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El impacto de la pandemia sobre la educación fue peor de lo que se creía. | Foto: Especial para El País

NIÑOS

El impacto de la pandemia sobre la educación fue peor de lo que se creía

Bajo rendimiento académico, problemas de salud mental y emocional en los estudiantes. El cierre de colegios demostró la importancia de la presencialidad. ¿Cómo mitigar estas afectaciones y mejorar la educación del país?

3 de abril de 2022 Por: Redacción El País

Los cierres de jardines, escuelas y colegios provocados por el coronavirus afectaron desproporcionadamente a los niños, niñas y adolescentes en el país, porque no todos tuvieron las oportunidades, las herramientas o el acceso necesario para seguir aprendiendo durante la pandemia.

Así lo confirman dos investigaciones realizadas por la Universidad Javeriana de Bogotá y la Universidad de Los Andes. Ambas concuerdan, dentro de sus resultados, que el rendimiento académico de los estudiantes bajó y, además, dieron a conocer los efectos negativos de la pandemia en los procesos de aprendizaje, en la salud mental y emocional de los niños, en el desarrollo de ciertas habilidades cognitivas y socio emocionales como la comunicación asertiva, las relaciones interpersonales, entre otros.

Para Roger Collazos, psicólogo de la Universidad Javeriana Cali, especialista y magíster en Psicología Clínica de la Universidad de San Buenaventura y magíster en Intervención Psicosocial de la Universidad Icesi, “la pandemia y la virtualidad sí han afectado la manera de aprender y estudiar de los estudiantes porque no es cierto, como algunos teóricos como Howard Gardner indican, que la única inteligencia que opere sea la racional, la matemática o la lingüística. A veces las inteligencias que se desarrollan tienen que ver con lo sensorio motriz, corporal, estético, artístico, de tal forma que el acceso a la escuela como espacio físico permite aprender por diferentes canales. En la virtualidad todos los canales se redujeron a la pantalla y eso acarrea como consecuencia dificultades en el aprendizaje”.

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La empatía, la capacidad de relacionarse con los demás, solucionar los conflictos de manera pacífica se aprenden interactuando con el otro.

Bajo rendimiento académico

Luz Karime Abadía, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana de Bogotá, explica los resultados que obtuvieron en su investigación en los cuales el panorama de la educación del país se vio afectado por la virtualidad.

“El año pasado hicimos un análisis estadístico en el laboratorio en el que evidenciamos que en el 2020 (medido a través de las Pruebas Saber 11) hubo una pérdida de aprendizaje y un aumento en la brecha con respecto al puntaje de las pruebas en aquellos estudiantes de grado 11 de colegios privados y colegios oficiales. Sabemos que sus condiciones socioeconómicas son más desfavorables, muchos de ellos no cuentan con las herramientas tecnológicas que se requerían para llevar a cabo actividades académicas efectivas remotas”.

Según datos de su investigación, en el 2019, antes de pandemia, la brecha entre colegios privados y públicos era de 24 puntos, a favor de los privados y en pandemia aumentó casi a 30 puntos en el 2020 y en un informe para el 2021 se muestra que siguió aumentando y se ubica en 32 puntos.

49% de los estudiantes tuvo acceso a plataformas educativas, 59% a clases con el profesor y 50% clases grabadas. Prevalecen actividades por Whatsapp (82%) y guías impresas (80% en primaria y 56% en secundaria.

“Es interesante ver que son estudiantes que cuando inició la pandemia estaban en grado décimo, luego acumularon dos años con clases remotas con dificultades, sin explicaciones adecuadas por parte de los profesores, especialmente porque en los colegios oficiales muchas de las clases no estaban mediadas por tecnologías sino por entrega de guías físicas, a veces solo por televisión o radio. Los estudiantes no cuentan, en la mayoría de los casos, de un buen tutor, una guía en casa, un padre que tenga los conocimientos y el tiempo para guiar el aprendizaje y hacer las veces de profesor”, advierte Abadía.

Por su parte, Sandra García, profesora asociada a la escuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes, asegura que su investigación hace parte de un estudio más grande y lograron recolectar información a nivel de los hogares en Colombia, pero también en Brasil para hacer una comparación entre ambos países con respecto a las afectaciones del cierre de colegios y la pandemia en los procesos educativos en los niños, niñas y adolescentes.

