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Carlos Sánchez, el perfecto guardaespaldas de la selección Colombia

El chocoano se convirtió en el mejor aliado de sus compañeros en el mediocampo colombiano.

20 de junio de 2015 Por: FRANCISCO HENAO BOLÍVAR - Enviado Especial a Chile

El chocoano se convirtió en el mejor aliado de sus compañeros en el mediocampo colombiano.

A Carlos Sánchez en España muy acertadamente le pusieron el apodo de la ‘Roca’, porque cuando jugaba en El Elche todos los rivales se chocaban con esa mole que se paraba con mucha decisión en la zona de volantes.

Pero en la Selección Colombia, el remoquete que más le viene podría ser el ‘Guardaespaldas’. Las razones, como se vio en el partido ante Brasil, quedaron a la vista: cuida las espaldas de sus laterales, ayuda a defender la zona de los zagueros centrales, con su sola presencia ahuyenta a quienes quieren llegar al arco de David Ospina y, de paso, es el gran soporte o el escudero incondicional de James y de Cuadrado. El hombre que está ahí, atento y bien despierto, cuando los dos volantes ofensivos por alguna circunstancia pierden el balón.

Su historia con la Selección comenzó cuando nadie lo conocía. Bastó una recomendación de Julio Comesaña al entonces técnico del combinado nacional, Jorge Luis Pinto, advirtiéndole de “un morochito muy fuerte, muy bueno en la marca, guapo y bastante técnico que juega en el Danubio de Uruguay”.

Sánchez se había ido en silencio al fútbol uruguayo. De las canchas encharcadas y enmalezadas de Quibdó pasó a las canteras de Danubio cuando apenas tenía 17 años, una timidez evidente y unas ganas de forjar su propio destino muy lejos de su país.

Muy rápido se fue abriendo paso. Impuso su fútbol, sus ganas y su sacrificio, pero también sus 182 centímetros de estatura y sus 75 kilos de peso, porque cuando llegó a Uruguay aún acusaba cierta delgadez.

En Danubio compartió con otro chico delgado, callado y ambicioso que hoy mundialmente es conocido como Édison Cavani, y entre los dos fueron artífices del título de ese equipo en la liga uruguaya.

Las  noticias de ese colombiano que se destacaba en el sur las trajo Comesaña y se las pasó a Pinto. El técnico santandereano, bastante curioso, lo convocó a una prueba cuando Sánchez pisaba los 20 años y se quedó de una en la Selección, para sorpresa de la afición y de la prensa que muy pocos datos tenían del juvenil chocoano.

Jugó eliminatorias al Mundial del 2010 y ese fue su pasaporte al éxito definitivo con el combinado nacional. Desde allí siempre fue tenido en cuenta, siendo hoy uno de los jugadores más importantes en el andamiaje táctico de Pékerman.

Brilló en el Mundial de Brasil

Han sido muchos los partidos brillantes que se ha jugado y batido por la Selección. Pero en la memoria hay dos inolvidables: el de hace cuatro años cuando en la Copa América de Argentina anuló por completo, y sin cometerle una falta, a Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, y el del pasado miércoles, cuando literalmente se tragó la cancha ante Brasil en este edición de la Copa en Chile.

Temperamento, cabeza fría, auxilio oportuno para sus compañeros, gran manejo de balón y el equilibrio ideal para la Selección con su derroche desde la mitad del campo hacen de Carlos Sánchez una roca, pero también el guardaespaldas ideal. El que todos quieren tener a su lado.

Este domingo, Sánchez saltará al gramado del estadio de Temuco decidido a mantener el nivel que el pasado miércoles ayudó a borrar de la cancha a Neymar, para que Colombia supere a una fuerte selección peruana.

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