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Santos actúa como un Jefe de Estado y no como Pop Star: senador Velasco

El senador Luis Fernando Velasco, quien había pedido no votar por Juan Manuel Santos, hoy es uno de los más entusiastas defensores de las iniciativas del gobierno en el Congreso.

14 de noviembre de 2010 Por: Margarita Vidal

El senador Luis Fernando Velasco, quien había pedido no votar por Juan Manuel Santos, hoy es uno de los más entusiastas defensores de las iniciativas del gobierno en el Congreso.

Luis Fernando Velasco, abogado de la Universidad del Cauca, tiene un posgrado en Alta Gerencia del Icesi y en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca. A los 27 años fue alcalde de Popayán. Luego director de la Oficina de Prevención y Atención de Desastres así como Consejero de la Presidencia para el Plan Sur. Congresista desde hace 12 años, es hoy Senador de la República. Su padre, Omar Henry Velasco, fue congresista y el primer procurador civil que tuvo el Ejército.Nació en Popayán hace 46 años y ha sido espectacular su “conversión” al santismo, después de que pidió no votar por Juan Manuel. Enfrentó un largo proceso por parapolítica del cual fue exonerado completamente tanto por la Procuraduría como por la Corte Suprema de Justicia. Esta semana realizó un durísimo y exitoso debate sobre el tema de los altísimos costos de los combustibles en Colombia y las enormes exenciones a las transnacionales.¿Cómo afrontó el proceso por supuestos nexos con los ‘paras’?Cuando supe del llamamiento, no me demoré ni una hora en llegar a la Fiscalía para responderle a la Justicia. Yo tenía las pruebas de que había personas interesadas en desprestigiarme políticamente, debido a las denuncias que venía haciendo sobre la alianza de paramilitares con dirigentes políticos. Tuve dos años de proceso, al final del cual la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia declaró mi inocencia y dijo explícitamente que nunca tuve alianzas con grupos paramilitares. Por su parte, la Procuraduría archivó la investigación en mi contra y dijo que no había ningún indicio de una supuesta alianza mía con las AUC, de ninguna naturaleza.¿Lo amargó ese proceso?No, pero me dolió especialmente por mi padre, un viejo vertical, que fue el útimo Director Nacional de Instrucción Criminal, antes de que esa entidad se convirtiera en Fiscalía. Un gran defensor de los Derechos Humanos, co-fundador del Consejo Regional Indígena del Cauca. Pocos recuerdan que él inició la investigación de la masacre de Trujillo y que por eso fue acusado por uno de los generales del Ejército de estar “desinstucionalizando” el país, y porque destapó que el Ejército estaba metido en los inicios del paramilitarismo... De todas maneras mi padre me transmitió una gran fortaleza. Yo no lo supe, pero él tuvo que ser recluído en cuidados intensivos, lo mismo que mi madre, por el impacto que les causó mi detención. Hay movimientos tendientes a invalidar la Ley de Amnistía para el M19, por los sucesos del Palacio de Justicia. ¿Qué opina?Precisamente, yo fui el coordinador ponente, con Antonio Navarro y María Isabel Rueda, de la tipificación de los delitos de Lesa Humanidad, y me parece que hoy se está jugando con fuego. El Pacto de Paz con el M19 no fue de un gobierno, sino de todo el establecimiento con quienes lo estaban enfrentando. No es serio que un Estado que ha entregado una amnistía y un indulto, 25 años después reclame judicialmente su invalidez. Además, es clarísimo que una ley no se puede aplicar retroactivamente. Además, ¿con qué credibilidad y autoridad moral podría el Estado volver a estructurar pactos similares?Usted vivió el proceso con el M19, como presidente de la Comisión de Paz del Cauca ¿Cómo lo recuerda?Poca gente sabe que el día que el M19 decidió dejar las armas durante la Conferencia Guerrillera de Santodomingo, Cauca, los únicos que no pertecíamos al grupo guerrillero éramos, el padre Nicoló, Jorge Muñoz y yo. Fuimos propiciadores para una salida negociada y servíamos de intermediarios entre la guerrilla y el gobierno. Yo puedo decir, por consiguiente, que me parece que ese proceso se hizo con gran honestidad del gobierno y del M19. Le doy un dato que la gente no conoce: el Eme hizo todo el esfuerzo para que un pequeño grupo que no se quiso desmovilizar, lo hiciera. Como no lo logró, entregó información para su captura, porque esos tipos se habían dedicado a secuestrar. Lo que sí creo es que se podría hacer un debate político para esclarecer la verdad y cómo vamos a tratar las actuaciones de quienes combatieron al M19.