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Sergio Diaz-Granados explica por qué tomará las riendas del Partido de La U

El Ministro de Comercio, Industria y Turismo, tiene clara la nueva misión al lado del presidente Juan Manuel Santos: salir a la calle a defender la obra de este Gobierno.

15 de octubre de 2013 Por: Fenner Ortiz | Reportero de El País

El Ministro de Comercio, Industria y Turismo, tiene clara la nueva misión al lado del presidente Juan Manuel Santos: salir a la calle a defender la obra de este Gobierno.

Sergio Díaz-Granados tiene clara la nueva misión al lado del presidente Juan Manuel Santos: salir a la calle a defender la obra de este Gobierno. El Ministro de Comercio, Industria y Turismo solamente estará en el cargo hasta hoy, pues tomará las riendas del Partido de la U, de cara a las elecciones del 2014.Si bien aún no se pronuncia sobre temas políticos, tiene claro que los retos de sus nuevas funciones serán altos y reconoce además que ya es hora de que todos los miembros del Gobierno mejoren la comunicación con el ciudadano de a pie, porque esta no es función exclusiva del Jefe de Estado.¿Qué lo motivó a renunciar al Ministerio para irse a trabajar en la U?Creo que cumplí mi compromiso con el Gobierno luego de tres años y dos meses como Ministro de Comercio. Nos fijamos unas metas al comienzo en los tres ejes: comercio, industria y turismo, y siento que esas metas se alcanzaron. Lo que nos propusimos se ha venido haciendo y siento satisfacción por la tarea cumplida. Ahora, lo importante es estar en la calle, cuando entregue el ministerio formalmente, ya veremos cuáles son los pasos que se van a dar para defender la obra del presidente Juan Manuel Santos.¿Cómo asume ese reto?Este Gobierno tiene importantes logros en materia económica y social. Y tiene a su favor números y decisiones que están ayudando a cambiar al país, a modernizarlo. Lo que se necesita ahora es un proceso franco de diálogo con los ciudadanos, dispuesto a la crítica. Los ciudadanos tienen el deber en 2014 de tomar decisiones para el país en los próximos cuatro años y ojalá puedan hacerlo gozando de la mejor información. Como soy Ministro de Estado hasta el martes (hoy), me siento en la obligación y la responsabilidad de asistir a ese debate nacional colocando información en el terreno. ¿El uribismo es una amenaza para los propósitos electorales de la U?Yo no quisiera responder preguntas de ese corte por una razón práctica: estoy hablando como Ministro y en mis últimas horas de salida. Ya habrá oportunidad de hablar de política, de la mecánica, de los temas partidistas; ahora mi interés es presentar un balance como ministro; lo que se hizo y lo que creemos que se debe hacer hacia adelante.Se le ha criticado al Presidente Santos la poca comunicación con el ciudadano de a pie. ¿Cómo ve eso?Es una crítica válida y hay que recibirla. El Presidente ha hecho su mayor esfuerzo, pero no se le pueden atribuir a él todas las fallas; de pronto es una falla del Gobierno como un todo, pues los funcionarios tenemos la obligación de explicar permanentemente al ciudadano. Parte del liderazgo del Jefe de Estado es tomar decisiones e implementarlas, así generen controversia, como cuando se hizo el debate sobre las regalías, había defensores y detractores, pero el Gobierno decidió.Pero son temas que no se conocen en el debate nacional… Casi todas las acciones que he adelantado en el Gobierno han generado el desacomodo de algún interés particular y eso genera confrontación y críticas. Este Gobierno se podrá criticar por cualquier cosa pero no porque no haya tomado decisiones. Ahora, hay que explicar porqué se tomaron esas decisiones y cómo se aplican, es ahí donde tenemos que dejar el gobierno y salir a la calle para explicar justamente lo que hicimos. ¿Será que el tema del proceso de paz ha eclipsado la obra de gobierno del presidente Santos?Lo que pasa es que este país siempre ha tenido sobre el conflicto interno la mayor atención porque se trata de tema que ha sido sensible para los colombianos en los últimos 30 años. ¿Qué les responde a quienes dicen que los acuerdos comerciales que se han firmado son la guillotina de