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Perfil: Michael Phelps, el 'Tiburón' que come oro en los Juegos Olímpicos

El nadador estadounidense Michael Phelps le apostará a agrandar más su leyenda en Río, tras unos duros años en los que estuvo sin tocar tierra firme.

7 de agosto de 2016 Por: Redacción de El País

El nadador estadounidense Michael Phelps le apostará a agrandar más su leyenda en Río, tras unos duros años en los que estuvo sin tocar tierra firme.

Dejó de nadar, pero nunca ha salido de la piscina. Por eso es que se aterró y alteró sus nervios cuando se dio cuenta de que, pensara lo que pensara, si no se movía entre el agua —como cuando realizó sus grandes gestas en cuatro Olimpiadas consecutivas— iba a ser muy difícil que volviera a tocar tierra firme. 

“Ya he alcanzado mis objetivos, no me van a volver a ver en el agua ni por diversión”, expresó el nadador estadounidense Michael Phelps ante los periodistas tras ganar cuatro medallas de oro en las olimpiadas de Londres 2012. Cuatro medallas que volvieron más memorable su récord, su historia: 18 preseas doradas en las justas más importantes del deporte mundial, 22 en general (dos platas y dos bronces).

 Luego de lograr convertirse en el deportista más ganador en la historia de los Juegos, ¿qué  más podía hacer?

Resultará increíble, pero ese fue el punto de inflexión en su vida. Según un revelador artículo de Espn Magazine, tras ese retiro, Phelps empezó a beber demasiado alcohol, en parte por un dolor que ni todas las medallas de oro de la historia podrían curar: la separación de sus padres cuando apenas tenía 9 años.

Según esta publicación, Phelps empezó a sentir que su vida no tenía ningún sentido y que la piscina y las competencias se habían convertido en su identidad, una identidad que él se había decidido a abandonar.

 Entonces, su familia le aconsejó que hiciera un tratamiento especial. El ‘Tiburón’ de Baltimore, como es conocido, estuvo internado un tiempo en un centro especializado en tratamiento de adicciones ubicado en Phoenix.

 Allí, según cuentan, en calma y en paz, Michael pudo entender sus problemas y sus miedos, llegando a una conclusión: tenía que empezar a nadar de nuevo, porque sino, se iba a ahogar.

En Río quiere que su leyenda sea la más grande de todas

A sus 31 años, Michael Phelps disputará en Río de Janeiro sus quintas olimpiadas, buscando engrandecer un palmarés que, para ser claros, no se sabe cómo se puede volver más enorme.

El ‘Tiburón’ competirá el lunes en la prueba de los 200 metros mariposa, el miércoles en los 200 metros combinado individual y cerrará el jueves 11 de agosto con el reto de los 100 metros mariposa. Aunque hay otros nadadores que llegaron en mejor forma y que son más jóvenes que él, Phelps no teme porque en el agua es donde mejor se desenvuelve. 

“Tener la posibilidad de volver a enamorarme del deporte es algo que siempre quise. En el 2012 ya no quería saber de nada... ahora volví porque era algo que deseaba, tenía que hacer esto por mí”, sostuvo Phelps.

Y cómo no iba a ser así. Los Olímpicos es sencillamente su competición favorita. Lo es desde los quince años, cuando participó en los Juegos de Sydney 2000 y obtuvo un quinto lugar, asombrando a todos.

Con 19 años, en Atenas 2004, este ‘monstruo’ de las piscinas logró seis medallas de oro y dos de bronce, quedando muy cerca de batir el récord de siete oros obtenidos en una olimpiada, que tenía su compatriota Mark Spitz.

Pero eso no fue problema, porque cuatro años más tarde, en Pekín 2008, Michael ganó ocho preseas doradas consecutivas, tumbando ese récord, teniendo una actuación descollante, que es considerada una de las grandes gestas en la historia del deporte.

Y en Londres 2012, en unos Juegos en los que no partía como favorito, ganó otras cuatro de las medallas que más valen, mostrándole al planeta que es una leyenda andante y en permanente construcción.

Cosas muy positivas

Tras la fuerte tormenta que tuvo en su vida, empezaron a llegar de nuevo cosas buenas para él, como el nacimiento de su hijo y que su país, Estados Unidos, lo haya escogido como abanderado para la ceremonia inaugural de Río 2016, que se llevó a cabo el viernes pasado en el estadio Maracaná.

“Para Sydney, solo quería ser parte del equipo. Para Atenas, quería ganar el oro para mi país. Para Beijing, quería hacer algo que nadie más hubiera hecho (romper el récord de Mark Spitz con ocho medallas de oro), en Londres, quería hacer historia; y ahora, quiero volver a representar a Estados Unidos de la mejor manera y hacer sentir orgullosa a mi familia”, declaró el ‘Tiburón’, que, sin duda, deportivamente ha logrado todo lo que se ha propuesto.

También sueña con que su “chica”, como él le dice a Nicole, la mujer con la que comparte su vida, lleve a Boomer, su hijo, a las competencias de él en los Juegos Olímpicos de Río.

“Nicole, mi chica, y yo, hemos pasado por muchas cosas juntos; hemos crecido juntos. Hemos tenido la oportunidad de traer a nuestro primer niño a este mundo y eso es algo que habíamos buscado desde hacía tiempo. Me entusiasma que mi hijo pueda ver mis últimas carreras en unos Juegos. Es algo muy especial para los dos. Conservará este recuerdo para siempre”, comentó esta figura de la natación.

Entonces, su motivación será esa: que Nicole y Boomer lo vean en sus últimos Juegos en lo más alto, devorándose todos los oros.

En detalle Bob Bowman es el hombre detrás del éxito de Michael Phelps.  Ha sido su entrenador desde que era  pequeño. Ante la ausencia de su padre, que se separó de su madre, Bob fue como una especie de ‘papᒠ para al deportista  más ganador de la historia de los Olímpicos.  Bob ayudó mucho a Phelps para  que superara sus duros momentos.

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