¿Se refiere a los militares? Por el momento todo ha recaído en el General Plazas Vega condenado a 30 años de cárcel.Estoy hablando de eso, pero permítame enfatizar que al general Plazas no lo condenaron por recuperar el Palacio con uso desbordado de la fuerza, sino por las desaparición de quienes salieron vivos. ¿Por qué ataca tan ferozmente el proceso de desmovilización de las AUC?Porque lo considero un verdadero sainete de mentiras y de hipocresías. Los paras entraron en esa negociación creyendo que podrían seguir manteniendo poder, tierras y rutas y el gobierno nos hizo creer a los colombianos que estaba negociando algo, cuando en realidad no lo estaba haciendo. En ese andamiaje de mentiras perdimos todos: la sociedad, los comandantes paramilitares y el gobierno, porque ese proceso nunca tuvo credibilidad. ¿En qué se equivocó Uribe?En muchas cosas. Una negociación política se hace con políticos y es evidente que los paramilitares no eran una organización política, sino unos delincuentes a quienes se les debió proponer un proceso de sometimiento de la justicia con favorabilidades como la ley de justicia y paz. En segundo término fue una negociación en la que, por guardar las apariencias, el gobierno no le contó a la sociedad qué estaba negociando y los señores de la guerra tampoco fueron claros al momento de negociar.La Corte le apretó las clavijas al proceso y aumentó la pena pactada por el gobierno.Otro gran error fue que, a diferencia de otros procesos, éste no fue un proceso de la sociedad, sino el de un gobierno con unos delincuentes. La sociedad no tuvo nada que ver. El gobierno desestimó la voz de los que no pensaban como él, cuando, a todas luces, un proceso de negociación masivo como éste sólo puede tener validez si lo hace la sociedad entera. Aquí hubo demasiado maquillaje y muchas máscaras de lado y lado, porque ninguno dijo públicamente qué era lo que quería. Ese fracaso sumado al fallido proceso de paz del Caguán deslegitimó mucho la negociación como mecanismo para resolver conflictos y eso es gravísimo.¿Entonces cuál es la situación de los paramilitares en este momento?Hay unos comandantes que se sienten estafados y engañados. No creo que mantengan poder y mando sobre la tropa, porque la lógica de la mafia es que “a rey muerto rey puesto”. Los antiguos jefes al menos tenían una especie de confederación con la que se podía intentar una negociación. Hoy eso no existe y se sabe que en muchas zonas los paramilitares han hecho un acuerdo territorial con la guerrilla, con las Farc y con el ELN, o sea que ya es un conflicto totalmente degradado. Por otra parte, los jefes extraditados se sienten traicionados y yo creo que piensan que hoy su única arma es la venganza.Pero tampoco hablan.Es una manera, creo yo, de mandar algún tipo de mensaje y de presionar, pero en algún momento reventarán y hablarán. No sé qué tanta credibilidad se les dará, pero no podemos engañarnos, en el sentido de que ellos tienen una parte de la verdad de todo lo que ha pasado en este país.Entre ellos hay una gran desconfianza.Desde luego, Colombia está viviendo un sistema judicial muy complejo, el mismo que vivió Italia en su momento para enfrentar a las mafias y se inventó la colaboración con la justicia. Aparecieron los “pentiti”, mafiosos arrepentidos que entregaban información. Finalmente, la justicia se dio cuenta de que estaban utilizando las luchas internas