los campesinos y la industria nacional?Discrepo de esa afirmación por una simple razón: muchos de los acuerdos ni siquiera tienen dos meses de haber entrado en vigencia, como el de la Unión Europea, y ya algunos le están atribuyendo efectos nocivos. Se han hecho afirmaciones a medias para provocar sentimientos de confusión y animadversión hacia los acuerdos. Incluso, ya uno escucha a los partidos políticos pidiendo la revisión o la renegociación de acuerdos comerciales. Eso está bien en el terreno de la actividad política, porque aquí hay partidos y movimientos que quieren legitimar esa idea en las urnas y lo que quieren es un país cerrado.¿Se politizó el tema de los acuerdos? Eso es una discusión, no de ahora, si no de muchos años y el país tiene que definir qué camino andar: si el de la integración o el del cierre. Son temas que deberán discutirse en el escenario político, especialmente en 2014, pero no creo que se les pueda atribuir hoy efectos a los acuerdos comerciales sobre el deterioro o los precios de algunos de los productos que generaron los bloqueos. En el caso de la papa, las importaciones de este producto serán del 0,7 % del consumo nacional; la leche no alcanza el 3 % de la producción. Entonces, lo que uno ve es una preocupación por el problema de precios en el campo que tiene origen en unas situaciones distintas y ajenas a los acuerdos comerciales.¿Lo que usted quiere decir es que hay políticos que están tomando como caballito de batalla electoral los temas de los acuerdos comerciales?Por supuesto.¿Eso podría generar una repulsión de la opinión a estos acuerdos?Eso es parte de la discusión dentro de una democracia. E insisto: Lo importante es que los ciudadanos, a la hora de escoger en las urnas, tengan suficiente información de todas las orillas para tomar la decisión que más le convenga al país. Es una labor para los próximos meses, pero creo que los números y el rigor de los argumentos están del lado de quienes hemos propuesto una integración económica y no quienes hoy promueven un país cerrado.¿Qué le quedó en el tintero tras su paso por el Ministerio? Quedan siempre varias tareas. En el caso de comercio lo más importante ahora es concluir la aprobación en el Congreso de unos proyectos de ley que son necesarios para ir afianzando la integración económica de Colombia, acuerdos importantes como el de Corea del Sur, Panamá, Costa Rica e Israel, que están siendo presentados ante el Congreso. También los proyectos de ley anticontrabando que hacen parte del paquete legislativo que está en curso en este momento en el Congreso. Hay, además, un proceso de negociación comercial con Japón. De hecho, en mayo tuvimos la segunda ronda de negociación en Cali y la tercera es dentro de 15 días en Tokio, esa negociación tiene que cumplirse a más tardar a mediados del 2014 ya que es un tratado que es muy importante para el país.Y, ¿la industria?En el plano industrial hay muchas reformas para impulsar a este sector de la economía colombiana. Quiero reseñar algunas: una de ellas: el estudio de los costos de la energía. Hay que seguir bajando la energía eléctrica para la industria, eso generaría más competitividad; por supuesto se debe seguir trabajando con el programa de transformación productiva, pues en el Valle hay más de 250 empresas que participan del programa y hay que continuar haciendo mejoras regulatorias, en investigación, ciencia y tecnología, para que esas empresas nos ayuden a crecer las importaciones.¿Cómo queda el turismo?En el caso del turismo ya se posesionó la nueva viceministra, que encuentra un equipo que ha venido cumpliendo sus metas. La idea nuestra es llegar a los 4 millones de visitantes en 2014, este año vamos a cerrar en 3,6 millones. Es muy importante mantener la estrategia o mejorarla hasta donde sea posible. Es importante que quienes lo relevan a uno, por utilizar una frase que hizo el vicepresidente Angelino Garzón el lunes pasado en el lanzamiento de su libro, lo hagan mejor que uno. Mi mayor deseo es que quien llegue encuentre las cosas mejor que yo las encontré para que el que venga las haga mejor que lo que yo hice.

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