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Reflujo: cuando el cuerpo arde en llamas

Este molesto problema suele confundirse con alergias o infecciones respiratorias. Si no se trata a tiempo, puede llevar a cáncer de esófago. Siete claves para prevenirlo.

17 de julio de 2011 Por:

Este molesto problema suele confundirse con alergias o infecciones respiratorias. Si no se trata a tiempo, puede llevar a cáncer de esófago. Siete claves para prevenirlo.

Es como si todo ardiera en llamas, pero por dentro. Porque la sensación es de completa acidez, no sólo en la boca del estómago sino también en la garganta. Entonces el placer de comer adquiere de repente un sabor amargo que nadie quisiera probar, porque cada bocado amenaza en el momento menos esperado con desviarse de su ruta hacia el estómago para regresar al punto de partida.Así viven los pacientes con reflujo gastroesofágico, un mal que se caracteriza por la regurgitación o devolución del contenido gástrico del estómago hacia el esófago, que no distingue sexo ni edad y afecta la calidad de vida de un 25% de la población mundial.Sin embargo, aunque mucho se habla de la enfermedad, a veces no se conocen sus causas y la forma de prevenirlo .Las causasGenéticas: las personas pueden nacer con una predisposición a sufrir reflujo.Fallas en el esfínter esofágico: un mecanismo ubicado en la parte final del esófago, que hace que permanezca cerrado, puede sufrir una relajación temporal ocasionada por algunas enfermedades como la hernia hiatal, trastornos del colágeno o alteraciones anatómicas. Alteraciones de la motilidad del esófago: en las que este órgano muscular pierde la capacidad para impulsar de manera adecuada el bolo alimenticio hacia el estómago, lo cual puede ocurrir por enfermedades del colágeno o por síndrome de intestino irritable.Hernia hiatal: que es la ampliación anormal que sufre el orificio o hiato por donde pasa el esófago del tórax hacia el abdomen, lo que lleva a que por presiones opuestas de estas dos áreas se suba el contenido abdominal. Esto no quiere decir, sin embargo, que todas las personas con hernia hiatal sufran reflujo, ni que todos los reflujos se presenten acompañados de hernia hiatal.Sobrepeso: debido a que aumenta la presión intraabdominal facilitando la devolución del contenido estomacal.SíntomasEs posible que existan personas asintomáticas así tengan una condición grave o personas con muchos síntomas en quienes el reflujo no es tan severo. De tal forma que los síntomas varían de un caso a otro, pero los más comunes son:Regurgitación o sensación de que los alimentos se devuelven hacia el esófago.Agrieras frecuentes, conocidas como pirosis.Ardor en la boca del estómago.Ronquera, disfonía, carraspera o tos en las noches. Esto ocurre en los casos más avanzados, porque los líquidos gástricos llegan hasta la laringe irritando las cuerdas vocales o hasta los bronquios produciendo tos. De hecho, muchos casos de reflujo llegan remitidos por los otorrinolaringólogos.Sensación de quemonazo en la parte posterior del esternón.Dolor intenso a nivel del pecho.Sensación de ahogo durante el sueño.EvaluaciónManometría: medición de la presión dentro del esófago, la cual se realiza introduciendo una sonda por la nariz que llega hasta el estómago. Sirve para determinar si el esfinter está funcionando bien o no y para detectar reflujo durante la prueba, la cual dura una hora.Endoscopia digestiva: que según Wilson Caro, cirujano gastrointestinal del Centro Médico Imbanaco, permite descubrir si hay hernia hiatal o esofagitis, es decir, irritación de la parte inferior del esófago, lo que constituye una señal inequívoca de reflujo. Incluso permite detectar lesiones cancerígenas. Sin embargo, se sabe que en el 50% de pacientes con reflujo el resultado de esta prueba es normal, lo que indica que no siempre es segura.PH metría: “consiste en introducir un cateter diminuto por la nariz, el cual se deja puesto durante 16 a 24 horas, tiempo durante el cual se registra en un dispositivo especial