comercialización, los 100 litros de la finca Las Marías se venden junto con otros 4.900 litros de otras pequeñas fincas de Santa Lucía a la pasteurizadora Alquería.Cada litro de leche la liquidan a $690, pero descontando los impuestos (retención en la fuente y la cuota de Fedegán), finalmente don Hernando recibe $674. Es decir, que por un día de ordeño gana $67.400, lo que representa al mes $2.022.000. El pago no lo recibe diario, como se creería en una actividad netamente campesina, sino que obtiene el ingreso quincenal. De ese ingreso, don Hernando, de 70 años de edad, debe mantener su hogar conformado por su esposa Mireya López, y sus tres hijas Angélica, Mónica y Sandra. También debe pagarle el salario mínimo y prestaciones sociales a un mayordomo (que es el que ordeña las vacas), la comida y vacunas de los 50 animales que tiene en la finca (de los cuales sólo ordeña 18), el mantenimiento y los impuestos de la propiedad, y cuando los animales se enferman debe costear el veterinario y el pago de la medicina.Mal contados, dice don Hernando, debe destinar al mes unos costos que suman $1.800.000, compuestos por el pago del salario y las prestaciones sociales del mayordomo, los suplementos alimenticios para los animales, el transporte, vacunas, vitaminas y desparasitantes, el pago del veterinario y los medicamentos, el impuesto predial y los servicios públicos de la propiedad. “Es decir que sólo queda una utilidad de la producción de la leche de $222.000. Si no fuera por la venta de los terneros que tienen las vacas, la situación sería insostenible para quienes vivimos de esta actividad”, dice este productor de leche.Por los terneros recibe al año $5 millones que, divididos en doce meses, le representa un ingreso mensual de $416.000. Don Hernando no contempla, a su edad, cambiar de oficio. “Es a lo que me he dedicado toda mi vida. Es lo único que sé hacer y con lo que logre darle estudio a mis hijas y llevar la comida de la casa. La ganadería, más que un negocio, es una pasión”, asevera.El TLC con la Unión EuropeaEs por eso que don Hernando Velandia se niega a que la leche de los europeos llegue al país, como los demás ganaderos. “Estamos en total desventaja. Mientras los lecheros de Europa reciben subsidios para producir leche, nosotros, a través de Lácteos Santa Lucía, tuvimos que pagar la inversión de los tanques fríos donde se mantiene la leche mientras llega Alquería y de las camionetas que recogen el producto en las fincas. El apoyo estatal no existe en este país”, asegura don Hernando.Incluso, dice, el abandono del Gobierno llega hasta al mal estado de la vía que comunica al corregimiento de Santa Lucía con Tuluá. “En 76 kilómetros que hay entre el casco urbano y la finca me demoro cuatro horas porque la carretera está destapada”, señala.Así que, aunque el Gobierno Nacional habla de apoyo en recursos procedentes de un Conpes lechero y de cooperación internacional, duda que la ayuda llegue a beneficiarlo algún día.

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