del poder en Italia para desestabilizar el sistema y han tenido que devolverse. Cambiando de tema, ¿por qué pasó de congresista liberal “suicida”, que no quería entrar a la coalición y que dijo: “hay vida por fuera de las Casa de Nariño”?Siempre trato de ser coherente. En ese momento pensaba, como casi todo el país, que la política de Santos sería la continuación de un régimen profundamente antiliberal como el de Uribe. Yo fui uno de los dos senadores que pedí no votar por él. Pero, una vez posesionado, veo que convoca la Unidad Nacional y recoge unas banderas nuestras. Otro impacto para mí fue la conformación del gabinete: gente de un nivel extraordinario, incluyendo a los contradictores, sin hacer concesiones a la politiquería. Cuando una persona es capaz de montar un gabinete de ese nivel es porque quiere actuar como Jefe de Estado y no como ‘Pop Star’. Otro gesto impresionante de Santos, que marca un cambio en muchas cosas, es haber ido personalmente a inscribir la Ley de Víctimas, porque ése es un mensaje político, ya que la ley reconoce también a las víctimas de agentes del estado. Santos presenta también la Ley de Tierras, que invierte la carga de la prueba a favor del campesino, y empiezan a llegar proyectos de ley con un altísimo espíritu liberal. Eso me da la percepción de que Santos, una persona que lo ha tenido todo en la vida, lo único que quiere es trascender. Yo no he hablado siquiera con él, pero me he jugado en temas muy duros y he defendido sus iniciativas en el Congreso.Me imagino que en el santismo están felices con su cambio de parecer.En una reunión santista alguien me mama gallo y dice: “al fin te voltiamos”. Le contesto: no, los que se voltiaron fueron ustedes, que se pasaron para el liberalismo. Risa. Yo creo que el presidente está haciendo un trabajo muy serio y me parece que ha sido amable en todas las formas con Uribe. No creo que, como dicen, esté en su agenda pelear con su antecesor. Solamente lo hará si Uribe no le deja hacer las cosas y, obviamente, ganará esa pelea porque él es muy buen político y sabe que en el Partido de la U, más que uribistas, hay gobiernistas.¿Cree que por su estirpe liberal, Santos termine fortaleciendo el Partido Liberal, puesto que la U es una colcha de retazos, pegada alrededor del poder?Lo que usted dice no solo no es descartable, sino que no es difícil, entre otras porque en Colombia ocurren cosas simpatiquísimas: los conservadores se inventan un jefe liberal para que les haga las reformas de derecha y los liberales nos encontramos a un antiguo liberal, que viene de un partido que representaba la derecha, impulsando reformas liberales.Como ocurrió en el pasado cuando el liberal Rafael Núñez se vuelve el jefe natural e histórico de los conservadores y un muchacho llamado Eduardo Santos sale del Partido Nacional y reunifica al Partido Liberal. Hoy ya vemos a un Germán Vargas Lleras tendiendo puentes con el Liberalismo. De hecho, los congresistas de Cambio Radical y los del Partido Liberal estamos hablando de la posibilidad de actuar como una sola bancada, de manera que no me parecería extraño que quienes tenemos un pensamiento liberal terminemos juntos.Confía en las bancadas, pero algunos están atravesándole palos en la rueda del gobierno, como Juan Lozano.Él es un hombre inteligente e importante que siempre quiso llegar al Congreso. Lo hizo como hombre de Uribe y me imagino que eso genera unas lealtades. De él se espera mucho por lo que representa y lo que menos se acepta es que sea simplemente el ‘speaker’ de un partido. Si aceptó la presidencia de la U debe ejercerla y recordar que a los que llevan razones, cuando éstas son muy malas, terminan cortándoles la cabeza. Risa.A lo mejor le cortarían la nariz. Risa. ¿Y qué opina del ‘regreso de Uribe’?Es que Uribe nunca se ha ido. Muchas veces en el Congreso uno escucha los mensajes que entran en algunos BlackBerrys, cuyos dueños inmediatamente piden intervenir. No sé por qué sospecho que ahí se mueven unos hilos por parte de