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El Valle puso gran cuota de éxito en los Juegos

La luchadora caleña Jackeline Rentería se convirtió en la primera mujer colombiana con dos medallas olímpicas.

12 de agosto de 2012 Por: JESSICA VILLAMIL MUÑOZ - Reportera de El País

La luchadora caleña Jackeline Rentería se convirtió en la primera mujer colombiana con dos medallas olímpicas.

Siloé está en el imaginario colectivo como ese sector que pende de las montañas del suroeste caleño. En el que se enquistó para siempre la pobreza, la ignorancia, la lucha diaria. Donde se aplica la ley del más fuerte. Paradójicamente, Siloé es el único lugar en el que Jackeline Rentería jamás se ha enfrentado con alguien. Ni siquiera cuando era una niña traviesa y jugaba por las calles empinadas de ese barrio en el que tanta veces han corrido las desgracias. La hija de don José y doña Delia combate, pero en un tapiz, esa colchoneta de nueve metros de diámetro donde días atrás se colgó por segunda vez el bronce olímpico. Allí, esas luchas, a pesar de las heridas, la bañan de gloria. Hay otros combates en la vida que no le dejan huellas en la piel, pero le arrancan lágrimas.PeleadoraJackeline quiere ser abogada. No porque se lo hayan exigido sus padres como pasa en algunas familias. Tampoco porque se lo haya impuesto la Universidad Javeriana que le regaló una beca. Quiere terminar su carrera en Derecho para emprender una lucha política. Esa en la que pueda ganar una medalla por robarles niños al vicio, hijos y esposos a las muertes violentas. Construir coliseos con colchonetas nuevas y donde haya profesores instruidos para que los jóvenes que quieran seguir su ejemplo combatan también las adversidades y la desigualdad. A Jackeline se le ha visto llorar cuando recibe una presea. Pero pocos saben que hay imágenes en las que ve reflejado su pasado que la entristecen hasta el llanto: que los niños de su Siloé caminen descalzos porque a sus padres no les alcanza para un par de zapatos, que sus compañeros vayan a los entrenamientos con el estómago a medias. Que escojan a ‘dedo’ deportistas para los torneos. A Jackeline, dice Víctor Hugo Capacho, su entrenador, le enfurece la desigualdad, “las roscas”.LúcidaJackeline tiene una claridad auditiva que asombra. Por eso alcanza el éxito con facilidad. Juan Carlos Ibáñez, su preparador físico, dice que en medio de la presión de los combates escucha lo que le grita su entrenador, no importa que haya un océano que los separe. Pero también lo sabe escuchar cuando le da consejos a través de un teléfono celular. Jackeline retiene los mensajes y se levanta en medio de las adversidades, como ocurrió en el combate en el que luchaba el jueves pasado por la medalla de bronce. Ibáñez cuenta que el entrenador Capacho, desde Cali, le dio instrucciones claras para que se secara las lágrimas de la derrota y se armara de valor para traer a Colombia un nuevo reconocimiento. Y lo hizo.La caleña también lo escuchó cuando él le hizo entender que los pies debían estar siempre bien puestos sobre la tierra, es que en un momento se dejó obnubilar por la gloria de su primera medalla Olímpica. Una lesión en la rodilla y problemas con Coldeportes la hicieron entender que “para caer no se necesita una zancadilla”.SencillaJackeline es ruda en el tapiz. Derriba a quien se ponga en su camino, pero desfallece con los abrazos de su madre, con los besos de su esposo Julio César, con las pilatunas de su sobrina Dania, con los aullidos de su perra Linda, con un partido de ‘La Mechita’, con las conversaciones con sus amigos. Delia, su madre, calla cuando se le pregunta por los defectos de su hija. Diana, la esposa de su hermano, tampoco tiene quejas. Cuenta que Jackeline siempre está pendiente de los cumpleaños de sus padres, hermanos, tíos, primos, amigos. De la cena de Navidad, de Año Nuevo, de la deuda que hay que saldar, de la cita que hay que cumplir. “Jacke es la gerente de este hogar”, sentencia