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¿De dónde vienen los dólares?

El precio del dólar, como el de cualquier mercancía en el mercado, sigue una ley económica muy simple pero difícil de derogar.

3 de septiembre de 2010 Por: Mauricio Cabrera Galvis

El precio del dólar, como el de cualquier mercancía en el mercado, sigue una ley económica muy simple pero difícil de derogar.

El precio del dólar, como el de cualquier mercancía en el mercado, sigue una ley económica muy simple pero difícil de derogar: si hay más oferta que demanda el precio, es decir la tasa de cambio, va a bajar, y en caso contrario subirá. En el mercado cambiario -que es más complejo y sofisticado- la determinación del precio no depende sólo de la oferta y demanda actual sino también de la futura, es decir de las expectativas sobre los ingresos y egresos de divisas en el futuro.Además las dos causas se retroalimentan porque si se espera una gran abundancia de dólares en el futuro y, por lo tanto, que su precio bajará aún más, entonces resulta buen negocio endeudarse afuera, traer los dólares y venderlos ahora para recomprarlos más baratos dentro de un tiempo. Así las expectativas sobre la oferta futura de dólares hacen que aumente la oferta actual, generando lo que se denomina una “profecía que se autorealiza”.En consecuencia, si el peso colombiano es la moneda más revaluada del mundo y la tasa de cambio ha caído a casi $1.800 por dólar, que es el mismo precio que tenía en junio de 1999, es porque ya hay un exceso de oferta de dólares y/o porque los agentes del mercado esperan que en el futuro la va a haber. La ley de la oferta y la demanda no se puede derogar por decreto, pero las autoridades sí pueden intervenir en el mercado y evitar la funesta revaluación que está quebrando a los productores nacionales. Primero porque tienen instrumentos efectivos para disminuir la oferta y aumentar la demanda, y segundo porque al mostrar su decisión política de hacerlo modifican las expectativas de los especuladores.La efectividad de la intervención oficial depende de la claridad que se tenga en el diagnóstico del exceso de oferta, es decir en entender de dónde vienen los dólares que hoy inundan el mercado. Para ello son útiles las cifras de la balanza cambiaria que publica el Banco de la República y que registra los ingresos y egresos efectivos de dólares a Colombia.Lo primero que se observa es que el exceso del dólares no viene del comercio exterior; más aún, a pesar de la supuesta bonanza petrolera y minera el saldo de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios es cada vez más negativo pues en siete meses del año pasado teníamos un déficit de US$3.200 millones y este año el déficit ha aumentado hasta US$5.900 millones. La razón es que los ingresos de exportaciones sólo crecen 1,8% mientras que las importaciones crecen 16%. Por eso es absurda la propuesta de aumentar la demanda de dólares reduciendo aranceles para que crezcan más las importaciones.La abundancia de dólares se explica por los ingresos de capital que han aumentado US$3.900 millones con respecto al año pasado. El Gobierno sigue trayendo muchos dólares, casi US$4.000 millones, pero hay que reconocer que son US$200 millones menos que el año pasado. Son los agentes privados los responsables de la mayor oferta.La inversión extranjera de largo plazo sólo representa menos del 20% del incremento de ingresos, mientras que los ingresos de capitales de corto plazo y por créditos son la causa principal. En efecto, la inversión de portafolio aumentó 700 millones y los créditos en moneda extranjera de los bancos muestran un incremento neto de 2.400 millones con respecto al año pasado; ambos comportamientos son lógicos pues las tasas de interés domésticas son más altas que las internacionales.Si es tan fácil identificar de dónde vienen los dólares, es difícil entender por qué el Gobierno y el Banco de la República no toman pronto las medidas que desestimulen los flujos de capitales de corto plazo.

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