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Mauricio Soler, el escarabajo que dejó de pedalear

Luego de sufrir el accidente en la Vuelta a Suiza que casi le cuesta la vida, el exciclista habla de su proceso de recuperación y de lo difícil que ha sido asimilar que no volverá a competir.

24 de marzo de 2013 Por: KATERINE MORA- Especial de El País

Luego de sufrir el accidente en la Vuelta a Suiza que casi le cuesta la vida, el exciclista habla de su proceso de recuperación y de lo difícil que ha sido asimilar que no volverá a competir.

“Salud y un poco de suerte”. Con esas dos peticiones a Dios, el ciclista colombiano Mauricio Soler comenzaba en el año 2011 una nueva temporada de competencias en Europa haciendo parte de las filas de una de las más grandes escuadras del ciclismo mundial, el Movistar Team. Las lesiones y las caídas parecían haber quedado en el pasado para el boyacense, que se aprestaba para retomar el protagonismo en las grandes carreras del Viejo Continente, tal como lo hizo en el 2007 cuando ganó la etapa reina del Tour de Francia y se llevó el premio de montaña de la que es considerada la máxima cita del ciclismo mundial. El 12 de junio de 2011 todo volvía a su estado normal durante la Vuelta a Suiza. Ahí, luego de pedalear por 4h33’19, el último tramo en constante subida, el colombiano se adjudicaba la segunda etapa de la prueba y se enfundaba la maglia amarilla. De esta manera, las palabras “salud y suerte” que aún permanecen en el perfil de Mauricio Soler en la página oficial del Movistar Team tomaban validez. Soler, el ciclista de Ramiriquí, estaba de regreso.Sin embargo, fue por poco tiempo. Cuatro días después, esas mismas palabras eran borradas de un solo trazo. El 16 de junio, cuando el colombiano disputaba la sexta etapa de la prueba suiza, sufrió una caída que le produjo un trauma craneoencefálico que lo mantuvo en un coma inducido durante varios días y en un proceso de recuperación en el que un año y nueve meses después aún continúa.Entonces, otras palabras, que también aparecen en el perfil de uno de los escarabajos colombianos más destacados de los últimos tiempos, resultaron lapidarias para su carrera. “Puede ocurrir que, en el momento cumbre, una caída o una enfermedad te dejen fuera de una carrera grande”. Y así sucedió.Desde el accidente, Soler es uno completamente diferente, su vida no es, ni será la misma. En medio de frases pausadas asegura que el ‘disco duro’ se le borró por completo desde aquel día, y la melancolía de no poderse montar a una bicicleta solo le permite ver las carreras por televisión. Su proceso de recuperación, en el que está concentrado ciento por ciento, continúa siendo muy difícil. “Yo esperaba que esto fuera una simple caída, de esperar que sanaran las heridas y ya está; pero cuando el neurólogo me dijo que seguramente no podía volver a practicar el ciclismo de forma competitiva, no fue fácil para mí”, asegura Soler.Quizás esta razón lo llevó a tomar su ‘caballito de acero’ para convencerse de que lo que le decían era realmente cierto. Lo que sucedió fue aún más difícil de asimilar. “Había que intentarlo, lo hice, pero definitivamente la presión intracraneal cuando se pasa de la zona aeróbica es impresionante, ya la bicicleta quedó atrás”, comenta Soler, que ahora trata de adaptarse a su nueva vida, alejado de los pedaleos de las grandes cumbres europeas en las que en el pasado logró grandes conquistas.Ahora, asegura que el deporte que tanta pasión despertó en él y que en un momento lo fue todo, lo disfruta de otra manera. “Me gusta ver ciclismo por televisión, sobre todo las grandes carreras como el Giro (de Italia), el Tour (de Francia) y la Vuelta (a España), pero personalmente creo que no sería capaz de ir allí de espectador, sabiendo que