su cuñada. Jackeline, la luchadora, la fuerte, la ruda, es sencilla, tranquila, servicial. Fuera de la colchoneta sonríe. Fuera de la colchoneta usa sus brazos para consentir, para dar amor. Con su esposo Julio César, quien también entrena lucha, pelea para escalar peldaños de felicidad, para mantener intacta la armonía en un hogar que ya supera los once años. Aunque ella permanezca más tiempo en los entrenamientos, en los torneos, en los combates, en la universidad. Jackeline lucha cada día de su vida, lo hace desde hace 26 años. No siempre por una medalla. Lucha por la alegría, la estabilidad, la unión de su familia, el futuro de los niños del Siloé que la vio crecer y ahora triunfar.Recuerde19 luchadoras participaron en la categoría de Jackeline Rentería, entre ellas cubanas y brasileñas.55 kilos fue la categoría en la que participó la colombiana. El bronce se lo ganó a Tetyana Lazareva, de Ucrania.Jackeline Rentería estuvo a punto de perderse los Juegos Olímpicos de Londres por desacuerdos inicialmente con la Federación Colombiana de Lucha.La caleña no fue convocada a algunos clasificatorios para los Juegos, lo que puso en riesgo su participación en las olimpiadas.La luchadora logró la convocatoria y entró en el puesto 100 de los participantes por Colombia.La tercera, la vencidaÓscar Figueroa es hijo adoptivo del Valle del Cauca. La violencia histórica que azota este país lo sacó de su natal Antioquia para encaminarlo por la ruta del triunfo. La verraquera la evidenció desde niño, cuando a penas con 11 años salió a trabajar para ayudar a su madre y a sus tres hermanos.A los 13 años comenzó con el levantamiento de pesas que hace dos semanas lo llevó a su primer podio en unos Juegos Olímpicos. Ya la medalla le había sido esquiva en dos versiones anteriores de las justas orbitales.Óscar no sólo tiene fuerza física, también alcanza un poder mental que lo complementa como ser humano. Es tranquilo y callado. Actualmente estudia Derecho en la Universidad Santiago de Cali y es un enamorado de su madre.“Ella sabe que la amo mucho y le doy gracias por haberme dado la vida”, dijo en diferentes entrevistas.El pesista lució la plata en Londres y así quedó consagrado como el tercer deportista en esta disciplina que alcanza una medalla para Colombia. Primero, María Isabel Urrutia con el oro y luego, Diego Salazar, también con la Plata.Deporte y no peleaColombia está cansada de la violencia. Por eso el contacto físico y el uso de la fuerza para acabar con alguien puede ser mal visto. Pero Ruperto Guauña supo canalizar el poder que corre por las venas de Yuri Alvear.El entrenador de judo descubrió a la medallista olímpica en una pelea callejera y la convirtió en la primera mujer en el país en alcanzar el bronce en esa disciplina. La jamundeña, de 26 años, dice que el trabajo no ha sido fácil. Cuenta que ha tenido que sacrificar fechas especiales con su familia y su novio, por estar en los entrenamientos y competencias, pero les agradece, porque ahora ese esfuerzo se ve reflejado.Gracias a sus triunfos en los combates su madre dejó de trabajar y ahora se dedica exclusivamente al hogar, sus hermanos estudian y ella tiene una nueva casa.“Ya me habían prometido una y no me cumplieron, ahora que me lo volvieron a decir no creía, hasta que me la entregaron. Jamás me lo imaginé”, afirma la medallista olímpica que recibió el regalo de parte del Alcalde de Jamundí. Yuri, otra deportista colombiana que obtiene triunfos en medio de adversidades.Frases* "Jackeline puede ir perdiendo un combate, pero sabe remontar los marcadores y eso habla de su temple como atleta. Ella es el reflejo de la humildad y la verraquera”.Juan Carlos Ibáñez, Preparador físico* "A pesar de su trabajo como deportista, Jackeline siempre cumple con sus deberes en la universidad y es una alumna destacada”.Ricardo Zuluaga, Docente de Derecho Constitucional en la Universidad Javeriana.

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