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El médico Ochoa junto a Julio César Falcioni.

De Pinto al 'Tigre' Gareca, estos son los alumnos que dejó Gabriel Ochoa Uribe

El médico Gabriel Ochoa Uribe dejó a grandes alumnos, que hoy son reconocidos directores técnicos.

9 de agosto de 2020 Por: Redacción de El País

El domingo 13 de mayo del 2019, Jorge Luis Pinto, entonces técnico de Millonarios, tenía un compromiso adicional al juego de ese día contra América en el estadio Pascual Guerrero por la Liga colombiana. Horas antes del encuentro en el escenario sanfernandino, Pinto abandonó el Hotel Marriot a las 8:30 de la mañana y se desplazó con una caja de chocolates suizos en sus manos hasta el sur de Cali, rumbo a la casa del médico Gabriel Ochoa Uribe, su padre en el fútbol. Su mentor.

El minuto que duró el saludo de ese encuentro fue, simplemente, emocionante. Profesor y alumno se pegaron cuerpo a cuerpo en un fraternal abrazo. Hubo lágrimas. Las voces se quebraron. Y, cogidos de la mano, sostuvieron un diálogo que se sumó a los muchos que ambos han tenido personalmente o a través de un teléfono.

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La última vez que se vieron fue el 14 de noviembre del 2019, en el homenaje que la entonces gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, le hizo al médico Ochoa.

Cuarenta y siete años atrás, Ochoa, quien dirigía a Millonarios, y Pinto, que era un estudiante de educación física de la Universidad Pedagógica de Bogotá, se habían conocido. Antes, el santandereano, hoy técnico de la selección de Emiratos Árabes, se escapaba de las clases para ver los entrenamientos de Ochoa y tomar nota en un cuaderno que aún conserva.

“El médico Ochoa me reafirmó el sueño. Desde que estaba en el colegio, yo les decía a mis compañeros que cuando fuera grande iba a dirigir un equipo. Yo era un hombre de pueblo, llegué a Bogotá a estudiar, y como hincha y admirador, busqué todo lo relacionado con el doctor Ochoa”, cuenta Pinto, considerado como el alumno más aventajado del fallecido entrenador, pues hizo su pasantía en Millonarios y tuvo la fortuna de aprender al lado de un verdadero maestro.

En adelante, entre Pinto y Ochoa comenzó una relación casi de padre e hijo que tuvo muchos encuentros personales, rivalidades en las canchas, sobre todo en la década de los 80, y horas y horas de conversaciones telefónicas.

“Cuando dirigí a Costa Roca en el Mundial de Brasil 2014, muchas noches llamé al médico para pedirle consejos”, remarca el santandereano con un dejo de felicidad.

Pinto no ha sido el único alumno de Ochoa que siguió sus pasos. Lo hizo Julio César Falcioni, el emblemático arquero argentino que se convirtió en ídolo en América mientras estuvo bajo las órdenes del médico.

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“Cuando llegué al América tuve la fortuna de tener un entrenador de arqueros solo para mí (Ochoa). Era novedoso eso en mi carrera. Y el médico me enseñó a utilizar la envergadura mía, porque mis brazos extendidos eran más largos que mi estatura. Me decía cómo taparles los ángulos a los delanteros con mi cuerpo y mis brazos”, narra Falcioni, a quien el médico muchas veces le acomodó su clavícula cada que se dislocaba, como antes de la final de la Libertadores del 87.

Falcioni admite que se hizo entrenador gracias a las enseñanzas del médico, que supo luego evidenciar con títulos con Banfield y Boca Juniors de Argentina. Lo admite también Ricardo el ‘Tigre’ Gareca, hoy entrenador de la selección peruana y triunfador en Argentina con Vélez Sarsfield, y en el país inca.

“Ochoa fue uno de los técnicos que más me marcó, no solo por su sapiencia, sino por su temperamento; nunca bajó los brazos, siempre perteneció a esa estirpe ganadora del fútbol, siempre miró todo desde esa perspectiva”, cuenta Gareca.

El ‘Tigre’ dirigió al América, como también lo hicieron el paraguayo Gerardo González Aquino y el uruguayo Jorge ‘Polilla’ Da Silva, dos de sus grandes alumnos que le hacen honor a su legado. Un maestro.

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