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Montoya mostró otra de sus pasiones

Desde Miami hasta El Darién. Ese fue el trayecto que recorrió Juan Pablo Montoya, primero en su avión privado y luego por carretera, para olvidarse por completo del automovilismo y sumergirse en su otra pasión: el windsurf.

5 de diciembre de 2010 Por: CÉSAR POLANIA Y FRANCISCO HENAO BOLÍVAR / El País

Desde Miami hasta El Darién. Ese fue el trayecto que recorrió Juan Pablo Montoya, primero en su avión privado y luego por carretera, para olvidarse por completo del automovilismo y sumergirse en su otra pasión: el windsurf.

Desde Miami hasta El Darién. Ese fue el trayecto que recorrió Juan Pablo Montoya, primero en su avión privado y luego por carretera, para olvidarse por completo del automovilismo y sumergirse en su otra pasión: el windsurf.El corredor de la Nascar se encuentra desde hace una semana hospedado en una casa de descanso en el lago Calima. Anda desconectado del planeta, casi a cero revoluciones, y sólo tiene tiempo para subirse a una tabla y una vela.El jueves pasado, tras una divertida jornada entre las frías aguas y los vientos helados que sacuden al lago, Juan Pablo sacó un rato para conversar con El País. En sandalias, bermudas y camiseta, el piloto más grande de la historia del automovilismo colombiano nos atendió. Fue un diálogo a mil velocidades, porque así habla él, pero distinto. Sin formalismos. En algunas respuestas, el bogotano, hoy de 35 años, se vio obligado a entrar a la zona de pits, pero nunca se quedó sin gasolina ni perdió un neumático. Juan Pablo, ¿por qué pegarse el viaje hasta El Darién para hacer windsurf? Desde hace dos años practico este deporte, me gusta muchísimo, y alguien en Miami me dijo que viniera al lago Calima porque aquí hacen los mejores vientos del mundo. La experiencia ha sido increíble. ¿Qué le ofrece el agua que no encuentra en las pistas de carreras? En el windsurf encuentro una adrenalina diferente. Me entretiene mucho la velocidad que desarrollo en el agua. ¿Es tan bueno en Play Station con los carros como en la vida real? Nunca juego carros. Hay pocos juegos realistas, cercanos a lo que de verdad es correr en carros. Me gustan, en cambio, las peleas, los combates. ¿Qué fue lo que encontró en la Nascar que lo hizo olvidarse tan rápido de la Fórmula Uno? En la Nascar hay carreras de verdad. En la Fórmula Uno hay autos muy buenos, pero las carreras son aburridas. En la Nascar no hay carros tan buenos, pero las carreras son emocionantes. ¿Ha hecho trampa en la pista? Nunca. ¿A quién ve como el sucesor suyo? Hay muchos pilotos en competencia, pero si no tienen el apoyo de la empresa privada, no veo a ninguno como sucesor. Gustavo Yacamán y Sebastián Saavedra están a un paso, pero necesitan plata. ¿En qué carro anda fuera de las pistas? En Miami me muevo en una camioneta Cadillac Escalade, grande, para toda la familia. Y de juguete ando en un Nissan GTR, camina bastante. ¿Le han hecho un parte por exceso de velocidad? Muchos, pero hace años que no me parten. El último fue en Miami en una zona de 30 (millas por hora) y yo iba a 44. Una vez, cuando estaba en la Cart, un policía me puso un parte y le contó toda la historia a una revista que, por supuesto, la publicó. El tipo sació su ego. ¿Es Miami el sitio ideal para vivir? ¡Uy sí! Tiene todos los beneficios de Estados Unidos y es muy latino. Yo me la paso en el agua o voy mucho al cartódromo con mi hijo Sebastián. ¿Le gustaría que alguno de sus tres hijos siguiera sus pasos? Si es por convicción propia, sí. Por mí, no. Que corran carros por ellos, porque lo sienten. ¿Se considera una persona plena, feliz, o le falta algo por alcanzar? Soy un hombre feliz en mi vida personal, pero siempre quiero ganar y ganar carreras, ser el mejor. El día que no sienta eso, paro de correr. Dicen que usted es de un genio ‘volado’ en las pistas. ¿Afuera también? Para nada, ni en las pistas ni afuera. Soy más tranquilo de lo que la gente cree. ¿Cómo es un día suyo en familia? De jueves a domingo me la paso fuera de casa, estoy en competencia. Pero cuando llego, trato de pasar todo el tiempo con los niños, yo mismo los llevo al colegio, a las clases de fútbol o de ballet. Y ellos me acompañan con Connie a hacer windsurf. Usted y Connie ya tienen tres hijos. ¿Cuál es la meta? Ya la cumplimos, eran tres hijos. ¿En qué momento de su vida piensa que frenó en seco y no debió hacerlo? Nunca, yo he tomado muchas decisiones y nunca miro para atrás, sigo firme. ¿Le gusta disfrutar de un buen licor? En los últimos cuatro años me he emborrachado dos veces y la última fue hace una semana. Tomé vodka, es lo único que me gusta, me entra como agua y no me da guayabo.¿Alguna vez le han dado ganas de fumar? Cuando tenía 14 años probé el cigarrillo, pero no me gustó. ¿Cuál fue el último regalo que le hizo a su esposa? Una vela. Cuando me vine para el lago Calima a hacer windsurf era un plan mío, con mis dos cuñados y dos amigos, pero ella se colió y le hice ese regalo. ¿En qué caprichitos le gusta gastar su dinero? En juguetes. Juguetes como el windsurf, tengo un muy buen equipo. ¿Cuánto puede valer un buen equipo? Depende de lo que yo pague o de lo que ustedes estén dispuestos a pagar (risas). De lo que usted paga...Dejémoslo así más bien... ¿Qué no puede faltar en su casa? Un computador, un Mac. Soy muy aficionado. ‘Twitteo’ todos los días. ¿Cuál es el programa de televisión que no se pierde por nada del mundo? Dos: Doctor House y Hawaii 5-0. ¿Era buen estudiante o del montón? Era muy vago, pero me iba muy bien. Cualquier cosa que leía se me quedaba en la mente. ¿Y cuál fue el último libro que leyó? El último que me pusieron en el colegio y no recuerdo cuál era. Ya no leo nada. ¿Ni siquiera las noticias? No, ni las que hablan de mí. ¿Lo saca de casillas alguna crítica? No, ya me acostumbré, ya estoy curado. En realidad la gente no me conoce, yo mismo he escuchado cuentos míos que me dejan aterrado. Y eso es triste porque la gente es muy envidiosa y se inventa todo tipo de historias. ¿Por qué la gente dice que usted es repelente? Porque la gente cree que uno siempre puede tomarse una foto o dar un autógrafo y hay espacios, en las carreras, en que a uno no lo dejan acercarse al público. La gente no sabe cómo son las cosas y se pone a hablar. Pero bueno, no me importa que hablen mal de mí, de eso no me voy a morir. ¿A quién le pediría usted un autógrafo? A la única persona que se lo hubiera pedido es Ayrton Senna. Era mi ídolo y nunca tuve el placer de conocerlo.¿Le molesta que lo imiten en La Luciérnaga de Caracol? No sabía que me imitaban, recuerden que no vivo en Colombia desde 1994. Mejor dicho, ¿qué es eso de La Luciérnaga?

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