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“Confío en el equipo negociador de La Habana”: Fundador del Grupo Bolívar

José Alejandro Cortés, fundador del Grupo Bolívar, dice que, “por fortuna”, en Colombia la economía no se ha dejado orientar por la política y que el país ofrece muy buenas garantías para la inversión.

22 de junio de 2014 Por: Margarita Vidal Garcés | El País

José Alejandro Cortés, fundador del Grupo Bolívar, dice que, “por fortuna”, en Colombia la economía no se ha dejado orientar por la política y que el país ofrece muy buenas garantías para la inversión.

Después de 56 años vinculado al Grupo Bolívar y de 41 como presidente de Seguros Bolívar, José Alejandro Cortés Osorio se había preparado para su retiro. Estaba en plena posesión de sus facultades, pero su decisión obedecía a su profunda convicción de que después de cierta edad, hay que cederles el paso a las nuevas generaciones. Confiesa que se hubiera retirado antes si no hubiera sido porque el país afrontaba una situación complicada: el final del siglo pasado y el comienzo de este fueron difíciles para el sector financiero, y a un proceso de recesión se añadió la crisis del UPAC, la desaparición de bancos grandes y medianos, de compañías de seguros y de entidades de financiamiento comercial, que Cortés calcula entre 150 y 200 empresas del sector. En ese mundo traumático, José Alejo, como lo conocen sus allegados, sintió la necesidad de frentear la situación y de permanecer ojo avizor sobre lo que pudiera ocurrir. Las cosas mejoraron y él decidió retirarse cuando las empresas volvieron a funcionar como Dios y los cánones mandan. Acababa de cumplir 80 años. Pero lo del “retiro” es un decir, porque José Alejo sigue siendo un trabajador incansable, que asiste a numerosas juntas directivas y continúa muy activo. Se ríe cuando le pregunto si esa es la manera de evitar la “viudez del poder” que afecta a tantos y tan conspicuos personajes del país. Desde luego que no, porque ya desde otros niveles sigue dando ejemplo de disciplina, dedicación y esfuerzo, claves del éxito que todos le reconocen. Audaz como el campeón de tenis que fue, ha sido también un gran estratega que ha sabido consolidar uno de los conglomerados empresariales más importantes del país. Hombre sencillo, le gusta mantener un bajo perfil y estar siempre en disposición de escuchar. Y, algo para destacar, es que a pesar de su trato cordial, no exento de timidez, José Alejandro Cortés tiene un carácter de pedernal y no le tiembla la voz en la defensa de sus convicciones. Aquí habla de temas diversos y de la iniciativa que tuvieron grandes actores del sector privado capitalino -34 en total- para crear ProBogotá, una organización que acaba de nacer y cuya finalidad es impulsar estrategias para el desarrollo sostenible de la gran urbe y de las vastas regiones que la circundan. Cortés es el presidente del Consejo Directivo. Los centros comerciales brotan como hongos, ¿son muy rentables?En las principales ciudades del país los centros comerciales se han convertido cada vez más en una necesidad para la gente, que acude a ellos porque encuentran una gran variedad de servicios en el mismo sitio, seguridad y parqueo.Van muchos, ¿hay espacio para más?Lo hay, y si se construyen en el sitio apropiado el éxito es garantizado. Otro factor importante es que no sea muy pequeño y es obvio que en algunos sitios hay que tener en cuenta ciertas especificaciones. Nosotros no estamos directamente vinculados en Cali a laconstrucción de centros comerciales, pero en el área de oficinas hay bastante demanda. Ya desde el punto de vista capitalino hay mucha empresa que requiere, fácilmente, espacios de 400 y más metros cuadrados. Sigue adelante también la construcción de casas y de apartamentos de alto estrato que han elevado los precios, o sea que ahí sí hay burbuja.Hay sitios de estrato 12 que cuestan 16 millones de pesos M2, lo cual querría decir que un apartamentico de 100 M2, costaría el escándalo de $1600 millones?Lo que dice es exacto, pero sucede que apartamentos de cien metros para ese estrato no se construyen. Allí las viviendas que