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José Pékerman: el equilibrio del ganador

Tal vez los presidentes lo envidien. José Néstor Pékerman logró unir a un país. El fútbol resultó ser más poderoso y efectivo que la política. Historia del hombre que instaló a Colombia en Brasil 2014.

12 de octubre de 2013 Por: Redacción El País

Tal vez los presidentes lo envidien. José Néstor Pékerman logró unir a un país. El fútbol resultó ser más poderoso y efectivo que la política. Historia del hombre que instaló a Colombia en Brasil 2014.

En el video, José Pékerman le habla a sus jugadores pero en el fondo, también, nos habla a nosotros, un país. Suena como un padre. Un padre sabio que está sentado en el comedor aconsejando a su hijo.— “Puedes elegir correr solo, o trabajar en equipo y llegar lejos. ¿Qué decidís? Ir solo es más fácil, no tenés que estar de acuerdo con nadie. Si la pifias, la pifias solo. En equipo, te digo, es a otro precio. Antes de empezar a competir le tenés que ganar al ego más grande de todos, que es el tuyo. Tenés que entender que no solo está bien como vos lo haces, que hay otros caminos. Que si vas más rápido que el resto, es igual a que fueras el más lento de todos. Que para ser escuchado primero tenés que haber oído, ¿no? Y bueno: que para recibir un aplauso tenés que estar golpeando tus propias palmas. Si no sabés cómo hacer algo, te van a gritar, te van a gritar cómo hacerlo. Y si vas atrás, te van a empujar hasta llevarte adelante. Y si ganás, te van a apretar tan fuerte que vas a querer llorar. Porque cuando se juega en equipo, viejo, se celebra en equipo”. Escuchándolo una, dos, tres veces, uno se pregunta si acaso ahí, en esas palabras, en esa filosofía Pékerman, no estará la clave para entender el porqué de lo que nos pasa hoy. Colombia entera celebra como un solo equipo. IILa reseña de su vida diría así: José Néstor Pékerman nació en Entre Ríos, Argentina, el 3 de septiembre de 1949. Es decir que ya anda por los 64 años de edad. Siempre fue un hombre de fútbol. Siempre jugó a la pelota. Claro, hizo otros oficios: mesero y ayudante en un bar de sus padres, taxista —a todos nos toca alguna vez hacer algo distinto a lo que nos gusta para ganarnos el pan—, pero en realidad su vida era la pelotita. Como todos, jugaba en los potreros. Era mediocampista. Uno rendidor, técnico, temperamental. De niño, de hecho, a José Néstor le decían ‘Polvorita’. Con los años, en cambio, la palabra más exacta para describirlo es ‘equilibrado’. Entonces, se hizo profesional. Debutó en el equipo donde debutó también ‘Dios’, Maradona: Argentinos Juniors. Fue un día agridulce. Pékerman se hizo profesional perdiendo por goleada. Un 4-0 contundente ante un encopetado San Lorenzo de Almagro. La fecha: 27 de septiembre de 1968. José Néstor tenía en todo caso el mundo, la vida, por delante. Tenía tiempo suficiente para ganar. Ese primer partido oficial lo jugó a los 19 años. Pékerman ha ganado tres mundiales de fútbol como técnico. En Argentina, en total, jugó 133 partidos, hizo apenas 12 goles. Su oficio, sobre todo, era evitarlos, quitarle el balón a los talentosos. Nadie sabe esa estadística. Nadie sabe cuántos gritos de gol silenció, cuántas pelotas quitó. Sin embargo, de cuando en vez el volante asomaba sus disparos hacia el arco rival. De Argentinos Juniors fue transferido al Deportivo Independiente Medellín. Jugó 101 partidos, anotó 15 goles. El preparador físico Juan Carlos Rojas recordó en un escrito suyo una hazaña de José Néstor. El Medellín perdía 3-1 el clásico contra Nacional. El primer gol lo había hecho justamente Pékerman. Nacional se abalanzó, los goleó. En el segundo tiempo José Néstor comandó la remontada. Hizo dos goles más, 3-3 histórico. Sí, como sucedió el viernes. Hugo Gallego, compañero suyo en ese equipo, recuerda que Pékerman peleaba cada balón durante los 90 minutos. También, dijo, tanto en la cancha como fuera de ella era eso que se dijo antes: equilibrado. Por cierto: la Selección Colombia que dirige Pékerman tiene una de las mejores defensas de las eliminatorias al Mundial de Brasil (12 goles en contra) y es uno de los mejores ataques (25 goles). Equilibrio, equilibrio. Los equipos, siempre pasa, terminan pareciéndose a sus directores.Pékerman jugó en el Medellín entre 1975 y 1978. Hasta que se lesionó. Fue la rodilla izquierda. Se le inflamaba con frecuencia. Y los tratamientos no hicieron efecto. José Néstor, a los 28 años, dejó el fútbol activo. Se retiró en la mejor época de todo jugador: maduro, con