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Futuro al centro

Esbozo una interpretación muy particular de los resultados en la pasada elección presidencial: más allá de los resultados cuantitativos para los dos finalistas...

26 de junio de 2018 Por: María Camila Cardona / Reportera de El País 

Esbozo una interpretación muy particular de los resultados en la pasada elección presidencial: más allá de los resultados cuantitativos para los dos finalistas, se puede leer una tendencia futura en favor de un centro político que puede llegar a predominar. No se puede olvidar que comenzaron muchos candidatos que se redujeron a cinco en la primera vuelta, con propuestas que confluyeron finalmente en dos ‘extremos’.
Una alianza de Fajardo con De la Calle habría cambiado la competencia final con Duque quien ganó por un poco más de 10 millones de votos, seguido por Petro con un poco más de ocho millones y 805.000 votos en blanco que no se pueden menospreciar por su significado militante al centro.

Aunque las dos candidaturas finalistas se plantearon como modelos ‘antagónicos’, lo cierto es que ambas se movieron de manera importante en el tramo final de la campaña, buscando un apoyo de sectores que se pueden identificar como del ‘centro político’ y negando o pasando por encima de sus orígenes. Iván Duque tuvo que apaciguar sus críticas a los acuerdos de Paz de La Habana que uno de sus seguidores quiso volver “trizas”. También tuvo que matizar sus propuestas autoritarias de reforma a la Rama Judicial, buscando una sola corte, para plantear más bien ‘acuerdos’ con las altas cortes. En materia económica le tocó matizar propuestas de crecimiento con reducción de impuestos a las empresas y combinarlas con la de alza de salarios y la reducción del tamaño del Estado. Asumió como suya la bandera de la lucha contra la corrupción que no es propiamente una bandera de su organización política originaria, sino de los Verdes. Gustavo Petro, por su parte, tuvo que moverse también de manera clara hacia el centro argumentando que no llamaría una Constituyente al inicio de su Gobierno, que no estaba contra la propiedad privada, específicamente en el tema agrario.
Tomó distancia con lo que está sucediendo en el vecino país, dejando a un lado sus posiciones originales de defensa de Chávez y de gobiernos matriculados con el ‘socialismo del Siglo XXI’ latinoamericano. Hay que reconocer que hizo del tema ambiental un eje vertebral de su campaña, lo que lo acercó definitivamente a asuntos que interesan al centro político.

Los dos candidatos interpelaron las posiciones de centro para ganar. Se debe reconocer que salió vencedora la versión conservadora del establecimiento. Pero, con un liderazgo distinto y menos cuestionado por el autoritarismo, Ángela María Robledo ha podido resultar vencedora con una versión transformadora y renovadora del orden social imperante. Hacia futuro, lo que está en juego es la transformación de nuestra sociedad y la solución de sus enormes retos. Esto no será más en el marco de posiciones polarizadas, cargadas de animadversiones personales y emparentadas con viejos modelos, ya sea defensores del statu quo y de un país en guerra, o bien del cambio social añorado por una izquierda que no ha podido abandonar la teleología del socialismo del Siglo XXI que ha resultado en dictaduras y pobreza, es decir el contrario de lo que predica.

Ha llegado un momento para reinventarse el futuro, retomando lo que se ha avanzado en el pasado. El modelo objetivo de desarrollo colombiano es evolutivo más que revolucionario. Por ello es tan importante mantener y profundizar los acuerdos de paz. Mantener el mecanismo del mercado regulado en una sociedad rentista sin dejarlo operar a sus anchas. Fortalecer la intervención normativa del Estado buscando el bien común. Dejar que la sociedad, la civil y la comunitaria, se manifiesten y sean tenidas en cuenta.


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