El pais
SUSCRÍBETE

El senador Macías sigue su discurso

Chau al novelón y al protocolo ‘anglo-opita’ del senador Macías, ahora la realidad es declarar renta y exigirle trabajar al nuevo gobierno.

14 de agosto de 2018 Por: Redacción de El País

En la peluquería señorera gocé una ácida discusión entre la antiuribista bogotana Cristina Upegui y la paisa y uribista Mónica Villa. Doña Cristina empezó: “Viendo la televisión, me alegré con el aguacero en la posesión presidencial, reí cuando se empapaban los uribistas que fueron a restregarnos su victoria electoral y a aplaudir al sectario senador Macías”. La ‘paisa’, veloz, le respondió: “Nos empapamos felices porque era nuestra fiesta del triunfo y para aplaudir al expresidente Uribe ante el país”. De allí pasaron a unas frases que por feas no repito, fue un encontronazo teso. Seguro la política sigue caliente, los ganadores siguen sonrientes, los perdedores no olvidan su mal rato. Punto.

Chau al aguacero que golpeó la vanidad y le mojó el vestido de Dior a muchas señoras que felices asistieron. Chau al novelón y al protocolo ‘anglo-opita’ del senador Macías, ahora la realidad es declarar renta y exigirle trabajar al nuevo gobierno. Lo siento, ya se pifió nombrando a una señora recta y cultísima, Claudia Ortiz, para dirigir la UNP que tiene miles de guardaespaldas y protege a ocho mil blindados personajes. Se pifiaron, no era el puesto para ella por no saber de inteligencia, de anti-extorsiones, de armas y de atajar secuestros. Hubo ligereza, lo elemental era nombrar a un general en retiro con experiencia en armamento contra-inteligencia y anti-secuestros. No lo hicieron, a corregirlo. Muchos expertos han denunciado que hay varios miles de super protegidos con camioneta blindada y alta seguridad que no la necesitan. Aleluya, a suspenderlos para economizarnos miles de millones. Punto.

Bogotá azotada por los atracadores que buscan celulares. La dupleta moto-parrillero sigue asaltando mujeres. El jueves pasado quince jóvenes encapuchados desviaron a piedra el tráfico en una avenida bogotana. Por allí pasaba don Álvaro Torres, economista del Banco de la República, quien huyéndole a esos tira piedras entró a una calle tenebrosa donde unos guaches lo mataron. Zumba el atraco en Bogotá, eso la descalifica como ciudad turística porque turista ‘gringo’ o austriaco con mapa en mano, saliendo del Museo del Oro, es víctima segura.

Los atracos, problemón difícil porque es imposible tener dos Policías cada 80 metros. La Policía y el alcalde Peñalosa hacen lo que pueden pero hay quince mil raponeros activos. ¿Qué hacer? pedirle ayuda a los iluminados mamos y a los sabios indígenas que según el senador Macías, trajeron ese implacable aguacero a la posesión presidencial. Buenas-buenas.

AHORA EN Contenido Exclusivo