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Devoción Falcao García

Michael Esteven Restrepo se hizo célebre hace poco luego de un emotivo encuentro con Falcao García. ¿De dónde nació su veneración por el delantero colombiano?

20 de abril de 2014 Por: Jorge Enrique Rojas - Editor Unidad de Crónicas - El País

Michael Esteven Restrepo se hizo célebre hace poco luego de un emotivo encuentro con Falcao García. ¿De dónde nació su veneración por el delantero colombiano?

- ¿Y a qué huele El Tigre?- A un perfume carísimo, nos dejó a todos bañados con ese perfume. Cuando llegué al barrio me dijeron: ¡tóqueme que usted tocó a Radamel! En la chaqueta que tenía cuando él me abrazó, quedó el olor y no la lavo nunca.La precisión del aroma será lo de menos: si era una combinación de madera y frutos cítricos o una de esas babas dulces enfrascadas bajo el sello Armani. Para Michael Esteven Restrepo Díaz, el niño de 13 años que hace un par de semanas empezó a repetirse en todas partes luego de que se conociera su emotivo encuentro con Falcao, el olor del ídolo que tiene en vilo a todo un país es tan simple y a la vez tan indescifrable como el de un abrazo agarrado a un pedazo de tela.La historia se conoció a través del Canal RCN, que mostró en una larga nota lo que había sucedido cuando ese chico del barrio Potosí, al sur de Bogotá, conoció a Radamel Falcao García el pasado primero de abril en Madrid. Al principio del video, Michael, en compañía de tres chicos colombianos, se ve esperando en un sillón que llena una sala de paredes blancas. Cuando El Tigre aparece ante sus ojos, aún antes de que lo haga en cámara, Michael rompe en llanto, se toma la cabeza, mueca de milagro: ¡No, no, no!, dice sobreviviente entre el ahogo de lágrimas, pelo erizado en un corte a lo Cristiano Ronaldo. Radamel, en pantaloneta negra y suéter de entrenamiento, empieza a saludar: “Qué gusto tenerlos por acá, qué gusto conocerlos”. Michael, al tenerlo cerca, se le prende al cuello, lo aferra, le toma la mano, la besa, cae de rodillas: ¡No, no, no!, vuelve y repite ahogado. Al tiempo, una voz cuyo dueño no alcanza a verse, empieza a tratar de explicar lo que allí pasa: “Radamel, agradecerte de verdad. Estos niños vienen desde Colombia, han tenido una agenda, el sábado estuvieron en un partido en el Bernabeu…” Pero las palabras del hombre sin rostro son un pase al vacío donde no llega nadie en esa sala: “130 recortes, 130 recortes”, dice el chico en sollozos que gambetean protocolos y presentaciones personales. Falcao le acaricia la cabeza. “Tiene la pieza-museo en su casa con tus fotos”, le dice la voz a Falcao, intentando mostrarle que en el mapa de la veneración mundial que despierta, ese chico que llora a su lado tapiza paredes con pedacitos de papel donde aparece su figura en distintas poses: celebrando un título, elevando las manos al cielo, recordando bajo el tricolor de la bandera nacional la existencia de un país donde los gritos también son de esperanza. Después de tomar un sorbo de agua, Michael le agarra la rodilla operada a Radamel y le dice las palabras que finalmente convirtieron esa escena en un video que le dio la vuelta al planeta repitiendo la cara del chico y su ídolo en pantallitas de celulares, tabletas y laptops: “Se va a recuperar. Esta pierna Dios se la va a fortalecer. Y no lo digo para que estés en el Mundial: para que te mejores mejor, te mejores. Lo quiero mucho. Siempre que voy a donde voy lo nombro, lo quiero. 130 recortes. 130 recortes”. El Tigre, entonces, empieza a llorar.Desvestidos de guayos y canilleras, los futbolistas son hombres comunes, con angustias y problemas mayores a los de un balón que en el último minuto se estrelló en el vertical. La diferencia entre ellos y el resto, los mortales, es que los jugadores aún sin uniforme son modelos colectivos y así como ocurre con sus melenas, la gente termina por imitarles otras cosas: sus celebraciones ruidosas. O sus excesos. O el pie que tantos acostumbran a mantener hundido en el acelerador. Si el fútbol es una religión, la devoción por un apóstol que en este país haga llorar a un chico, no de miedo sino de emoción, no por desencanto sino por admiración, es noticia feliz. Una que habla de un lugar donde los niños y los tigres también pueden abrazarse. ***- Y ahí, de cerca, ¿cómo es El Tigre? - En este momento Radamel está un poquito flaco, yo creo que por las terapias. Es muy alto, sigue con su físico, pero se ha notado un poco el