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El Córdoba Golf Club es uno de los más emblemáticos de Argentina. De allí surgieron Ángel el 'Pato' Cabrera y Eduardo el 'Gato' Romero. | Foto: Fernando de Buen / Especial para El País

GOLF

En Villa Allende, Argentina, hasta en los potreros de fútbol juegan golf

Fue en esta ciudad donde nacieron grandes figuras como Ángel el 'Pato' Cabrera y Eduardo el 'Gato' Romero.

29 de abril de 2017 Por: Por César Polanía, editor de Afición, Córdoba, Argentina (*)

No debió ser una casualidad que Ángel el ‘Pato’ Cabrera y Eduardo el ‘Gato’ Romero, dos de los mejores golfistas latinoamericanos, hayan nacido en Córdoba, una provincia del centro de Argentina marcada desde hace 400 años por el legado de los jesuitas y donde el golf es una especie de ‘religión’.

Los dos, Cabrera y Romero, nacieron en Villa Allende, una pequeña población de no más de 28.000 habitantes, donde la palabra ‘golf’ anda de boca en boca cada día y a toda hora. Y cómo no, si allí es normal ver a lo largo de la Avenida Donato Álvarez o de la Padre Lucchese complejos residenciales, más conocidos como ‘countrys’, con gigantescas canchas de golf. O, más bien, gigantescas canchas de golf con lujosas casas residencias.

Lo curioso es que ni el ‘Pato’ ni el ‘Gato’ nacieron en alguno de estos complejos. Sus familias, de escasos recursos, vivían en las periferias, en barrios donde no abundaban los lujos ni las comodidades, pero, igual, se habla día y noche de golf.

El Córdoba Golf Club
Cabrera y Romero llevan tallado en su juego un nombre que se escucha en cada rincón de Villa Allende: Córdoba Golf Club, una cancha con 95 años de existencia que vista desde una panorámica parece una pintura de trazos perfectos y donde ya se han realizado 86 ediciones del Abierto del Centro de la República, del PGA Tour de Latinoamérica, la última de ellas concluida hace apenas una semana.

“¿Me preguntas qué tiene de especial este club? Te respondo que es uno de los mejores cinco de Argentina, que aquí solo se respira golf, que atrapa a los jugadores y los deja con ganas de hacer un golpe menos”, argumenta Germán Vázquez, gerente del establecimiento.

La primera vez que Cabrera y Romero pisaron ese tapete verde no lo hicieron como jugadores, sino como caddies. Asistentes de golfistas, en palabras más claras.

Romero, mayor que Cabrera quince años, llegó antes que el ‘Pato’ al Córdoba Golf Club y pronto mostró que su habilidad le daba para mucho más que cargar una talega con palos para pegarles a las bolas.
El club, cazador de talentos y con un espíritu altruista incomparable, le dio pronto la mano al ‘Gato’ y lo convirtió, paso a paso, en golfista profesional, por allá en 1982. Lo que vino después para Romero fue un torbellino de éxitos. Ganó, a lo largo de su carrera, unos 80 torneos en Latinoamérica. Fue vencedor del Abierto de Escocia en el European Tour y se adjudicó dos ‘majors’: el Travis Perkins Senior Master y el US Senior Open, logros que le permitieron instalarse en el ‘top 20’ de la clasificación mundial.

Mucho más rápido fue el salto de Cabrera, que con 20 años, y de la mano de Romero, a quien el ‘Pato’ considera su padre, se hizo profesional. En el 2007, Cabrera, hijo de un hombre que se ganaba la vida en oficios varios y de una mujer que trabajaba como empleada doméstica, se convirtió en el segundo golfista argentino y latinoamericano en ganar un ‘majors’ en toda la historia, después de Roberto De Vicenzo: el US Open, por un golpe de ventaja sobre nadie menos que el estadounidense Tiger Woods, que por entonces era el número uno del ranquin mundial.

Pero su triunfo más rutilante llegó el 12 de abril del 2009, cuando se puso la mítica chaqueta verde tras ganar el Masters de Augusta en Estados Unidos. Ha sido el único latinoamericano en lograr semejante hazaña.

Muchos trofeos hay en las vitrinas de Cabrera y Romero. Y también mucho dinero en sus cuentas. Pero ninguno de los dos quiso partir nunca de Villa Allende, donde ahora viven en casas que de niños no se imaginaron. Cabrera sigue activo, mientras que Romero, ya retirado, hizo un hoyo en uno en las canchas de la política y el 26 de julio del 2015 fue elegido intendente (alcalde) de su municipalidad por el partido Propuesta Republicana.

En Villa Allende, ubicada a 19 kilómetros de la capital cordobesa, no hay un ‘pibe’ que no sepa quiénes son Cabrera y Romero. “Es que en esta ciudad el lenguaje del golf es común a su vecinos. A nadie le sorprende que le hablen del tee, del green, del putt o del birdie”, expone Germán Vázquez, gerente del Córdoba Golf Club.

Y en ello tiene que ver mucho la escuela gratuita para niños de escasos recursos que tiene este club, donde comienza a formarse un semillero importante, afirma Martha Pedraza, gerente administrativa.

“Golf y Villa Allende, Villa Allende y golf. Estas son palabras que van juntas, no pueden desligarse, no puede haber una sin la otra”, dice el ‘Gato’ Romero.

No en vano, esta pequeña ciudad se ha ganado el reconocimiento de ser la Capital Nacional del Golf en Argentina y solo está a la espera de la oficialización del Congreso de la Nación para lucir abiertamente tal distinción. “Y no puede ser de otra manera —expone el ‘Gato’—, porque ver jugar en las canchas de fútbol, de arco a arco, al golf, es impresionante. No creo que pase en otras provincias”. Seguro que no.

(*) Invitado por el Instituto Nacional de Promoción Turística de Argentina

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