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Caída y obra de Lance Armstrong

El ciclista estadounidense se enseñó desde niño a afrontar los retos que le puso la vida.

23 de octubre de 2012 Por: Redacción El País

El ciclista estadounidense se enseñó desde niño a afrontar los retos que le puso la vida.

Rosas y espinas. Picos altos y otros muy bajos. Así ha sido el camino de Lance Armstrong en la vida.De sus primeros éxitos de niño, cuando incursionó en el triatlón con resultados muy positivos hasta convertirse en el mejor novato del año en Estados Unidos, Armstrong pasó a recibir años después quizá el golpe más duro en la vida: el cáncer testicular que hizo metástasis en los pulmones y el cerebro.Esa fue su gran prueba de fuego en la vida. A esa edad, 25 años, el norteamericano comenzaba a figurar con mucha fuerza en el ciclismo profesional.Pero su 'caballito' de acero tuvo que esperar varios años porque Armstrong decidió hacerle frente a la carrera más importante que le presentaba la vida.Se sometió a un riguroso tratamiento que dejó secuelas grandes en su cuerpo; Armstrong parecía perder la batalla, pero como ha sido la constante, cuando el camino se hace más empinado, como esas batallas que años después protagonizó en el Tour, él sacó fuerzas para vencer a su rival más peligroso.Totalmente curado del cáncer, el extraterrestre, como se le conoció en el mundo del ciclismo, decidió desempolvar su bicicleta para demostrar que ni la peor enfermedad lo podía derrotar.Al lado de su madre Linda Mooneyham y de su padrastro Terry Armstrong, de quien heredó el apellido, comenzó a mirar con fe el futuro.Y el futuro no podía ser más halagador. En los años siguientes escribió la historia más brillante que cualquier pedalista quisiera escribir en el Tour de Francia, la competencia ciclística más importante del mundo.Pero antes había 'calentado' motores en la Vuelta a Luxemburgo y en la Vuelta a España; allí pudo medir sus reales condiciones.Y Armstrong se presentó al Tour de 1999 y después de 20 fatigantes y exigentes etapas, se coronó por primera vez en los Campos Elíseos de París, ante la mirada sorpresiva del mundo. Porque no era fácil que un pedalista que había encarado una dura batalla contra el cáncer, llegara y dominara a su antojo la más grande competencia del pedal.Pero esa no fue la primera ni la última. El Tour de Francia estuvo bajo el yugo de Armstrong en los años siguientes. El paseo victorioso por París lo dio en el 2000, 2001, 2002, 2003, 2004 y 2005.Era el rey del pelotón, el indomable en la montaña, el impasable en terreno llano. Era Lance Armstrong, el monstruo del ciclismo, el extraterrestre, como lo llamaron por su persistencia para vencer los más grandes obstáculos.Pero Armstrong no contaba con otro temible rival: el fantasma del dóping. Comenzaron los rumores y de ahí se iniciaron las investigaciones que concluyeron ayer con un duro veredicto para él y para todo lo que había construido: era culpable de dopaje y por ende sus siete títulos los debía devolver.El extraterrestre por ahora guarda silencio. Mientras tanto, su imagen se derrumbó por completo. Falta ver si aquel que pudo vencer un cáncer y que salió airoso en muchas pruebas que le dio la vida, es capaz de cruzar victorioso la línea de meta en esta etapa difícil que le depara el destino.FRASES"Ante todo lo que salió es difícil esconder cualquier situación; lo siento por Armstrong, al margen de lo sucedido hay que reconocer que es un deportista”. Fabio Parra, exciclista colombiano "Cuando íbamos a Europa uno escuchaba comentarios; en casi 1.700 pruebas que le hicieron a Armstrong nunca dio positivo, pero sus ex compañeros lo delataron". Raúl Mesa, técnico de ciclismo"Es triste porque esto es algo que no le conviene al ciclismo. Nunca vi nada extraño en él, salvo que era impresionante su nivel. Nunca fallaba”. Santiago Botero, ex ciclista colombiano"Si hicieron esto con Lance Armstrong tienen que hacerlo también con muchos otros ciclistas como Bernard Hinault y Miguel Induráin”. Héctor Fabio Cruz, médico deportólogo

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