experiencia y joven. Muy joven. Entonces se dedicó a manejar el taxi. Manejar taxi justo cuando en su país se jugaba el Mundial de Fútbol, su selección levantaba el título, el goleador Mario Alberto Kempes se consagraba. Pékerman escuchó todo eso en el radio de su vehículo público, un Renault. Allí, también, frente al volante, festejó. Por supuesto: la vida se puso muy distinta. Un taxista gana en un mes lo que un jugador de fútbol en un par de días. Pékerman ya estaba casado con su novia de la adolescencia, Matilde Michielin. La había conocido mientras estudiaba kinesiología. Pékerman, con Matilde, ya tenía a su hija Vanessa. Nació en Medellín.Con el taxi, en todo caso, sobrevivió. Con el taxi, también, se preparó. Estudió para ser técnico. El hombre, no importa qué pase, nunca deja de ser lo que es. Y un día lo llamaron. ¿Querés ser ayudante de campo de Estudiantes de la Plata? La llamada fue de un gran amigo del fútbol, Ricardo Trigilli. El taxista orgulloso volvía a su reino natural, las canchas. Era 1981. Después de Estudiantes Pékerman partió a Chacarita Juniors. Y de ahí retornó a su casa, Argentinos, donde trabajó en la divisiones inferiores y formó a figuras como Fernando Redondo. El periodista Germán Izquierdo descubrió una anécdota. Pékerman, amigo de Humberto Tucho Ortiz —fue su técnico en el Medellín— le ofreció a Redondo cuando ‘Tucho’ estaba en América, dirigía aquel equipo famoso apodado los ‘Pitufos’: Anthony de Avila, Pony Maturana, Álex Escobar. Los directivos de entonces desecharon la oferta. Fernando Redondo jugaría en el Real Madrid de Zidane y Figo. De Argentinos, Pékerman pasó a trabajar en la divisiones menores de Colo-Colo. Pero la gran consagración vendría después. Ganó una convocatoria de la AFA para dirigir la selección juvenil en Argentina. Fue cuando se dio a conocer en todo el mundo. Ganó tres mundiales sub -20 (1995, 1997 y 2001), dos Suramericanos, el Esperanzas de Toulon. Pékerman, después, llegaría a la mayores, la dirigiría en el Mundial de Alemania 2006, se convertiría en el primer técnico en llevar a la selección al mejor jugador del mundo, Leo Messi. Leo Messi le dedicó a José Néstor su primer balón de oro. Pékerman no se ufana. Nunca se ufana de absolutamente nada. Ha vencido el ego más grande de todos, que es el propio. Es un sabio silencioso. IIIQuizá lo envidien los políticos colombianos. Quizá. En días de paros y polémicas, José Néstor Pékerman ha logrado acabar una guerra. Una futbolera, claro. Los del Valle ya no discuten con los de Antioquia por la convocatoria a la selección de este jugador o aquel otro. Lo mismo sucede con la costa o el centro del país. Pékerman acabó con los regionalismos, esfumó la sospecha de la famosa rosca, unió, en cambio, a todo el país. Precisamente por eso, cree Francisco Pacho Maturana, “Pékerman ha sido lo mejor que la podido pasar al fútbol colombiano en este momento”.Pékerman es en ese sentido un pacificador. También un hombre que enseña. Nos enseña a ganar. A cómo hacerlo. No solo en el pizarrón, la táctica, el mensaje que les da a los jugadores de salir con la cabeza en alto siempre, con el objetivo claro de los tres puntos, no importa que al frente esté Brasil, España o Jamaica. No solo eso. En las eliminatorias de hoy se ganan los partidos meses antes de jugarse. Pékerman tiene un cuerpo técnico con dos asistentes y eso poco se había visto en Colombia. Se trata de Néstor Lorenzo y Pablo Garabello. Tampoco se había un técnico que tuviera un secretario técnico (Gabriel Wainer). Todos ellos viajan por Colombia viendo los partidos de la liga profesional, hacen el seguimiento de los jugadores. Wainer, sobre todo, se encarga de analizar los videos de los rivales. Le dicen “el espía”. Alguna vez fue periodista. Alguna vez, también, Vanderley Luxemburgo lo expulsó de una práctica de Brasil. Wainer se había camuflado entre los reporteros. Faryd Mondragón, arquero del Deportivo Cali y de la Selección, lo ha dicho: José Néstor Pékerman es un estudioso del rival, se entera de cada uno de sus movimientos. Al día, Pékerman puede verse sin problemas tres partidos de fútbol. Los partidos de eliminatorias, efectivamente, se ganan mucho antes de jugarse. La selección ganó los suficientes para volver al Mundial. Entonces uno vuelve a escuchar a ese Pékerman que parece un padre aconsejando a un hijo. “Te van a apretar tan fuerte que vas a querer llorar. Porque cuando se juega en equipo, viejo, se celebra en equipo”.

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