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El médico Ochoa rompió el hechizo y se iluminó de estrellas

La vida del doctor Gabriel Ochoa Uribe no ha cambiado. Nunca vencido ni aniquilado, es que el que no piensa vencer está vencido y para ‘San Gabriel’ la injusticia no reina.

23 de noviembre de 2010 Por: FABIO VALDÉS / Especial para ENLAJUGADA.COM

La vida del doctor Gabriel Ochoa Uribe no ha cambiado. Nunca vencido ni aniquilado, es que el que no piensa vencer está vencido y para ‘San Gabriel’ la injusticia no reina.

La vida del doctor Gabriel Ochoa Uribe no ha cambiado. Nunca vencido ni aniquilado, es que el que no piensa vencer está vencido y para ‘San Gabriel’ la injusticia no reina.Gracias a ese 12 de diciembre de 1978, gracias al fútbol, gracias a Don Pepino Sangiovanni, gracias a los amigos de la verdad, de la transparencia y la verdad.El titulo de aquel 19 de diciembre de 1979 no fue sino un abreboca. Con la llegada de Gabriel Ochoa Uribe, en calidad de director técnico del América, los rojos emprendieron un brillante camino a la grandeza. Pero en tres ocasiones, una tras otra, ese sendero se frustró en las puertas del cielo, pues luego de soberbias campañas y con nóminas de lujo, el popular equipo de “La Mechita” –en otras épocas- y bajo la orientación de “San Gabriel”, perdió las finales de La Copa Libertadores. Sin embargo, de la mano de Ochoa Uribe, la pasión de un pueblo ganó seis títulos nacionales y convirtió al América en una verdadera leyenda. El médico como ex jugador y técnico tiene el récord de títulos en Colombia, 18 estrellas, participación en Copas Libertadores de América y D.T. de la Selección Colombia. Hechos y hazañas imposibles de superar: 14 como técnico y 4 como jugador.Con América participó en tres finales de Copa Libertadores de América, pero las cosas del fútbol, el destino y la suerte no lo permitieron, quedó con una espinita clavada en el corazón.A sus 50 años de edad, cuando se conoció su retorno al fútbol, hubo conmoción al responder positivamente al acoso y a la tentadora oferta hecha por Don Pepino, entonces presidente del América.Fue el 19 de diciembre donde nació una historia con perfiles de leyenda de cómo Ocho Uribe regresó al fútbol, rompió el hechizo y se iluminó de estrellas.La historia creció. La explosión de júbilo sacudió el ambiente, el hombre de fútbol inundó las páginas de todos los periódicos, tinta negra y colores le dieron brillo al anuncio… el médico Gabriel volvió al fútbol, porque: el diamante del tiempo rompió el cristal del recuerdo como bien siempre lo recuerda un ‘crack’ y goleador argentino que lo admiró desde la otra acera: Juan Carlos Lallana.América, pretendía al cotizado Oswaldo Brandao y trajo a Víctor Pignarelli, el zaguero central para la temporada del 1978 como técnico.El empresario italiano se salió con la suya y después de una serie de viajes se trajo a Gabriel Ochoa Uribe. Para ese entonces, finales de 1978, encerrado en las oficinas de su clínica y ejerciendo la medicina Ochoa Uribe, estaba marginado de los estadios.Abrumado por la deslealtad de varios jugadores de Millonarios, que hicieron causa común para sacarlo del equipo. Pero llegó Don Pepino –empresario industrial- tan bueno como su café, hizo posible el regreso de ‘San Gabriel’ al fútbol. Se volvió a sentar en el balón, dicta su clase, se entromete en las técnicas, revisa archivos, maneja el pizarrón, reactiva conferencias y todo se hizo en época de diciembre, la noticia se regó como pólvora.Ochoa Uribe regresó porque Don Pepino fue sincero y lo convenció con una frase para algunos filosófica: “usted Gabriel es el ‘Toto’ Lorenzo colombiano y todos lo necesitamos”. Gabriel, es el hombre de fútbol más adelantado en cualquier época, es un estudioso y analista, un consagrado investigador y es el símbolo del trabajo bien ejecutado.Antes de llegar al América había descartado ofertas del Deportes Tolima. Pero, “Don Pepino insistió por América y algunos amigos me insistieron, porque yo todavía tenía mucho para darle al fútbol”. El pasado 20 de noviembre cumplió 81 años de edad. Es el flamante técnico más popular de Colombia, de mayor credibilidad y confianza y también en Suramérica.Ya a esta altura del siglo XXI la vida no le ha cambiado, sigue madrugando, levantándose muy temprano, trota, prepara columnas y conferencias. Acompañado de su hijo Germán Alberto, también medico, visita pacientes, lee la prensa, oye programas de radio y dialoga permanentemente con su amigo, colega y también columnista, el doctor Antonio Joaquín García. Es la vida laboriosa del científico, del técnico y amigo ‘San Gabriel’. Se recuperó un hombre ilustre, nuestro principal valor, el médico Gabriel Ochoa Uribe, volvió por la puerta grande, pero la ingratitud con nombre de mujer no le ha reconocido sus meritos. No se le ha hecho el homenaje que se merece y que todos le debemos.Solo me queda repetir con nostalgia pero con gratitud: Medico Gabriel Ochoa Uribe, le debemos mucho.

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