aún podría estar haciendo cosas importantes en las mismas”.Con solo 30 años de edad, Soler todavía trata de hacerse a la idea que sus años sobre una bicicleta han quedado atrás, pero encuentra una especial motivación para seguir adelante en su hijo Juan Mauricio y manifiesta que ahora su gran pasión es verlo crecer. Al preguntarle si se imagina a su primogénito siguiendo sus pasos en el ciclismo, manifiesta: “Tanto que me guste, no lo sé, lo que más quiero es que estudie y sea profesional de lo que quiera, que sea médico o qué sé yo, que lo que quiera lo haga bien”.Hacer las cosas bien fue lo que él hizo durante sus años en el ciclismo, donde cosechó varias victorias. De ellas, Soler poco se acuerda. “Tengo los trofeos, que no son muchos, uno que otro importante”. “Afortunadamente existen los vídeos porque después del accidente el ‘disco duro’ quedó borrado completamente. Por ejemplo, mi cuñado me mostró un vídeo después de quedar descartado en Pamplona (a 22 días del accidente), cuando ganaba cuatro días antes del accidente la etapa reina y había cogido el liderato. También, cuando gané la etapa reina del Tour de Francia (2007). Esos recuerdos los tengo presentes, pero seguramente es por estos vídeos”, comenta el corredor. Tener esos recuerdos vigentes también lo llevan a extrañar todo lo que fue esta etapa de su vida y lo que significó cada día de su carrera en Europa. “Me hacen falta muchas cosas, me gustaría poder hacerlas todas porque disfrutaba lo que hacía. Tenía períodos de venir a casa a estar con la familia, fue una época muy bonita. Ahora, afortunadamente cuento con Patricia, mi esposa; mis suegros, mi familia, mi hijo, quien es la motivación más grande que tengo, e intento hacer las cosas lo mejor posible para mi recuperación”, asegura Mauricio.Parte de lo que le dejó su etapa como deportista de alto rendimiento fue su finca y el ejercitarse constantemente. Esta costumbre continúa siendo indispensable en su día a día. “Así quisiera, no puedo practicar el ciclismo, pero quedó un muy buen hábito de entrenar y dedicarle bastante tiempo al deporte. Mi cuerpo está acostumbrado a gastar bastante energía, ahora no es fácil hacer más que caminar, pero me gusta mantenerme ocupado y tener una rutina de tres horas de entrenamiento. Este tiempo lo ocupo caminado a la finca (queda a un kilómetro y medio de Ramiriquí), revisando el jardín, práctica que disfruto mucho, y viendo que los terneros que tengo estén bien. Afortunadamente no me queda tiempo para pensar demasiado”, asegura Mauricio.Ahora, así son los días de Mauricio Soler, que asegura que a pesar de todo se encuentra muy tranquilo. Atrás han quedado esas imágenes del pasado que seis meses después de salir del coma lo perseguían trayéndole recuerdos de su vida como atleta y de su niñez, que le hacían mucho daño. Aunque no descarta volver a vincularse con el mundo del ciclismo, prefiere posponer esa idea. “Me gustaría, pero los muchachos son difíciles de manejar y por el momento no pienso en esto, por salud prefiero estar lo más tranquilo posible y para eso hay que estar un poco lejos de este tema”.La Frase"Lo más difícil de mi accidente fue haber estado junto a mi esposa seis meses de nuestras vidas alejados de nuestro bebé. Fue un momento de incertidumbre que anhelábamos se terminara y por fortuna ese día llegó”, Mauricio Soler."Infortunadamente la etapa del ciclismo se acabó, al menos de manera competitiva. He intentado montar bicicleta de manera recreativa, como terapia, pero es muy difícil. Aún me molesta un poco el vértigo, el pulso se eleva demasiado rápido y me empieza a doler la cabeza. En la semana monto en la bicicleta estática, pero tratando de controlar el ritmo cardiaco”,Mauricio Soler.

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