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Édison Fonseca, el goleador de las ligas exóticas

El delantero vallecaucano es el único colombiano que ha jugado en ligas poco conocidas como las de Indonesia, Irán, Vietnam y ahora Birmania, donde salió campeón.

15 de noviembre de 2014 Por: Francisco Henao Bolívar- Reportero de El País

El delantero vallecaucano es el único colombiano que ha jugado en ligas poco conocidas como las de Indonesia, Irán, Vietnam y ahora Birmania, donde salió campeón.

A Édison Fonseca muy poco le inquietan los reflectores, brillo, fama y reconocimiento de otras ligas futboleras, porque lo que más le interesa es jugar y que le paguen bien.Por esa razón decidió asegurar su futuro, emigrando muy lejos de Colombia, a una zona del mundo a la que muy pocos les gustaría llegar por lo poco atractiva de sus ligas: Asia. Allá, el delantero vallecaucano tiene lo que cualquier otro jugador anhela: ser titular y tener un buen salario.Fonseca es el único futbolista colombiano que en ese continente se ha dado el lujo —si es que se puede decir así— de jugar en Indonesia, Irán, Vietnam y Birmania. De vacaciones en su natal Cartago, el exjugador de Pereira, Nacional y Cúcuta habló de su exótica experiencia con El País.¿Cómo se da su llegada al fútbol de Birmania?Yo tengo cuatro años de estar jugando en el fútbol asiático, en diferentes países y equipos; llego por medio de un empresario de Macedonia que se llama Dragan Yacovlosky. A él lo contactó un empresario chileno que me conocía cuando jugué en ese país y fue así como me ubicó en el fútbol de Birmania, en el Yanadabón.Usted antes estuvo en Indonesia, Irán y en Vietnam. ¿Vale la pena irse a jugar tan lejos y en ligas que poco suenan a nivel mundial?El fútbol es igual en todas partes del mundo, se juega once contra once; yo soy de los que pienso que la publicidad a mí no me paga, y el fútbol en Asia es muy competitivo; que no tenga bulla o publicidad es diferente, pero realmente hay muy buenos jugadores, hay brasileños, argentinos, italianos, chilenos... Si uno no rinde, lo sacan de una porque es extranjero. Para mí es una buena opción y por eso lo económico y lo deportivo lo acepté sin problemas.¿Entonces es más rentable económicamente seguir allá que regresar a Colombia o a otra liga?Sí, yo estoy bien allá; además, yo me fui muy triste de Colombia porque en el Cúcuta tuve una experiencia muy amarga; cuando estaba Pedro Sarmiento, siendo yo delantero el ‘profe’ me puso de lateral, una posición que jamás había ocupado. Uno si no practica un puesto le queda difícil después cumplir. Desde ahí tomé la decisión de emigrar. En Colombia hay jugadores con condiciones que se están perdiendo porque no juegan o los ubican en las posiciones que no son las suyas. Si no tienen un buen empresario no surgen.¿Qué pasó en Irán, donde los directivos del Rafsanjan le retuvieron el pasaporte?El problema fue económico; estando en Colombia mi representante —un portugués— me llama y me dice que jugaría por seis meses en el Rafsanjan. Cuando llego a Irán, el club me saca un contrato por dos años. Les digo que el convenio era por seis meses, entonces el Presidente dice que debo estar dos años y que el empresario ya había recibido 200 mil dólares por el préstamo. Llamo al empresario para aclarar el tema y él ya había salido del país. Entonces yo dije que no jugaría todo ese tiempo y ahí es donde ellos me retienen el pasaporte. Pero por medio de la agremiación de jugadores que se contactó con la Fifa me devolvieron el pasaporte y pude salir de Irán.Luego va al Navibank de Vietnam. ¿Cómo fue la experiencia allá?Me fue bien. Allá me llevó un empresario holandés. Es una isla grande, la liga es de catorce equipos y la verdad pagan bien. Más o menos tenía idea de cómo se jugaba allá. ¿Cómo le fue con la comida?En eso sí tuve problemas porque todo reptil o todo animal que se mueva, va a la sartén de una. Allá uno no ve gatos ni perros en las calles porque están en los restaurantes. Una vez una amiga vietnamita me invitó a almorzar y yo llegué primero al restaurante. Tenía tanta hambre que decidí pedir algo parecido al arroz con pollo. Cuando me sirvieron, en ese momento me llamó la amiga y le comenté que ya había pedido; me preguntó que qué iba a comer. Cuando le dije, pegó un grito y me dijo que por nada del mundo comiera eso. Luego llegó y me explicó que era carne de perro. ¿Hubo otra anécdota especial en Vietnam?Sí, estábamos los jugadores cenando, yo pedí pollo y los que son de Vietnam pidieron pescado. Vi ese pescado tan sabroso que decidí probar un poco. Como a los cinco minutos empecé a sudar y un dedo de la mano se me entumeció. Llamaron al doctor y me dijo que por qué había comido pescado, que era un pescado venenoso y que los vietnamitas ya tenían el cuerpo enseñado para comer ese plato. Me tuvieron que aplicar una inyección. ¿En Birmania también pagó la novatada?¡Claro! como allá el 90% de la gente es budista, antes de un clásico estábamos en la oración y un compañero llegó tarde y con la cabeza rapada; antes de saltar a la cancha yo le di un beso en la cabeza y todos se sorprendieron, decían que eso era una deshonra. Pues a mi me trajo suerte porque ese día hice tripleta.¿Cómo es el fútbol de Birmania?La liga es bastante competitiva a pesar de que no tiene publicidad para Latinoamérica; hay mucho jugador extranjero, italianos, franceses y africanos. Se juega todos contra todos, el que más haga puntos. Si uno no rinde, le cancelan el contrato.¿Cómo le fue este año?Bastante bien, el equipo (Yanadabon) salió campeón, fui goleador con 22 anotaciones en 18 partidos.¿En qué ciudad está?La ciudad se llama Mandalay, es grande, la gente es amable, les encanta el fútbol; mi familia está tranquila, hay dónde divertirse, puede ir uno a la playa, a un centro comercial, un restaurante. En eso no tengo problemas; de pronto el idioma sí es un lío porque cuando viajo a otra parte mi familia se queda sola y ahí viene el problema.¿Los trayectos a otras plazas cómo los hacen?Jugamos en dos ciudades y siempre nos transportamos en avión. Los equipos están en una ciudad que se llama Yangón y la otra Mandalay. Cuando nos toca ir a Ywama lo hacemos en bus porque es un trayecto corto.¿La afición sí es tan apasionada como la de por acá?Sí, el fútbol en Birmania gusta demasiado, las personas van al estadio y están pendientes de los equipos. El Yanadabon tiene muy buena hinchada, normalmente van al estadio ocho mil aficionados. Cuando hay clásico con el Yangón United el estadio se llena con 25 mil espectadores. Frases de Fonseca "Estoy a la espera de que mi representante concrete alguna oferta de Europa o de otro país asiático; si no se da, sigo en Birmania, donde estoy a gusto y sin problemas”."He jugado en cuatro países asiáticos y aunque su fútbol no es conocido, a mí me gusta porque soy titular y me pagan bien y cumplido que es lo que le interesa a uno”.

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