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Atpdea: beneficios que se otorgan a cuenta gotas

Hoy, el país vive una enorme incertidumbre. No le han aprobado el Atpdea y el TLC es incierto. Se estima que las exportaciones que aprovechan las preferencias suman US$5.000 millones al año.

27 de febrero de 2011 Por: Francy Elena Chagüendo, reportera de El País.

Hoy, el país vive una enorme incertidumbre. No le han aprobado el Atpdea y el TLC es incierto. Se estima que las exportaciones que aprovechan las preferencias suman US$5.000 millones al año.

Cuando los empresarios del sector de confecciones en el país esperaban vivir su mejor año comercial con Estados Unidos (por cuenta de los problemas que tienen los chinos para atender los actuales pedidos en ese mercado), surgió una talanquera que hoy tiene parada la producción de las plantas en el Valle y en otros departamentos de Colombia.El Congreso de Estados Unidos no aprobó el pasado 15 de febrero, como se esperaba, la extensión de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, Atpdea, acuerdo que cobija a 6.300 productos nacionales que hasta ese día no pagaban aranceles al ingresar a E.U.“El problema es muy grave cuándo las empresas cotizamos a los clientes americanos, lo hicimos sin tener en cuenta aranceles y ahora tenemos los embarques detenidos, no se pueden enviar porque se deben cancelar impuestos entre 17% y 34,6%, según el tipo de prenda y ese costo no lo asumirá el cliente”, dijo Mery Betancourt, presidenta del Consejo de Administración de Confevalle, entidad que genera 1.500 empleos y vende toda su producción en Estados Unidos.Edwin Salazar, director de la Cámara Colombiana de la Confección, afirmó que se requiere de soluciones inmediatas para evitar que se afecten unos 40.000 empleos. “La rentabilidad de las empresas del sector es menor al 5%, han tenido que asumir una fuerte revaluación y ahora tienen los embarques parados porque no hay preferencias, y sino facturan no cobran”, dijo.Así nacióLa Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, Atpa (por su sigla en inglés), surgió en 1991, cuando EE.UU., dentro del programa de la guerra contra las drogas, otorgó a Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú, de manera unilateral, el beneficio de exportar algunos productos sin pagar impuestos, para impulsar la creación de empresas en esos territorios.En el año 2001, cuando se vencieron los términos de esa Ley, EE.UU. amplió el programa con nuevos productos que entrarían a su mercado sin pagar arancel y surgió el Aptdea, (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y de Erradicación de Drogas) que prorrogó y amplió el Atpa. Se incluyeron sectores de confección, calzado y cuero, la agroindustria y la floricultura. Durante los últimos diez años, el Congreso de Estados Unidos hizo varias prórrogas de esas preferencias, a la espera de que Colombia pudiera concretar el TLC, que elimina definitivamente los aranceles.Sin embargo, eso no se ha logrado y desde el pasado 12 de febrero, tampoco hay Atpdea. Ahora las condiciones parecen más críticas, pues los problemas políticos al interior del Congreso americano demoran la nueva prórroga, lo que pone en aprietos a los exportadores colombianos, pues más de la mitad de las ventas no tradicionales a ese mercado se benefician del no pago de impuestos. Las consecuencias son inmediatas y desde hace dos semanas, cuando se acabaron las preferencias, los negocios están parados. Mauricio Reina, investigador asociado de Fedesarrollo, considera que lo que ha pasado este año con el Congreso americano demuestra que no es seguro depender de un esquema de preferencias unilaterales concedido discrecionalmente por un gobierno. “Lo deseable es tener beneficios estables, garantizados por un acuerdo, como las que habría con el TLC”.Se estima que las exportaciones que aprovechan las preferencias suman US$5.000 millones al año. El sector floricultor es otro de los afectados por la falta de Atpdea, según cifras de Asocolfores, 7 de cada 10 flores que compra EE.UU. son de Colombia y el 60% de las ventas nacionales se logran en el primer semestre del año.El Valle atiende ese mercado con las flores tropicales y aunque las ventas no son tan representativas, también se impactan, porque significa pagar aranceles entre 6% y 8%.Por eso, para Augusto Solano, presidente de Asocolflores, es imperarativo que se prorrogue el Atpdea y no hasta julio, como se ha propuesto en el Congreso americano, sino por un periodo significativo, pues cada prórroga se convierte en un vía crucis para los exportadores. “Esta misma situación se vivió en el 2002 y fue muy traumático debido a que, en muchos casos, los aranceles no fueron devueltos a los productores con retroactividad”, dijo. José Roberto Concha, director del Consultorio de Comercio Exterior del Icesi, considera que el Atpdea no sirve para atraer inversión, ante la incertidumbre que se presenta cada año, pero sí es clave para sustentar los negocios actuales y el empleo que en el caso de la floricultura cobija a 180.000 personas. “La competencia de Colombia es Centroamérica, región que no tiene aranceles en EE.UU., lo que pone en desventaja al país. Si no hay prórroga de las preferencias, muchas empresas se perderán”, dijo.La mala hora de los exportadores se mantendrá hasta mediados o finales de marzo, cuando el Congreso de EE.UU. vuelva a reunirse. Muchos negocios vigentes dependen de esa decisión.

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