requieren pasan de cinco mil o seis mil millones de pesos. ¿Mucha gente se enriqueció, o hay dinero del narcotráfico?Yo diría que hay mucha más gente con poder adquisitivo para esos precios. Tenemos una firma que se encarga de analizar el comportamiento en los diferentes estratos, que ha determinado que en los altos la demanda por esos precios exorbitantes no es tan alta y, además, que ese tipo de vivienda a veces se demora ocho, diez o más meses para venderse. En cambio los de estratos 2, 3 y 4 tienen una alta demanda y yo diría que hasta el estrato 5 también. En esos no hay burbuja porque ya los precios están relativamente bajos. ¿Es cierto que el crecimiento de la clase media en Colombia -hay más empleo formal- le permite a la gente acceder hoy a créditos de diversa índole con más facilidad?Así es, la demanda de vivienda es alta especialmente en Bogotá y en Cali donde hay una excelente salida para esos niveles. En Cali los precios son más bajos y se ha reactivado la construcción para estratos 3, 4 y 5, e inclusive para el 6. Sin embargo, yo diría que el costo allí está por debajo de la mitad del costo en Bogotá, donde hay edificios que ya no son estrato 6 sino estrato 8.Y hasta 10. ¿Cómo está el tema de la construcción en el país?Está bien, en general, con algunas limitaciones por el POT y las normas que se establecieron en Bogotá y que disminuyen la oferta. Al tener que construir un edificio y definir un porcentaje que se va para Vivienda de Interés Social hay una limitación para el constructor y un aumento del costo de la vivienda.¿Por las políticas petristas?Sí. Por eso muchos constructores empezaron a irse a otras ciudades como Cali, Medellín, Barranquilla, y otras con condiciones más amigables. La construcción hoy tiene una demanda que yo calificaría como sana, desde el punto de vista de que quienes están adquiriendo vivienda tienen los recursos e ingresos para poderla pagar.¿Cómo detecta eso?Por las carteras vencidas de los bancos, que son muy bajitas. Hoy estamos en el nivel de cartera vencida más bajo de los últimos años y eso es buenísimo. Según sorpresivos datos del Dane, de esta semana, en el primer trimestre la economía creció 6.4%. ¿Cómo calificaría usted el manejo económico del país? En general calificaría ese manejo como muy bueno en todos estos años, inclusive en los de recesión, y diría que somos un ejemplo frente al resto de países latinoamericanos, en ese sentido. Tenemos muy buenos economistas y el manejo del Banco de la República ha sido excepcional. Por fortuna aquí la economía no se ha dejado orientar por la política.¿Con qué resultado?Básicamente, con una inflación baja, que es uno de los elementos importantes para la generación de clase media, que mencioné antes, porque la inflación alta representa en cierto sentido un impuesto a los pobres. ¿Es tan atractiva Colombia para la inversión extranjera, como se dice en medios oficiales?Sí. Estuve en una conferencia de expertos en Latinoamérica, desde México hasta la Patagonia, en donde se hacía la consideración de que, si bien, toda América Latina está yéndose un poco hacia la izquierda y Colombia no es la excepción, si uno compara la situación nuestra con el resto, ve que la colombiana ofrece varias garantías muy buenas desde el punto de vista de la seguridad económica para la inversión, y también desde el punto de vista jurídico. Quien invierte aquí lo hace con reglas de juego -que todavía se pueden mejorar- y para las entidades que miran la competitividad del país, la justicia ha funcionado relativamente bien para defender los derechos del inversionista. Sin embargo, el manejo jurídico de la constitución de empresas y demás aún no es óptimo porque subsisten algunas dificultades, pero yo sí creo que allí hay un factor importante para crear confianza.