El proceso de lecto - escritura empeoró para el 75% de los estudiantes de 8 a 10 años y para el 44% de los estudiantes entre 5 y 7 años.

“Este ha sido un cierre de colegios sin precedentes en la historia moderna y nos preocupa mucho el contexto, sobre todo en América Latina y Colombia, en donde antes de la pandemia ya veníamos con unos retos en los niveles de aprendizaje de los estudiantes, donde veíamos que casi el 50% de los niños de 10 años no tienen las competencias básicas de lecto escritura (habilidad de leer un párrafo y entenderlo) y estaban en lo que el banco mundial llama pobreza de aprendizaje.

Además, las brechas siguen siendo grandes porque algunos niños tienen un riesgo de deserción más alto. La preocupación se enfoca en qué medida la pandemia y el cierre de colegios puede exacerbar esas brechas.

¿Cómo mitigar estas afectaciones?

Para la docente Abadía “en el retorno de la presencialidad en los colegios es fundamental que tanto el Gobierno Nacional, como las Secretarías de Educación regionales hagan una medición de cuáles son esas pérdidas de aprendizaje en los estudiantes en cada uno de sus niveles educativos respecto a los aprendizajes que deberían tener al grado escolar en el que están”.

Asimismo, sugiere que se implementen estrategias y políticas de nivelación académica en áreas como: Matemáticas, Ciencias y Lenguaje. También es importante que se hagan mediciones y evaluaciones de cómo está la salud mental de los estudiantes y docentes, que haya en los colegios psicólogos o psico-orientadores que realicen una atención oportuna para mitigar estas afectaciones.

“El llamado al Gobierno entrante es poner en marcha acciones contundentes que reparen los daños ocasionados y aceleren procesos de aprendizaje y de bienestar emocional para todos los estudiantes. Sobre todo, regresar a un sistema educativo mejor del que teníamos antes de la pandemia”, aconseja la educadora Sandra García.

Según el psicólogo Roger Collazos “hay que hacer un diagnóstico, no solo en las dificultades académicas, sino también en las de socialización. Hay que recomponer la vida social. Los padres pueden participar en la observación de los comportamientos de sus hijos y determinar si es necesario la remisión a apoyo psicoeducativo”.

Cerca del 40% de los estudiantes, de acuerdo a sus cuidadores, no aprendieron nada en el último año de cierre de colegios o su aprendizaje se estancó.

Salud mental y emocional

“La pandemia desmejoró esta, básicamente porque nuestros niños cambiaron sus rutinas, el encierro en situaciones no adecuadas terminó generando efectos psicológicos, el estrés de no poder llevar a cabo los aprendizajes como debieran ser, los aumentos en la violencia intrafamiliar (golpeados o abusados por familiares o padres), mayor embarazo adolescente, más violaciones, todo esto terminó afectando su salud mental y hay estudios que lo muestran”, advierte Luz Karime Abadía, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana de Bogotá.

Asimismo, resalta que los indicadores demuestran que hay mayor prevalencia de tristeza, estrés, depresión, angustia en los niños, niñas y adolescentes.

Para la docente Sandra García, también hay afectaciones en salud emocional ya que “más del 50% de los cuidadores reportan algunas señales de alarma relacionadas con dificultades para concentrarse de sus niños, más alto de lo que se observaba antes del cierre de colegios y altos niveles de desmotivación, lo que conlleva a riegos de deserción”.

Retorno presencial

El cierre de los colegios mostró la importancia de la presencialidad, de las instituciones educativas y del rol de los maestros, porque en casa no siempre hay un ambiente propicio para el desarrollo académico o socioemocional adecuado.

Por ejemplo, hay muchas distracciones, los estudiantes no tienen a veces un escritorio o un lugar en silencio. Además, muchos padres no son (no tienen porqué serlo) expertos en enseñanza. En clases remotas se requiere que alguien en casa haga las veces de docente.

La presencialidad es fundamental para desarrollar habilidades como: la socialización, la interacción, la empatía, la comunicación asertiva, procesos que no se desarrollan por medio de un computador
o de manera aislada.

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