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“De vaina estoy vivo”: Antonio Cervantes, 'Kid Pambelé'

El 28 de octubre se cumplen 40 años del título mundial de boxeo, primero para Colombia, logrado por 'Pambelé'. Encuentro con un hombre que tocó el cielo y bajó al infierno.

21 de octubre de 2012 Por: FRANCISCO HENAO BOLÍVAR / Reportero de El País

El 28 de octubre se cumplen 40 años del título mundial de boxeo, primero para Colombia, logrado por 'Pambelé'. Encuentro con un hombre que tocó el cielo y bajó al infierno.

La noticia se regó como pólvora aquel 28 de octubre de 1972. Los teletipos inundaron las redacciones de los diarios y emisoras con la primicia de que un colombiano, Antonio Cervantes, más conocido como 'Kid Pambelé', se había coronado campeón mundial de boxeo en el Gimnasio Nuevo Panamá.Los ‘cables’ decían que “una lluvia de golpes cayó sobre el rostro del panameño Alfonso ‘Peppermint’ Frazer y este se derrumbó sobre la lona ante la mirada atónita de 15.000 compatriotas que asistieron a la velada para ver el triunfo de su ídolo”.Antes del nocaut, ‘Peppermint’ había caído dos veces. Pambelé, arengado desde la esquina por su entrenador, el cubano ‘Tabaquito’ Sáenz, sabía que estaba por debajo en las tarjetas y que ese décimo round era el de la gran oportunidad.Apenas comenzaron los tres minutos de combate, el colombiano sacó su devastadora mano izquierda que se estrelló en la cara del panameño. ‘Peppermint’ trastabilló y luego se derrumbó por completo.El árbitro paró la pelea y mientras los panameños lloraban la caída de su campeón, comenzaba el reinado del más grande boxeador que ha tenido Colombia y la categoría de las 140 libras en el mundo.En las principales ciudades del país hubo fiesta hasta altas horas de la noche. Era la primera vez que un colombiano se coronaba monarca universal de boxeo. Pambelé, como dijo el periodista Juan Gossaín, desde el momento en que noqueó a ‘Peppermint’ le enseñó a un país perdedor en el campo deportivo conjugar por fin el verbo ganar en presente y futuro.Después de la hazaña pasó de todo: el multitudinario recibimiento en Barranquilla, el encuentro en Bogotá con el presidente Misael Pastrana, los homenajes y condecoraciones en todo el país, las exitosas defensas del título, la gloria, el dinero por montón, las celebraciones, los excesos, la pérdida de la corona ante el norteamericano Aaron Pryor, los escándalos y, por último, la caída a un abismo del cual intenta salir sin el brillo, las comodidades, la plata y el reinado que lo acompañó durante muchos años.***Son las 4:00 de la tarde de un miércoles soleado y caluroso en Cartagena. La cita con el hombre que se coronó campeón mundial hace 40 años es en la fuente de un reconocido centro comercial, en la salida hacia Turbaco. Pero 'Pambelé' no aparece.José Luis, uno de sus hijos, asegura que su papá ya llegó de Turbaco, donde vive, y que hay que buscarlo en medio de tanta gente que frecuenta el lugar. La búsqueda dura 10 minutos porque el otrora famoso boxeador se deja ver cerca de unas escaleras eléctricas, saludando efusivamente a cuanta muchacha pasa por su lado.'Pambelé' luce una colorida cachucha, viste camiseta blanca con verde, un pantalón gris y tiene chanclas negras. Se le ve delgado, pero muy recuperado en comparación con épocas en las que tocó fondo por los excesos con las drogas y el licor.Después del saludo, vamos al segundo piso en donde está la zona de cafeterías. “Tráeme un jugo de zapote”, es lo primero que le dice a la niña que atiende, quien de inmediato responde que de esa fruta no hay. “Oye, pero consíguelo en otro lado hombe, no ves que es pa’ mí”, le pide 'Pambelé'.No hay opción. El jugo hay que conseguirlo y en 5 minutos lo que fue prácticamente una orden, se cumple a rajatabla.Quien fuera por muchos años rey de las 140 libras, hoy en el exclusivo Salón de la Fama del boxeo mundial, se acomoda en una silla y se quita la gorra para esperar la ráfaga de flashes de la cámara. La grabadora se enciende y de inmediato comienza a rebobinar la película de aquel glorioso e inolvidable 28 de octubre de 1972, una fecha que quedó marcada en la historia del boxeo colombiano.“A mí nunca se me olvida esa fecha. Antes celebraba ese aniversario con licor, droga y mucha joda. De vaina estoy vivo... y de vaina estoy libre”, dice con un aire de tristeza. “Ya no. Ahora celebro cada aniversario en mi casa de Turbaco, con mi familia”, dice mientras mira desesperadamente de un lado para otro, tal vez inquieto o abrumado por los recuerdos.