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Diego Costa, goles forjados en la dureza de Lagarto

Si Vicente del Bosque decide convocar a Diego Costa para jugar el Mundial, el delantero del Atlético de Madrid tendrá un pedacito de su tierra natal, Lagarto, con la camiseta Roja.

4 de diciembre de 2013 Por: Manuel Pérez Bella y Bruno Guedes – EFE – El País.com.co

Si Vicente del Bosque decide convocar a Diego Costa para jugar el Mundial, el delantero del Atlético de Madrid tendrá un pedacito de su tierra natal, Lagarto, con la camiseta Roja.

Al futbolista hispano-brasileño Diego Costa le definen su carácter ganador, sus nervios destemplados y su abrumadora capacidad goleadora, rasgos que se forjaron en las duras canchas de tierra de la ciudad de Lagarto."Cuando era niño y perdía un partido, salía enfadado. Tiraba la camiseta al suelo", recuerda su padre, José Jesús Silva, apodado "Zeinha", al recibir a un equipo de Efe en el salón de su casa, que está presidido por varias fotografías y trofeos cosechados por el delantero del Atlético Madrid.Para jugar al fútbol Diego Costa caminaba 40 minutos bajo el sol ardiente del noreste de Brasil o compartía una bicicleta con su hermano Jair para llegar a la escuela Bola de Ouro (Balón de Oro) en las afueras de Lagarto, una ciudad agrícola y pobre de 100.000 habitantes en el interior del estado de Sergipe y 300 kilómetros al norte de Salvador, la sede del Mundial 2014 más próxima.Allí jugaba en una cancha de tierra, con porterías de madera, que estaba atravesada por un camino, por lo que había que parar el entrenamiento cada vez que pasaba un vehículo o una carreta tirada por mulas.Diego tenía un físico aventajado y no le gustaba jugar con los niños de su edad. Cuando llegó a la escuela con 9 años, su entrenador, Flavio Augusto Machado Santos, "Flavinho", lo puso con los de 11 y desde el comienzo fue el "hombre gol" del equipo."Tenía esa gran ventaja, siempre fue grandullón, pero también peleón, hasta en exceso. Hoy mejoró bastante. Cambió un poco, pero no mucho. Siempre fue alborotador, problemático. Pero en el campo se transforma. Tiene alegría de jugar", dijo Flavinho, que dirige los entrenamientos con una desteñida gorra del Atlético Madrid, regalo de Diego.Las peleas con su hermano mayor eran habituales dentro del campo. Jair, que no continuó la carrera de futbolista, siente orgullo por haber servido de incentivo y por haber alimentado la competitividad de Diego.Provocador, Diego se hizo del Palmeiras para llevarle la contraria a su padre y hermano, que eran seguidores del Sao Paulo, un equipo rival.Su madre, Josileide Costa, lo evoca como un niño "travieso" y "refunfuñón", pero sobre todo obstinado, que siempre puso todo su empeño para hacer realidad sus objetivos profesionales.A los 15 años decidió irse a Sao Paulo para trabajar de vendedor en la calle 25 de Marzo, una zona popular, y hacer pruebas en los equipos de la mayor ciudad de Brasil."Nuestro tío Edson lo llevó a jugar a campos de tierra, comenzando por un equipo del edificio donde vivíamos en el barrio So Mateus. En seguida su fama llegó a los oídos de un amigo del presidente del Barcelona, club que disputaba la cuarta división del Campeonato Paulista", contó Jair.En pocos meses, recibió la primera propuesta profesional, del Braga, que le llevó a plantear un órdago a sus padres para que le permitiesen ir a Portugal con 16 años recién cumplidos."Tuvo una actitud de hombre. Me dijo: madre, si no me dejas ir, huyo. Cuando quiere lograr un objetivo, lo persigue. Lo busca de verdad", comentó Josileide.Aún más difícil que esa decisión fue la disyuntiva entre elegir la selección española y la brasileña, una tesitura en la que se vio Diego Costa el pasado noviembre y en la que tomó el camino más polémico al escoger La Roja.Su decisión caló hondo en Lagarto: tema de conversación habitual en los bares, los vecinos apoyan en su mayoría a Diego Costa y aseguran que la ciudad será un "pedacito de España" en el Mundial, si Vicente del Bosque lo convoca.A la mayoría de los 230 niños que hoy juegan en la escuela Bola de Ouro les gustaría seguir los pasos de su ídolo y afirman que, si pudieran, también jugarían en la selección española.La fama del delantero del Atlético ha alimentado la de la escuela, que ahora acoge alumnos llegados de otros estados brasileños y ha duplicado su capacidad, también en parte gracias a la financiación que aporta Diego.La Bola de Ouro ahora tiene tres campos de hierba, con porterías oficiales, y está en una localización mejor, más cerca del centro urbano, lindante a una plantación de tabaco, el principal cultivo de la región.Lejos del clima de Lagarto a favor de su hijo más ilustre, la mayoría de Brasil se dispone a abuchear con fuerza a Diego Costa si llega a vestir la camiseta de España en el Mundial, aunque eso, en lugar de amedrentar a la familia, se convierte en un incentivo."Los abucheos son normales. Y yo quiero que ocurran. Cuanto más le abuchean, mejor juega", avisó el padre de Diego, Zeinha, que ya prepara la camiseta de España y aguarda para ver a su hijo campeón.

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