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Barbosa, el arquero maldito del 'Maracanazo'

El exjugador falleció en 2000 con el peso de esta condena eterna, pese a que su “hija del corazón", Tereza Borba trató de rehabilitarlo.

25 de abril de 2014 Por: AFP - El País.com.co

El exjugador falleció en 2000 con el peso de esta condena eterna, pese a que su “hija del corazón", Tereza Borba trató de rehabilitarlo.

"Mira, hijo mío, ese es el hombre que hizo llorar a Brasil": la madre señala a Moacyr Barbosa, el arquero de la 'Seleçao' en el Mundial-1950, instalado en la memoria colectiva como el principal responsable del 'Maracanazo', un trauma nacional. Las palabras de aquella mujer, contadas por el propio portero, revelaban la acusación de todo un país. El culpable de la debacle brasileña en Río de Janeiro frente a Uruguay (2-1), que le dio su segunda Copa del Mundo a los celestes, era él. "La condena más larga en Brasil es de 30 años. Creo que la mía ya la supera por 13 años", afirmó Barbosa en 1993 en TV Cultura. Pero ahí seguía, implacable, aquel minuto 79: el volante derecho uruguayo Alcides Ghiggia, autor ya de un pase decisivo para igualar el marcador 1-1, remonta veloz su ala. En uno de sus últimos apoyos, pisa la línea del área y levanta una pequeña nube de cal. Fallo"Todo el mundo pensaba que Ghiggia iba a centrar, como en el primer gol", contó Barbosa en el libro "Dossiê 50", de Geneton Moraes Neto. El arquero da, por ello, dos o tres pasos hacia el centro y adelante, dejando abierto un ángulo al costado. Pero Ghiggia patea y coloca el balón a ras del palo. Barbosa se levanta y mira furtivamente al cielo. Los dioses del fútbol habían decidido. Silencio mortal en el Maracaná, pero desde el día siguiente, todo Brasil desata su rabia. Hagan pasar a los acusados. Acusado I: Bigode, lateral izquierdo al que Ghiggia desborda en dos ocasiones. Acusado II: el seleccionador, Flavio Costa, patrón del equipo y responsable de pedir a sus futbolistas que no se arriesgaran a la expulsión, lo que podría haber inhibido a Bigode, habitualmente más duro. Acusado III: Juvenal, defensa central que no cubrió a su lateral. Pero el principal culpable es el portero. "Los brasileños olvidaron la fiebre amarilla, la vacuna obligatoria, el asesinato de Pinheiro Machado [presidente de la República asesinado en 1915, pero no han olvidado el fallo de Barbosa", escribió el periodista Nelson Rodrigues. El racismo, que estaba institucionalizado en el fútbol brasileño de principios del siglo XX y todavía ahora sigue latente, se despierta entonces con fuerza; algunos reniegan de ese "portero negro" y, en general, de ese equipo "mulato". ExorcismoEste fallo de Barbosa consiguió eclipsar una carrera gloriosa, donde destaca su participación en el 'Expreso de la Victoria', aquel gran Vasco de Gama repleto de títulos de los años 1940. Sus compañeros no quisieron agobiarle. "El balón pasó por donde no podía pasar", dijo en su momento el delantero Jair. "Le echaron la culpa a él, pero son los once los que ganan y los once los que pierden", opinó Ghiggia a la AFP. "Además, en Brasil son bastante fanáticos", añadió la vieja estrella uruguaya. Barbosa, estigmatizado ya de por vida, trató de remontar su propia desgracia con valentía. En varias ocasiones recordó que formó parte del equipo que venció 'El partido de la revancha', un amistoso disputado entre el Vasco y Peñarol, donde militaban la mayoría de los internacionales del 'Maracanazo', y que logró hacer callar al estadio Centenario de Montevideo. De la misma manera, se reconocía orgulloso de haber formado parte de un equipo subcampeón del Mundo, que abrió el camino hacia el éxito a futuras generaciones de la Seleçao. "Pocas personas lograron entrar en la Historia. Yo no saldré nunca de la historia del fútbol brasileño con ese partido del 16 de julio de 1950", aseguró en una ocasión. Eduardo Galeano, escritor uruguayo, sintetizó la figura trágica de este hombre que se llevó los arcos del Maracaná el pasado domingo en el periódico O Estado de Sao Paulo. "Sintomáticamente, eran de madera. La cruz de su martirio. Y él celebró solo una ceremonia de exorcismo quemando los arcos de su maldición. Crucificado por la necesidad humana de encontrar culpables, incluso si ha sido reconocido por los especialistas como el mejor arquero de su tiempo".

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