“Lo que te puedo decir es que fue una tremenda pelea. ‘Peppermint’ me estaba ganando, pero antes de llegar al décimo round comencé a controlar la pelea y lo ‘noquié’ en el décimo. Lo tumbé tres veces”.A medida que aparecen los recuerdos, sus ojos se abren más de lo normal. Y entonces deja ver muchos ‘tics, como el mover mucho las manos, rascarse repetidamente la cabeza, mirar hacia todos lados y sacar constantemente la lengua.El bullicio que hay en el primer piso por unos niños que a la misma hora bailan reggaetón no lo desconcentra. También se le ve imperturbable a medida que algunos vecinos de mesa lo reconocen y comienzan a saludarlo. El de hoy es un 'Pambelé' muy diferente al de hace unos meses, cuando solo despertaba lástima y también fastidio.“Tengo ya dos años que no pruebo nada, dos años sano, sin malas compañías; por estar de joda perdí todo, por eso digo que estoy vivo de milagro... ahora vivo tranquilo, sin problemas”, asegura mientras mira a su hijo José Luis, que no se pierde nada del relato de su padre.El excampeón recuerda lo que pasó después que se bajó del ring ese 28 de octubre de 1972. “La gente en el coliseo estaba muy brava por la derrota de ‘Peppermint’; nosotros nos fuimos a una recepción en el hotel y luego salimos para el consulado de Colombia, recuerdo que llamó el presidente Misael Pastrana; más tarde apareció ‘Peppermint’, se unió a la celebración, salimos en su carro esa noche y fuimos a dar a una cantina en Ciudad de Panamá”.Que el derrotado haya salido a festejar con su verdugo, suena extraño y poco creíble. Sin embargo, 'Pambelé' sonríe maliciosamente y explica el insólito caso.“Lo que pasa es que yo era amigo de ‘Peppermint’; vivimos juntos en Venezuela con otros muchachos. En los entrenamientos y antes de la pelea hablamos varias veces, él me decía que me iba a ‘noquiᒠy yo le contestaba que el título iba a ser mío. Al final el que cogió el nocaut fue él”, dice el excampeón, endureciendo su rostro, abriendo mucho más sus ojos y haciendo con su mano izquierda un ademán para explicar de manera precisa cómo fue el golpe que mandó a Frazer a la lona.'Pambelé' fue recibido como un héroe en Colombia. Que se recuerde, era la primera vez que el carro de bomberos se utilizaba para darle el paseo victorioso a un deportista nacional.“Yo gané el título un sábado y al otro día regresé a Barranquilla, en donde tuve un gran recibimiento; después fuimos a Cartagena y al día siguiente al hotel Tequendama de Bogotá. De ahí, en carro de bomberos al Palacio de Nariño”, dice con un tono firme que denota el orgullo de haber sido recibido por el presidente de la época.“A Pastrana le pedí puesto de salud, la luz y la vía para Palenque, pero sólo nos puso la luz”, asegura.Esa fue la puerta de entrada a la fama mundial. 'Pambelé' pasó de ser un palenquero humilde a convertirse en el hombre de moda en Colombia en esos años 70. Todos lo querían tocar o tomarse una foto con el ‘champion’. Pisó varias veces la Casa de Nariño. Los políticos buscaban su apoyo. Hizo el saque de honor en muchos partidos de fútbol. Recibió invitaciones a cuanto evento se hacía en el país. Las estrellas de la farándula lo buscaban. Su historia en el boxeo, y también su cuenta bancaria, crecían a pasos agigantados.“Hice 10 defensas del título hasta que lo perdí por confiado con Wilfredo Benítez, un muchachito de 17 años, puertorriqueño”, dice haciendo una mueca de decepción. Pero 'Pambelé' recuperó su trono, hizo otras defensas, hasta que en 1980, ya contaminado por las drogas y con una pésima preparación, lo perdió ante el norteamericano Aaron Pryor.“Llegué mal a esa pelea, no me preparé bien... ya era lo último; después vino lo que todos ustedes saben”, confiesa ya con voz apagada y mirada perdida, como queriendo eludir la etapa más crítica de su vida.Y... sí, lo que siguió de ahí en adelante todo el país lo supo. Por eso los millones ganados en cada pelea y los numerosos bienes adquiridos en Cartagena y Venezuela se esfumaron por completo.'Pambelé' da muestras de no querer hablar más. Se levanta, saluda a algunos curiosos y después de despedirse le dice a su hijo José Luis que antes de regresar a Turbaco lo acompañe a un almacén de zapatos que queda en el mismo centro comercial.Así, lentamente y en silencio se va el hombre que le enseñó a ganar al país. El que un 28 de octubre de 1972 le dio una gran alegría a Colombia. El 'Pambelé' de picos muy altos en su vida, pero también de picos muy bajos, hasta el punto de llegar a tocar fondo.Pero, gracias a Dios, como él mismo lo dice, de vaina está vivo.

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