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Un soldado tirador profesional, símbolo del despertar birmano en Juegos Olímpicos

Ye Tun Naung se unió a la marina para escapar de la miseria y del paro, pero descubrió allí su gran pasión: el tiro.

4 de agosto de 2016 Por: AFP - El País

Ye Tun Naung se unió a la marina para escapar de la miseria y del paro, pero descubrió allí su gran pasión: el tiro.

Ye Tun Naung se unió a la marina para escapar de la miseria y del paro, pero descubrió allí su gran pasión: el tiro. Y también un talento enorme, hasta el punto de que se presenta en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 (5-21 agosto) como la gran esperanza de Birmania.

Este deportista de 33 años participará en dos pruebas de tiro con pistola (10 y 50 metros). Y si gana una medalla se tratará de la primera de la historia de ese país del Sudeste asiático, casi fuera del mapa deportivo en el último medio siglo.

Los cincuenta años de dictadura militar arruinaron al país y el deporte no escapó a las penurias: sin medios económicos, sin una política nacional al respecto y competiciones casi inexistentes.

A Ye Tun Naung sólo le quedaba por lo tanto el Ejército para descubrir su talento como tirador. Originario del centro del país, se unió al cuerpo militar en 2001 y descubrió el tiro con pistola cuatro años más tarde. Fue toda una revelación para él y muy pronto empezó a encadenar éxitos en competiciones para soldados.

Lo que le espera en Rio es un reto de dimensiones mucho mayores. "Tener la oportunidad de participar en los Juegos Olímpicos no es fácil y ganar allí una medalla es muy difícil", reconoce mientras guarda con mucho cuidado su pistola de fabricación suiza después de una sesión de entrenamiento en Rangún, la ciudad más grande de su país.

Tiene opciones, aunque no son muy elevadas, pero no renuncia a dar la sorpresa. "Lo mental es esencial para triunfar en este deporte e incluso los mejores no pueden estar seguros de su actuación en el día D", afirmó.

Lectura para concentrarse

La disciplina, presente en los Juegos desde el inicio de la era moderna, necesita un control perfecto del cuerpo y de la mentalidad, explica Ye Tun Nuang.

El control de la respiración lenta es crucial. "Algunos meditan, otros hacen yoga, pero yo la mayor parte del tiempo lo paso leyendo", cuenta este hombre calmado, al que le gustan las novelas de aventura.

"Sin concentración no puedes comprender el sentido de un libro. Leo para entrenarme en la concentración para los momentos en los que tengo que tirar", afirma.

Necesita calma y concentración para soportar la presión, ya que siete deportistas birmanos estarán en Río y seis de ellos han sido invitados por criterios de universalidad y se conformarán con vivir la experiencia sin aspiraciones realmente competitivas.

Él será el único clasificado por criterios puramente deportivos, gracias a haber sido finalista en una prueba de la Copa del Mundo en Corea del Sur el año pasado. La medalla, a pesar de todo, parece un objetivo difícilmente alcanzable, pero su presencia en Río ilusiona a todo su país, que sueña con volver a brillar en la escena internacional, después de sus cinco décadas de aislamiento.

Freno al talento

El deporte, como la cultura, se redujeron casi a nada en los años de gobierno de la Junta, dejando a los viejos nostálgicos repasando las viejas noticias de los años de gloria, en la década de 1960, cuando la selección nacional de fútbol hacía sentirles orgullosos, llegando a triunfar en los Juegos Asiáticos en 1966 y 1970.

Pero en unos años, todo el dinero desapareció, minando la preparación de los atletas y dejando abandonadas las instalaciones deportivas. "Durante muchos años, Birmania ha tenido que enfrentarse a muchas dificultades Y el sector deportivo estaba muy poco desarrollado. Los alumnos no podían, por ejemplo, practicar un deporte a un nivel decente en la escuela", explica Myo Myint Sein, exvoleibolista reconvertido a periodista deportivo.

"Los nuevos talentos no podían eclosionar", lamenta. Desde abril, el primer gobierno civil desde hace décadas está en el poder, liderado por la exdisidente Aung San Suu Kyi. Y el país puede pensar ahora en un futuro más esperanzador también en el plano deportivo, pero hará falta tiempo. Ye Tun Naung puede empezar a marcar el camino, intentando que pronto otros le sigan en el despertar olímpico birmano. 

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