¿Por qué hay tantas empresas grandes del país que también invierten fuera de Colombia?En general, porque los capitales que se han generado en las empresas más grandes de Colombia son lo suficientemente importantes para invertir fuera del país y no necesariamente adentro porque ya está copada la capacidad, pero la base fundamental sigue siendo colombiana. Es el caso de la Compañía Nacional de Chocolates, o Sura o Cementos Argos, para poner solo unos ejemplos, que invierten por fuera. Nosotros también lo estamos haciendo porque vemos oportunidades y porque ya el país está copado en muchos aspectos. Naturalmente, hay ciertas áreas de la industria donde se podría invertir más, con la seguridad de que el país defiende todos los derechos del inversionista. Por ejemplo en el sector energético, que sigue siendo muy atractivo y atrae mucho interés hacia Colombia. Es indudable el interés de invertir en ciertas áreas del país, todos los días están entrando nuevas empresas: compañías de seguros hay ya varias, han entrado bancos y hay otros pidiendo pista y con el proyecto de las autopistas G4 está viniendo mucha gente interesada y con músculo financiero.¿Por qué no van a otras partes?Porque afuera hay la percepción de que Colombia está muy bien. Y, uno se preguntaría, como usted, si en general en América Latina y en otros países hay un buen comportamiento, ¿por qué no se van a otra parte? Habría que contestar que es básicamente porque los espacios de competencia para nuevas empresas ya están muy reducidos en otros países. O, porque si se tienen que ir a China o a India, por ejemplo, el ingreso es mucho más complicado.¿Cómo juega el tema de la seguridad?Con todos los defectos que pueda tener, ya en el país se respira una cierta sensación de seguridad en ciudades como Bogotá, Cali o Medellín. Obviamente, no en la periferia, porque en las regiones se siguen volando oleoductos y los pueblos siguen expuestos, pero en las ciudades hay una mejoría.Usted y un grupo grande de empresarios del país le dieron apoyo al presidente Santos en el tema de la paz. ¿Qué percepción hay al interior de ese gremio sobre el proceso?Yo le doy mi percepción y es la de que el proceso tiene buena cara, aun cuando no tengo una gran información sobre los puntos convenidos. Pero sí le puedo decir que tengo mucha confianza en el equipo negociador, integrado por personas del más alto nivel y criterio, a quienes les tengo un profundo respeto. No quita que de pronto tengamos que tragarnos uno que otro sapo, como el que significaría un cierto grado de impunidad (como ha sucedido en todas las negociaciones similares en el mundo entero), pero mi opinión es que nuestros negociadores son muy hábiles y capaces. Yo rechazo todos los rumores sobre unos supuestos beneficios que se estarían dando a la guerrilla en la mesa de La Habana, sin pruebas de ninguna naturaleza. Reconozco que estos rumores pueden crear inquietudes, pero para mí son muy importantes las seguridades dadas por el presidente Santos en el sentido de que todo lo acordado podrá ser sujeto de análisis por parte de los colombianos, que votaremos la aprobación, o no, de los acuerdos.ProBogotá¿Cómo surgió ProBogotá? Por el convencimiento de varios empresarios de la necesidad de hacer algo por Bogotá. Nuestro espejo es ProAntioquia. En situaciones de mucha dificultad a veces se desarrollan ciertas regiones en una forma excepcional. Un concepto que ha fructificado en Barcelona, Nueva York o Chicago es el de la necesidad de que los esfuerzos del sector privado y del sector público sean dialogantes y que haya una voluntad de hacer de las regiones centros que atraigan capital y puedan generar empleo. ¿Se trata de la ciudad-región? Claro, aquí no se piensa en el núcleo de la ciudad y los municipios aledaños, sino también en toda la región, para lograr un desarrollo económico unificado. Es importante el diálogo para evitar que los municipios se quiten unos a otros posibles rubros de inversión. El punto que me parece más interesante es que todos están basando su desarrollo en un concepto de innovación para hacer más atractiva la inversión. ¿Qué tipos de empresas se desarrollarían?Es interesante el de ‘clusters’: conjuntos de empresas relacionadas que desarrollan productos complementarios. Si están bien definidos proporcionarán una fuerza mucho mayor en el desarrollo de la ciudad, porque comparten información, esfuerzos y crean sinergias.

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