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Una tormenta neoliberal

Estudios serios que indican que la tasa real de tributación de las empresas es muy inferior a la legalmente establecida, gracias a innumerables exenciones y vacíos en la legislación.

7 de septiembre de 2018 Por: Kelly Sánchez / Reportera de El País

La propuesta del Ministro de Hacienda de bajarles los impuestos a las empresas, subírselos a las rentas de trabajo y extender el IVA a la canasta familiar, constituye una tormenta perfecta, que ha tenido como consecuencia afectar la naciente popularidad del Presidente de la República sin haber sido presentada siquiera al Congreso.

Se queda uno sin saber si se trataba de una propuesta sonda, para medir la reacción de la gente, o de una propuesta bomba para que quedara claro desde un principio cuál era la ideología del gobierno en materia económica. En ambos casos una torpeza política y de pronto económica.

Libros enteros se han escrito para decir que los empresarios necesitan de un ambiente estimulante para producir, pero ese ambiente no se crea sólo con medidas tributarias sino que es resultado de un clima político estable, de un entable físico y legal que permita trabajar eficazmente y de la capacidad de compra de la población.

Si se disminuyen los impuestos a las empresas y se aumentan a sus eventuales clientes, no sólo no podrán generarse nuevos empleos (que es el propósito pío de la reducción), porque para ello se necesita que la demanda por los productos aumente, si no que los empresarios van encontrar mejores destinos para sus nuevos ingresos. O sea, de hecho lo que se haría es una transferencia de impuestos a los más ricos.

Sano sería que los legisladores que van a votar esa reforma leyeran los estudios serios que indican que la tasa real de tributación de las empresas es muy inferior a la legalmente establecida, gracias a innumerables exenciones y vacíos en la legislación.

Si se conoce la tasa real de tributación podría concluirse que no es esa la razón por la cual no se están creando más empleos. Y si se mira la tasa de tributación de las personas naturales, se encontraría que solo un grupo reducido de personas que trabajan en el sector formal y tienen obligatoriamente registrados todos sus ingresos, pagan impuestos cada vez más altos (como se ha visto en las declaraciones de renta de 2017), mientras quienes ejercen profesiones liberales o poseen propiedades productivas rurales, que no facturan, pagan sumas irrisorias. Para no hablar de las economías informales o ilegales.

La idea de que reducir impuestos empresariales genera empleo, puede ser impecable en teoría pero la evidencia disponible apunta a lo contrario. Y aumentarlos a las rentas de trabajo para reducir el déficit fiscal tampoco.

En los años dorados de Reagan se popularizó la Curva de Laffer, que demostraba que aumentar los impuestos puede llevar a la disminución de los ingresos fiscales, porque se deprime la demanda. Así que se debería comenzar por estudiar quiénes son los colombianos que no pagan impuestos porque los evaden o los eluden, antes de pensar en extender los de renta a personas con salarios reducidos y los de consumo a todo el mundo.

Para compensar se ha dicho que habrá devolución del IVA a los estratos bajos directamente, lo cual sería una pesadilla administrativa, o a través de programa sociales, con lo cual terminarían unos pobres subsidiando a otros pobres.

El tío Baltasar dice que la esbozada reforma tributaria del Gobierno Duque es una tormenta perfecta neoliberal, sin futuro, dada la fragilidad de la coalición de Gobierno y el mal recibo que ha tenido, creada por un aprendiz de brujo, que se salió de control.

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