cambio, está un poco delgado. Pero no, El Tigre yo creo que llega al Mundial. Falcao ya está caminando como debe caminar, para nadie es un secreto que Radamel va a ir al Mundial.Michael Esteven tiene tres hermanos. Aura Marcela, de 20; Diego Armando, de 14 y Juan Camilo, de 10. Su papá, José Roberto, tiene 35 años y es mesero. Su mamá, Aura Rosario, de 38, trabaja como empleada doméstica. Desde hace mucho todos viven en Potosí, un barrio parecido a muchos de los barrios extendidos al sur de Bogotá, con calles rotas y casas endebles que se levantan sobre el olvido en que ha ido creciendo esa porción de la capital.El papá de Michael es hincha de Millonarios y desde que el niño estaba más niño le inculcó el amor por ese equipo del que también es hincha Falcao. Así que una cosa llevó a la otra. Pronto, los dos juntos frente al televisor, se encontraron admirando las proezas de ese apóstol que celebra sus goles milagrosos agradeciendo al cielo. Todos los días después de levantarse, antes de acostarse, a la hora de comer, Michael le reza a Dios. Así se lo inculcó su mamá. Michel es delantero y a veces, cuando hace un gol, él también mira al cielo. “Quiero ser futbolista y después de retirarme, ser periodista. Mi sueño ahora es darle una casita a mi mamá. Para ella sería una gran bendición y este año se lo voy a prometer porque un día le voy a cumplir”.Este sueño de Michael no es uno de esos sueños nacidos en el universo de la ilusión, donde es posible imaginar el olor de un ídolo inalcanzable. Este sueño nació en el universo de la realidad, donde los aguaceros se meten por el techo y las alcantarillas, en vez de tragarse el agua, la devuelven en olores para los que tampoco hay palabras. En abril del año pasado eso fue lo que sucedió en Potosí, por lo que Michael y sus hermanos y sus papás, tuvieron que salir corriendo de la casa donde pagaban cien mil de arriendo, dejando entre el agua los colchones, las camas, zapatos y parte de los recortes de prensa de Falcao. “Quién sabe. Dios sabe cómo hace sus cosas, seguro vendrán días mejores. Ahora vivimos a dos cuadras y pagamos un poquito más, pero está más organizadito”, cuenta Aura Rosario, la mamá de Michael, con una voz desvestida de lamentos y reproches.El primer sueño de Michael empezó a gestarse el 24 de diciembre del 2012, cuando un equipo de noticias de RCN llegó hasta ese barrio calles rotas para preguntarles a los niños qué les gustaría tener en Navidad. En el video que registra el momento, Michael, con el pelo escurrido en la frente, aparece feliz diciendo que le gustaría ser futbolista. Y entonces así, siguiendo la huella de sus palabras, fue como se dieron cuenta de su devoción recortada en papelitos pegados en la pared y organizados en una carpeta que luego también salpicaría el agua. Así fue como la Fundación Revel, filial del Real Madrid en Colombia, le ofrecería una beca para que ingresara a su escuela de fútbol. Y así fue cómo él, Michael, gracias a su rendimiento y su bondad y su juicio, se ganó la oportunidad de viajar a España. El resto, es historia ya contada.Michael está en séptimo de bachillerato y es ambidiestro. En Madrid, Falcao le dio algunos consejos para mejorar su juego pero sobre todo le inculcó la importancia de que estudiara y fuera buen hijo. Cuando se refiere al futbolista, la mamá de Michael le dice “don Falcao”. Ella dice que ese señor es un hombre muy bueno y que un día le gustaría conocerlo para agradecerle por todo lo que ha hecho por su hijo, por el ejemplo que le ha dado. Quizás suceda pronto: el chico asegura que entre él y Radamel quedó un secreto que revelarán cuando ambos se encuentren de nuevo. Al otro lado del teléfono su voz sonríe. En Potosí, a Michael antes le decían “Puntilla”. Su mamá dice que es por lo flaquito y cansón que a veces era. Ahora hay gente que le dice “Españolito” y lo para en la calle para preguntarle cómo es El Tigre. Él responde casi siempre lo mismo: “Para nadie es un secreto que Radamel es la mejor persona del mundo”.Frases "Los sueños son algo que pasa en la vida. Los sueños se hacen realidad, yo soñé conocer a Falcao, hablar con periodistas. El día menos pensado de tu vida llegan”. "A mi casa y llegaron muchas bendiciones. Antes habían, sí, pero esta era la bendición más anhelada”.Michael Esteven Restrepo Díaz.Para ver el video del encuentro de Michael con El Tigre, digite en el buscador de youtube: las lágrimas de Falcao.

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