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De las minas a las canchas

Avilés Hurtado, figura del América, vivió la mayor parte de su vida en un socavón.

13 de febrero de 2011 Por: HÉCTOR FABIO GRUESSO - Reportero El País

Avilés Hurtado, figura del América, vivió la mayor parte de su vida en un socavón.

Entre la penumbra y el peligro transcurrió la infancia de Avilés Hurtado, a quien una mina se le tragó a su progenitor, y quien jugó los más duros partidos de su vida metido en un socavón. El domingo fue el conductor del América en el juego frente al Deportivo Pereira en el Estadio 'Francisco Rivera Escobar' de Palmira.El balón que hoy duerme como una hamaca en su pecho y en sus botines, fue su gran ausente luego de que su diminuta figura lo llenó de convencimiento para realizar las labores propias de un hombre.“En Timbiquí, Cauca, la gente vive de la minería, y desde que tenía 8 años me tocó trabajar. Mi trabajo consistía en ayudar en la mina y cargar leña, aunque estudiaba por la mañana. Yo me ganaba lo que me hacía”, recuerda el hoy jugador americano. Así, laborando al destajo para comprar lo que más le apetecía, “bombones y leche”, pasó sus días en la penumbra de una mina, hasta que un tío y el destino le brindaron la oportunidad de cambiar el ruido de las certeras picas por el rugir de un campo de fútbol.“Mi mentalidad está en hacer las cosas bien aquí en América, para sacar este equipo adelante. Mi crecimiento se debe a la confianza en mí mismo, más la que me han brindado el cuerpo técnico y los compañeros. Este es un grupo que ha realizado un muy buen trabajo”, sostiene el jugador de 23 años, quien nunca jugó en las selecciones juveniles del Valle ni de Colombia, pero ahora sueña con ponerse la tricolor de mayores. Entre sus sueños también está lograr que su familia se retire del riesgoso trabajo que hace cerca de tres años le segó la vida a su amado padre.“Mi papá falleció en una mina y eso nos dejó una triste experiencia: Él era el líder de un socavón, y un día se enredó con un alambre, y de inmediato empezó a caer el derrumbe y quedó atrapado”, comenta Hurtado luego de una práctica en la sede deportiva del América, hoy ataviado con prendas de una prestigiosa marca deportiva internacional.La abrumadora noticia de la muerte de su progenitor coincidió con el florecer de Avilés en el balompié local: “Con el ‘Team’ me fue muy bien en la Copa El País, y luego tuve la oportunidad de salir campeón en una Copa La Patria con la Primera C del Dépor”.No obstante, pese a su demostrada capacidad técnica, y a que se ha erigido como faro del América, “me están adeudando cerca de 18 quincenas”. Pero Avilés Hurtado confía en que su fútbol le permitirá sacar a su familia de una tenebrosa mina.

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