ese lider monstruoso que es Uribe, quien se niega a desaparecer. Ya el Ministro de Hacienda habla de reformas a la Ley de Regalías y ya se eliminó uno de los seis fondos clave que proponía para hacer más controlable el manejo de municipios y departamentos. ¿Qué va a pasar?En Colombia se van a distribuir anualmente más de doce billones de pesos en regalías, es decir, más que todo lo que el gobierno central invierte en obras de infraestructura. Calculamos que en los próximos diez años superaremos los cien billones de pesos. Es evidente que todo ese dinero no puede seguir entrando sólo a cien municipios de cinco departamentos.En algunos departamentos las regalías no fueron una bendición sino una maldición. Detrás de ellas llegó la guerra a los Llanos. Queremos que a esos recursos le pongamos la lupa y que se irriguen en las zonas más pobres del país.¿Y qué ambiente le ve a la Ley de Víctimas?Soy opitmista y pienso que si a esa ley le metemos algo como lo que hacen las autoridades norteamericanas con los narcos: un ejercicio de colaboración con la justicia entregando bienes, especialmente tierras, a cambio de algunos beneficios, puede marchar. ¿La propuesta de Petro?No, esa no es la propuesta de Petro. Esa la hice yo cuando era ponente de la Ley de Extinción de Dominio. Me la hundió Germán Vargas con el argumento de que podríamos desvirtuar el concepto de la Ley de Extinción de Dominio legalizando algunas cosas. Yo fui muy ingenuo porque recién llegaba del Cauca y se me ocurrió presentar un proyecto revolucionario. Casi me destrozan. Santos debería pensar en algo por el estilo, porque tiene autoridad moral y política.Usted acaba de hacer un duro debate sobre el tema de los combustibles, tratando de demostrar que en Ecopetrol no todo es como lo pintan.Los colombianos subsidiamos a Ecopetrol. Según mis cálculos el costo real de producir un galón de gasolina en Colombia, es un dólar. Según el gobierno un dólar treinta, pero los colombianos terminamos pagando cuatro dólares con cincuenta y hay zonas del país donde vale hasta siete dólares. Es duro y jarto decirlo, pero Ecopetrol no es la maravilla que nos han dicho. Comencemos diciendo que Colombia es un país productor, por consiguiente deberíamos darle valor agregado a ese petróleo. ¿Cómo? A través de las refinerías. Nosotros le entregamos a Barrancabermeja y a Cartagena cien barriles de petróleo, para poner un ejemplo, y ellos sólo nos devuelven 74 barriles de productos trasformados. En cualquier lugar del mundo devuelven 92 mínimo. ¿Y por qué sucede eso?Porque quien ha manejado aquí la política petrolera en los últimos años fue tan irresponsable que dejó envejecer las refinerías.La plata que producía Ecopetrol se la sacamos toda para cubrir el déficit nacional y no fuimos lo suficientemente previsivos para dejar un porcentaje destinado a modernizar las plantas. Hacerlo es imprescindible, pero hoy vale US$7.000 millones de dólares. En segundo lugar, nos metimos en una política de diesel, que no producimos. Lo que tenemos que hacer es darle valor agregado a nuestro petróleo para producir diesel y gasolina de buena calidad. Por otra parte, nos llenamos la boca diciendo que Ecopetrol ha tenido tantos billones de utilidad, sin hacer cuentas y sin ver que los precios de los productos de Ecopetrol nos los fijan tan caros porque una resolución(!) nos ordena pagarle el doble de lo que cuesta producirlos. ¡Hágame el favor! En los últimos años es mentira que a los colombianos se les hayan subsidiado los combustibles. Por el contrario, los colombianos hemos subsidiado las utilidades de Ecopetrol. ¿Por qué los colombianos pagamos un impuesto que va a Ecopetrol para que explore, si ya no es 100% pública? ¿A cuenta de qué cancelamos un impuesto para que los privados también se beneficien?A mi padre también le tocó enfrentarse a Pablo Escobar y a sus aliados, uno de los cuales era Don Berna, quien después se prestó para el montaje en mi contra”.

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