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El ejemplo paisa

En esta oportunidad, el ejemplo corre por cuenta de las dolorosas inundaciones causadas por la emergencia presentada en Hidroituango, el mayor proyecto hidroeléctrico del país.

14 de mayo de 2018 Por: Redacción de El País 

Una vez más los paisas nos están dando ejemplo, así les duela a muchos que incluso sostienen que la vida es la lucha del hombre contra el paisa.

En esta oportunidad, el ejemplo corre por cuenta de las dolorosas inundaciones causadas por la emergencia presentada en Hidroituango, el mayor proyecto hidroeléctrico del país.

Como se ha venido informando, hubo que proceder a inundar la casa de máquinas de semejante monstruo para evitar una catástrofe mayor que habría arrasado con Puerto Valdivia, Tarazá, Cáceres y Caucasia, ante el ímpetu arrollador de las aguas del Río Cauca.

Aunque no se conocen aún las pérdidas por esta calamidad, hay quienes estiman que pasarán del medio billón de pesos -si es que el río no vuelve a desmadrarse- lo que constituye el más agrave desastre en su tipo en toda la historia de Colombia.

Ante ello y lejos de buscar culpables y anticiparse a denunciar responsables, los paisas han optado por rodear a sus empresas públicas EPM en un acto de solidaridad digno de encomio.

Seguramente vendrán investigaciones para señalar a los responsables de esta desgracia y ya hay grupúsculos aislados que están condenando a las Empresas Públicas de Medellín por la falta de estudios previos ante lo que pudo haberse evitado.

Pero lo cierto es que el grueso de la opinión pública, las fuerzas vivas antioqueñas, los gremios y los sectores políticos ‘no están comiendo del muerto’ ni colocando en la guillotina a esta entidad gubernamental.

Por el contrario -repito- ha existido un movimiento espontáneo rodeando a sus Empresa Públicas y ofreciéndoles todo su respaldo.

Y es que así son los paisas, porque de haber sucedido algo similar en estas tierras válgame Dios lo que habría pasado: nuestras empresas municipales habrían sido ya señaladas, crucificadas e inmoladas en medio de un escándalo político y gremial que habrían aprovechado los vitrineros de siempre sacando pecho y repitiendo el “se los dije” en aras de ganar notoriedad y unos réditos sociales, cívicos y claro, politiqueros.

La antropofagia, el caleño come caleño y el cali-balismo forman parte de una idiosincrasia resentida que critica, enjuicia y manda a la hoguera con una total irresponsabilidad, siendo algo que nos ha perjudicado y nos seguirá perjudicando si no cambiamos de actitud.

Aprendamos de los paisas quienes frente a la adversidad se crecen, se unen y de consuno encuentran soluciones más acertadas a las que por andar cada uno por su lado y mirando la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, nos hacen equivocarnos, caernos y volvernos a caer.

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Posdata: Hay que analizar el resultado de la ley seca impuesta tardíamente por el alcalde Armitage. Si dio resultado, bendito Dios, y si no, no castiguemos a los hoteles, bares restaurantes y estaderos de esa manera. Estoy de acuerdo con que una vida vale más que todo el aguardiente del mundo, pero bueno es culantro…

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