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El Arsenal se encomienda a Mesut Özil

Las críticas de la prensa inglesa tras la derrota ante el Bayern se centran en la indolencia del alemán durante el resto del duelo, pero también confían en que si el 11 de marzo, en Múnich, se produce un milagro, éste saldrá de la zurda de Özil.

20 de febrero de 2014 Por: Guillermo Ximenis – EFE - El País.com.co

Las críticas de la prensa inglesa tras la derrota ante el Bayern se centran en la indolencia del alemán durante el resto del duelo, pero también confían en que si el 11 de marzo, en Múnich, se produce un milagro, éste saldrá de la zurda de Özil.

El alemán Mesut Özil, el fichaje más caro de la historia del Arsenal, soporta sobre sus hombros la responsabilidad de guiar a unos "gunners" que corren el riesgo de descarrilar en una temporada que comenzaron lanzados en todas las competiciones.Cuando el técnico Arsne Wenger rompió este verano con su política económica de casi dos décadas para traer a cualquier precio a Londres al entonces centrocampista del Real Madrid, pensaba en el papel que podría jugar Özil en encuentros como el del miércoles, ante el Bayern Múnich, en el que el Arsenal, pese a todo, sucumbió una vez más (0-2).Se repitió la misma historia del año pasado, cuando los alemanes barrieron a los de Wenger en la ida de octavos, pero esta vez fue más doloroso si cabe, porque el medio campo de los ingleses estaba gobernado por un futbolista que costó 50 millones de euros, casi el doble que cualquier otro jugador de la plantilla.Özil, de 25 años, llegó en septiembre a la capital británica y en apenas unos días se integró en el equipo y se ganó el respeto de los aficionados, que vieron cómo el Arsenal se situaba al frente de la Premier pocos meses después de haber sufrido como nunca para meterse en Europa.El idilio entre el alemán y las gradas duró hasta hace pocas semanas, cuando el vestuario de Wenger comenzó a notar la presión de ser el máximo favorito para ganar la liga inglesa tras nueve años en los que el club no ha levantado un solo título (el último fue la Copa de Inglaterra de 2005).El aliento en la nuca del Chelsea y el Manchester City comenzó a pasar factura a los "gunners", que se resintieron además de la sobrecarga de partidos que conlleva tener éxito en todas las competiciones con diversas lesiones significativas.Con el también alemán Lukas Podolski, la principal referencia en el ataque "gunner", recuperándose todavía de una lesión que le mantuvo en el dique seco varios meses, Wenger perdió para toda la temporada al internacional inglés Theo Walcott, uno de sus jugadores más creativos por la derecha.Después llegó la baja del joven galés Aaron Ramsey, que había liderado el ataque "gunner" ante la ausencia de Podolski junto con el francés Olivier Giroud.La dolorosa derrota ante el Liverpool por goleada a principios de febrero (5-1) fue un primer aviso para los londinenses y el empate a cero ante el Manchester United la siguiente jornada hizo que el Arsenal perdiera la primera plaza de la tabla.Los problemas que el técnico francés venía sorteando durante las últimas semanas confluyeron en la noche más importante de la temporada hasta ahora, la visita del Bayern de Pep Guardiola, vigente campeón de la Champions.Ni Giroud ni Podolski estaban listos para jugar y la titánica tarea de tratar de horadar las defensas teutonas recayó en tres centrocampistas con vocación de ataque: el español Santi Cazorla, el inglés Jack Wilshere y, por supuesto, Özil.El alemán contaba con pocos apoyos en los últimos metros pero no se escondió y se echó al equipo a la espalda durante los primeros minutos, un empuje que pronto dio sus frutos. El exmadridista recogió un pase de Wilshere dentro del área y forzó un penalti al caer derribado por el defensa Jér me Boateng.Los lanzadores habituales del Arsenal, Giroud y el español Mikel Arteta -sancionado-, no estaban sobre el campo y Özil no se lo pensó dos veces antes de plantar el balón en los once metros.Al alemán quizás le pasó por la cabeza una imagen fugaz del penalti que había fallado en noviembre, en la fase de grupos, ante el Olympique de Marsella, y en lugar de romper el balón hacia un lado envió un tiro centrado que Manuel Neuer atajó con facilidad.El error convirtió el partido para Özil en un calvario que se agravó con la salida de Cazorla, su apoyo en el centro del campo, que tuvo que ceder su puesto al portero suplente tras la expulsión de Szczesny.Diez minutos después de fallar el penalti, el centrocampista todavía negaba con la cabeza, con la vista posada en el césped del Emirates.

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