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El primer ring del 'Momo'

En el colegio El Señor de los Milagros, barrio El Retiro, nació la historia del boxeador caleño Jonathan ‘El Momo’ Romero. Un ejemplo de vida.

20 de febrero de 2013 Por: LEONARD GUTIÉRREZ y ANDRÉS CÁRDENAS - Q'hubo - Especial para El País.com.co

En el colegio El Señor de los Milagros, barrio El Retiro, nació la historia del boxeador caleño Jonathan ‘El Momo’ Romero. Un ejemplo de vida.

En medio de una laguna, con botas pantaneras, cuatro salones hechos de esterilla, con 125 compañeros, así estudió Jonathan ‘El Momo’ Romero, quien el pasado sábado se coronó como campeón mundial de boxeo en la categoría Súpergallo.En la Carrera 38 Nro 51A-02 del barrio El Retiro, se encuentra ubicado el Colegio ‘El Señor de los Milagros’, donde ‘Momo’ recibió sus primeras clases académicas y deportivas.Hoy, la laguna ya no existe y de los salones de esterilla ya no hay rastro, pero a pesar de los años quedan espacios que se niegan a desaparecer y, por el contrario, quieren perdurar como testigos fieles del inicio de una historia, que el fin de semana anterior escribió su página más gloriosa. En medio del inmenso patio donde a diario juegan los más de 600 niños del colegio, justo al lado de la tienda y debajo de las viejas escaleras, se resiste a desaparecer el antiguo cuarto donde descansaban los implementos deportivos. Sus paredes amarillas, sucias de travesuras propias de los estudiantes de turno, guarda los secretos de tiempos pasados, cuando servía de reposo para los guantes, sacos, lazos y peras locas cansadas de los impetuosos puños de ‘Momo’.“Gracias a este colegio y a su fundador, el padre Alfredo Walker, pude dar mis primeras clases de boxeo a Jonathan y a otros niños que carecían de un espacio deportivo”, afirmó Jorge Aguirre, mentor del pugilista caleño, quien desde 1991 se dedicó -sin que nadie le pagara un centavo- no sólo a formar buenos deportistas, sino grandes seres humanos. “En las noches ‘Momo’ y sus amiguitos llegaban a boxear porque era la hora en la que los entrenaba Jorge Aguirre”, aseguró Hilda González, quien desde 1983 es profesora de la institución y en innumerables ocasiones vio la transformación de estudiante a boxeador.El hijo de doña Yeimi Preciado y Reynel Romero, llegaba sagradamente cada noche hipnotizado por los sacos, los cuales colgaban del techo sostenidos por ganchos rudimentarios, que aún después de tantos años se oponen a dejar de existir, aunque el óxido les quiera propinar un nocaut.Jonathan, el nerdA las 7:00 a.m. Jonathan cruzaba corriendo y alegremente el puente endeble construido por el sacerdote Walker para que los estudiantes pasaran por la laguna. De esta forma Romero llegaba al salón número dos, donde lo recibía la ‘Profe’ Hilda.“Era un niño alegre, comunicativo, él tenía buen sentido del humor. Jonathan era un chico al que se le notaban las ganas de salir adelante”, explicó la docente.Nacer seismesino, y ser el más débil del colegio, no fue impedimento para que como en el ring fuera uno de los más destacados de las clases.“A él le iba bien, a veces tenía dificultades como todos los niños, pero lo que más le gustaba era la educación física. Jonathan era uno de los alumnos que más participaba en las clases”, aseguró la profesora, quien también recordó que las buenas calificaciones del boxeador, más de una vez, llenaron de felicidad a sus padres.Así fueron los primeros años de vida de ‘Momo’, quien siempre tuvo claro que el estudio y el boxeo, sin disparar un solo tiro, eran su mejor ‘arma’ para alcanzar sus sueños. A sus 25 años, Jonathan Romero ya se convirtió en todo un ejemplo de vida, superando todos los obstáculos que encontró en el camino.

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