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Cómo afrontan los griegos la crisis de su país

Pilar Mozota, estudiante de historia del arte, dice que un arriendo de una pequeña casa vale más que el salario mínimo en ese país.

12 de julio de 2015 Por: Beatriz Lenis Villegas / Especial para El País

Pilar Mozota, estudiante de historia del arte, dice que un arriendo de una pequeña casa vale más que el salario mínimo en ese país.

Lo que hoy está viviendo la mayoría de las familias  griegas es angustiante. El ritmo de vida les cambió de manera drástica.  Todo se  ha vuelto impagable por los elevados precios de los bienes y los servicios.

El alquiler de una pequeña vivienda de tres alcobas en un barrio de clase media vale más que el monto del salario mínimo legal. “Los dueños de los inmuebles piden hasta 700 euros (un poco más de dos millones de pesos colombianos), cuando el ingreso mínimo es de 684 euros”, cuenta Pilar Mozota, una española que se fue a estudiar historia del arte a Atenas.

El griego del común tiene idea de que la situación económica del país está delicada, pero lo que pocos saben es que la salud financiera está en cuidados intensivos y con pronóstico reservado.

Aún así  lo que más les preocupa es que el dinero ya no alcanza para pagar los gastos  básicos, las oportunidades laborales se han reducido y la gente se siente ahogada en  sus casas.

Los griegos han sufrido una disminución de sus ingresos en los últimos tres años del orden del  22 %.

Mientras que en el 2012 el salario mínimo era de 877 euros, hoy se sitúa en  684 euros. Y lo más complejo es que los impuestos han subido en la misma proporción que ha bajado el salario.

Si lo comparamos con el ingreso mínimo de España, se puede decir que es un 12 % inferior, pese a que la economía familiar y cotidiana afronta precios  similares.

Antes de que se desatara la crisis económica y el Gobierno se viera obligado a pedir ayuda a los fondos multilaterales a cambio de un duro apretón fiscal, el cánon de arrendamiento estaba por debajo del salario mínimo.

Pero hay otras cifras que muestran las dificultades por las que atraviesan las familias de Atenas y en general de todo el país.  

“Un trayecto en metro cuesta 1,40 € euros (algo así como $4100 colombianos). Para nosotros los estudiantes, vale o,70 euros. Una entrada a cine en silla general está en 7,50 euros (unos $22.100 colombianos). Pero si una persona desea ir a un restaurante popular  tiene que disponer de unos 30 euros”, comenta Pilar.

Pero aún hay más, la gasolina es sensiblemente más cara que en el resto de países de la zona euro; mientras en  Alemania, Francia y España el litro no supera los 1,50 euros, en el país heleno se paga a 1,70 euros (alrededor de $5000).

Leer el periódico en Grecia cuesta el doble que hacerlo en España donde lo venden a 1,20   euros (unos $3530 colombianos). El  litro de leche vale  lo mismo  (1,20 euros). El precio de este producto básico  ha subido cerca del 34 % en los últimos tres años. Los huevos y el pan, otros  alimentos clave, se treparon más de 40 % en ese lapso.

“Los estudiantes vivimos con 500 euros al mes, pero compartiendo la casa y ahorrando lo que más se pueda. La decadencia del país también se  nota en el mantenimiento de las vías públicas, pues a muchas les falta pavimento. En los barrios menos turísticos las luces no funcionan. Con los horarios de los metros mejor no contar, pues las huelgas son constantes”, añade Pilar.

Lea también: FMI,economía mundial crecerá menos por la crisis griega

Vale la pena señalar que los préstamos que otorga el Eurogrupo a Grecia obligan a una serie de drásticos ajustes  para asegurar su viabilidad  y su permanencia en la Unión Europea. Son sacrificios que tendrán que afrontar los ciudadanos por la vía de más impuestos y recortes de los servicios públicos.

La intención que se palpa en la mayoría de los ciudadanos es   permanecer en la zona euro, pero se quejan de las duras medidas que ello conlleva.

Los empresarios también se quejan. Gina Vamvaka, quien se dedica al transporte terrestre de mercancías, opina que “toda Europa debería hacer una quita de la deuda (reducir el monto de las obligaciones) y otorgar un periodo de gracia para el desembolso del primer pago. De igual manera, que no nos presionen con el incremento del IVA al turismo, nuestra gran industria”.

Sostiene que si se sube el IVA  hotelero al 23 %, “automáticamente nuestros turistas se van a ir a Turquía, donde por cierto, los beneficios no irán a los bolsillos de los turcos sino de los hoteleros alemanes que han invadido la costa este turca con sus macro hoteles” asegura Gina.

*Beatriz Lenis Villegas, periodista que vive en Europa.

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