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El fútbol sin maquillaje

Hablamos con varias de las jugadoras de la selección Colombia que hace historia en Alemania para saber cómo conservan su disciplina y el amor por este deporte.

27 de julio de 2010 Por: HÉCTOR FABIO GRUESSO / Afición El País

Hablamos con varias de las jugadoras de la selección Colombia que hace historia en Alemania para saber cómo conservan su disciplina y el amor por este deporte.

El arte de patear balones que parecía ser exclusivo del genero masculino y estar relacionado con las barriadas y los hedores, pide espacio con imponencia en la cultura colombiana, luego de la notable presentación de la Selección Sub-20 en el Mundial de Alemania ¿Cómo es la vida de sus protagonistas?“Me gusta jugar fútbol en la calle y estar descalza (risas). Yo mantenía en la terraza de mi casa pegándole a la pared con un balón y eso le generaba dolores de cabeza a mi mamá”, comenta la lateral izquierda de la tricolor Carolina Arias, a quien apodan ‘Zancudo’ “por rápida y flaca”, dice. Orden y disciplina parece ser la premisa de sus vidas. Contrario a lo que se les reprocha a muchos de los referentes del fútbol masculino en la orbe, las integrantes de la tricolor relegan sus espacios sociales para procurar tener comportamientos de deportistas ejemplares.“Sé bailar, pero lo hago poco, y no tomo ni fumo. Nos la pasamos concentradas durante mucho tiempo, y el espacio que tenemos es para compartirlo con la familia”, dice la mediocampista bogotana Jessica Paola Sánchez.Actitud similar es la que emplea la caleña Carolina Arias en su diario vivir: “Le doy gracias a Dios porque me ha hecho amar mi trabajo y ser responsable, lo cual implica que no trasnoche, no tome ni fume. Sólo mantengo pendiente del fútbol y de estar descansando”.Actualmente, estas valientes jóvenes se han erigido como las heroínas nacionales, ya que en sus comienzos sus acciones eran objetos de rechazo o hasta burlas por parte de sus semejantes. “En el colegio realizaba todas las actividades con hombres, lo cual en algunos momentos generó que las compañeras hicieran comentarios incómodos”, recuerda Arias, al tiempo que agrega: “En el barrio (Alirio Mora Beltrán) decían ‘allá va la niña futbolista que anda con ese poco de muchachos’; sin embargo, la gente sabía que aunque yo mantenía descalza, siempre he sido muy aplicada en mi profesión”.Las orientadas por Ricardo Rozo también cuentan con otro virtuosismo poco común en un grupo de mujeres, donde suelen ser recurrentes los conflictos, producto quizás de las sensibilidades del género.“Mantenemos cantando, contando chistes y hasta gritando”, sostiene la número 10 de la selección, Yorely Rincón, y al respecto añade Jessica Sánchez: “Todas las compañeras tenemos una muy buena relación, lo que no pasaba en el 2008, cuando se decía que la ‘rosca’ estaba en Bogotá”.¿Se generará atracción o rechazo cuando se comparte con una dama practicante de la misma profesión?“En un comienzo los niños me preguntaban que si no había equipos para mujeres”, rememora Paola Sánchez, quien se inclinó por el fútbol desde los 3 años, mientras que Carolina Arias recuerda una mejor experiencia: “En mi cuadra había muchos niños enamorados de mí. La mayoría de los hombres con los que he compartido han sido muy maduros y me han aportado mucho”.El maquillaje, los tacones y las minifaldas, al parecer, no representan un espacio importante en las preferencias de las jugadoras.“Si mis papás me dan gusto para comprar algo a la moda, lo hago, sino, no tengo problema, aunque la vanidad de la mujer no puede faltar”, afirma Arias, mientras que Sánchez bromea: “Le pregunto a Yorely Rincón si tiene novio, pero parece que todavía no le ha llegado nadie”. Y ha sido la competencia con hombres la que ha fortificado a las hoy gladiadoras nacionales. Así lo asegura Paola Sánchez: “Jugar con hombres me hizo perder el temor”. Escalar hasta los lugares que se pueden suponer complejos, ha sido posible para la tricolor nacional en el certamen alemán, gracias al consagrado profesionalismo de sus competidoras.

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