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Roberto Cabañas, el futbolista que nos divertía

El paraguayo tenía ese don especial de meterse en lo más hondo del corazón de los hinchas. Y que lo digan los americanos.

9 de enero de 2017 Por: César Polanía - Editor de Afición

El paraguayo tenía ese don especial de meterse en lo más hondo del corazón de los hinchas. Y que lo digan los americanos.

Ídolo. Una palabra que, en el fútbol, encuentra su significado a cabalidad en jugadores como Roberto Cabañas. Porque el paraguayo tenía ese don especial de meterse en lo más hondo del corazón de los hinchas. Y que lo digan los americanos.

El ‘Mago del Pilar’ se vistió de ‘diablo’ por primera vez en 1985, en un partido por Copa Libertadores contra Millonarios, en el Pascual Guerrero. Era un miércoles. 6 de marzo. Cabañas saltó a la cancha con la camiseta número 10 y una muñequera blanca en el brazo izquierdo. Antes de comenzar el juego, hizo malabares con la pelota, como calentando las tribunas en una noche fría y lluviosa en Cali. Pero con una clara intención de fondo: ganarse el cariño del hincha americano de entrada. Y el odio del rival, claro está. Porque así era Cabañas, en realidad: amado por su equipo y detestado por los demás.

Los antecedentes que tenían los americanos del paraguayo, antes de ese partido, eran que había debutado con el Cerro Porteño, que había sido campeón de América con su selección y que, desde muy chico, había sido vendido al Cosmos de Nueva York, donde jugó con grandes estrellas que ya estaban en el ocaso como Pelé, Chinaglia y Beckenbauer, y con el que marcó un gol que le dio la vuelta al mundo cuando ni siquiera se hablaba de internet y mucho menos de redes sociales. Y que después de cinco temporadas en Estados Unidos se había convertido en una obsesión del América, hasta que se puso la roja y debutó aquella noche contra Millonarios.

No fue propiamente el debut esperado, porque el ‘Mago del Pilar’ no pudo terminar con éxito todos sus ‘trucos’ ese miércoles en el Pascual. El arquero argentino Alberto Pedro Vivalda le atajó un penal que evitó el triunfo de los ‘Diablos’. 0-0, el resultado final. Pese a ello, Cabañas había puesto la cuota inicial para conquistar el corazón del hincha americano.

Lo que vino después fue, simplemente, una bonita historia. Con los rojos, el paraguayo ganó dos títulos colombianos y jugó tres finales de la Libertadores. Hizo goles con la izquierda, con la derecha, con la cabeza, de tiro libre, de ‘cabañuelas’… hasta con la espalda metió una vez la pelota en Bogotá.

Todo un ídolo. Pero no solo por sus goles, sino por esa entrega en la cancha. Porque si había que defender su arco, se volvía un defensa. Y, si era necesario, hasta se convertía en un ‘payaso’ con guayos que hacía malabares con la pelota hasta desesperar al rival y ganarse una patada, pero también la expulsión del contrario. Una especie única en la cancha. Por eso lo amaron en Cerro Porteño. Por eso enloquecieron en Nueva York cuando jugó con el Cosmos.

Por eso lo idolatraron en Boca Juniors, que cada que puede rebobina sus goles contra River Plate. Por eso le agradecen en la selección paraguaya. Y por eso América lo recordará siempre como uno de los más grandes. Paz en la tumba de un ídolo. Del ‘Mago del Pilar’. De un futbolista que se divertía. Y nos divertía.

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