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Tres mujeres en su vida

3 de julio de 2011 Por: Meryt Montiel y Francisco Henao

Hernán Darío Gómez no sólo despierta admiración entre los aficionados al fútbol. Por esa pinta de hombre rubio, de ojos claros, alegre, inteligente, dicharachero y divertido ha sido un imán que atrae a muchas mujeres. No obstante, ha sostenido ‘oficialmente’ relaciones sentimentales estables con tres mujeres.Con Clara Velásquez, su novia desde los 15 años y con quien duró doce de noviazgo, se casó por la iglesia. El matrimonio les duró poco. Pero con ella siempre ha mantenido una buena relación. Clara incluso ha asistido a las reuniones que él organiza con su pareja de turno y sus amigos más íntimos.Con Diana Duque tuvo a Daniel, su hijo, al que adora. Y actualmente convive con Luz Adriana Ortiz, con quien tiene una relación muy estable. Lo corrobora su amigo Jaime Robledo: “con Luz Adriana está muy bien, sus amigos hemos notado el cambio en su vida. Antes, muy joven, era díscolo o le daban sus rabietas. Desde que está con Luz Adriana ha cambiado mucho, viven bien, en mucha armonía”.Su hijo Daniel, hoy veinteañero, ha seguido sus pasos. Tiene la garra y la técnica que él tuvo cuando fue mediocampista.Pertenece hoy al Deportivo Rionegro, equipo de la B. Pero no se le dio la oportunidad porque Hernán nos lo haya sugerido, interviene Robledo, “es que ‘Bolillo’ respeta mucho a los entrenadores, porque a él como técnico no le gusta que le digan ‘mete a este jugador’”.De acuerdo con el presidente del Rionegro, Daniel tuvo una lesión delicada hace cuatro meses y se está recuperando. “Lo estamos esperando para que nos dé una mano, pues él está bien dotado físicamente y tiene una técnica extraordinaria. Espero que el otro semestre se pueda mostrar a la opinión pública”.Exigente con el orden, la higiene, la limpieza y la presentación personal, ‘Bolillo’ no necesita ir a un salón de belleza a que le hagan un manicure porque le basta con sus uñas limpias.Precisamente, recuerda Esperanza Palacio, en una entrevista que le hizo en los años 90, ‘Bolillo’ le comentó con esa frescura y simpatía que lo caracterizan, “que era tan pulcro que orinaba sentado”. Esa entrevista en la que respondió, entre otras perlas, que si no hubiera sido futbolista le hubiera gustado ser gerente “para tener una secretaria bien bonita” o que a una mujer vestida de negro “la invitaría a un motel”, no la olvida Palacio. Y tampoco la olvida ‘Bolillo’.“Fue en Guayaquil. Yo le propuse hablar de cosas distintas al fútbol y me dijo: ponga la grabadora. Cuando salió publicada la entrevista en El Espectador me preguntaba: ‘¿Yo dije todo eso? Ahora me metí en un problema con mi mujer’, y se moría de la risa. Toda la familia lo llamó por las cosas que había dicho”.Ahora -comenta Palacio- ‘Bolillo’ es un hombre mucho más maduro, más serio; antes era más fresco, directo y franco.Pero no pierde esa frescura cuando está con sus amigos más íntimos: cuando se pone el delantal y se apersona de los asados en su finca. Como está pasado de kilos, sus amigos se burlan y le dicen que con el delantal va a pasar de técnico a carnicero. “Le gusta hacer sentir bien a la gente que está a su lado, tomarle el pelo pero con respeto, nunca hace que la persona se sienta incómoda”, expresa Robledo.‘Bolillo’, bautizado así por el ‘Boricua Zárate’ en 1978 porque “yo tenía el pelo largo y me lo corté y quedé como un bolillo”, es amante de la música, especialmente de la salsa (adora la de Tito Rodríguez), de los boleros y los porros. Le gusta bailar “despacio, tranquilito, pegadito y sintiendo a la pareja”.Poco amigo de la corbata, si pudiera, viviría de sudadera y camiseta. Cuando se entrega a un equipo lo hace en cuerpo y alma. Ojalá sus nuevos pupilos en la Copa América sepan corresponderle.

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