lo que ocurre cuando pasan los ácidos del esófago al estómago. Cuando el PH es menor de cuatro se dice que el reflujo es ácido”, explica Ramón Espinosa Bula, internista gastroenterólogo de la Clínica Sebastián de Belalcázar.Impedanciometría: permite precisar datos sobre la composición del reflujo, determinando si es sólido, líquido o gaseoso, lo que descartaría un reflujo ácido.Gamagrafía: tal como lo aclara Gilberto Cabal, cirujano laparoscopista, es una prueba radiológica de medicina nuclear, realizada con vario, un medio de contraste que permite generar imágenes para determinar qué tanto contenido gástrico se está devolviendo.TratamientoEl reflujo es una condición crónica que se puede controlar, mas no curar, ya que las crisis pueden presentarse durante toda la vida, cada vez que hay factores que las disparan.El tratamiento puede ser de dos tipos, médico o quirúrgico, los cuales se consideran igualmente efectivos.1. Médico: consiste en hacer ciertos cambios en el estilo de vida (ver recuadro), así como en la ingesta de medicamentos. Así lo aclara el internista y gastroenterólogo de la Clínica Sebastián de Belalcázar Ramón Espinosa, quien explica que “algunos fármacos contienen sustancias alcalinas para que cuando refluya el contenido gástrico se devuelvan éstas y no los ácidos que causan daño”. Pero los más usados, según el cirujano gastrointestinal del Centro Médico Imbanaco Wilson Caro, son los que disminuyen la acidez a nivel del estómago y mejoran el vaciamiento del estómago hacia el intestino, para que los jugos gástricos estén menos tiempo en el estómago. El inconveniente de este tratamiento es que es de por vida, lo que no implica que se tomen fármacos a diario, pero sí con cada crisis, con la consiguiente toxicidad para el organismo y la molestia para el paciente.2. Quirúrgico: en los casos más severos se recurre a la cirugía, en la que se utilizan diversas técnicas destinadas a cambiarle la forma a la parte alta del estómago y reconstruir el esfínter o hiato para que no quede tan amplio, por medio de puntos de sutura. Sin embargo, el cirujano laparoscopista Gilberto Cabal es enfático en que “la cirugía no es infalible, ya que puede dejar secuelas anatómicas o unos cinco años después puede repetir el reflujo”.ConsecuenciasCuando el reflujo gastroesofágico no se diagnostica o no se trata a tiempo es causa de frecuentes incapacidades que deterioran la calidad de vida, así como de algunas enfermedades, de las cuales las más frecuentes son:Esofagitis: o irritación crónica del esófago, dada, según Caro, porque el contenido gástrico tiene un PH muy bajo, es decir demasiado ácido, que genera quemaduras y laceraciones recurrentes en el esófago.Esófago de Barret: el doctor Cabal advierte que con el tiempo la irritación del esófago puede complicarse con esta patología, en la que se genera un cambio en la estructura normal del epitelio o capa celular que recubre el esófago, que puede llevar a cáncer. “De hecho, está comprobado que hay una mayor incidencia de cáncer de esófago en pacientes con esófago de Barret”, agrega el profesional.Según el doctor Espinosa “también puede presentarse otitis, sinusitis y crisis de asma”.Consejos“Mantenga controlado su peso y no use ropa ajustada, con el fin de disminuir la presión intraabdominal y por lo tanto el reflujo”, sugiere Cabal.Coma a horas fijas. Esto permite que el cuerpo se prepare para recibir los alimentos produciendo jugos gástricos. Pero si no respeta los horarios, estos jugos se quedarán en el estómago más tiempo, causando irritación.Evite leche, granos, condimentos y grasas, que en opinión de Wilson Caro aumentan la distensión gástrica y los gases, lo que expone al reflujo.No se acueste después de comer. Deje pasar dos horas para que los alimentos alcancen a llegar al intestino. “Duerma del lado izquierdo, lo que forma un ángulo más estrecho entre el esófago y el estómago, disminuyendo el reflujo”, recomienda Ramón Espinosa.Ponga dos ladrillos bajo las patas de la cabecera de la cama. No fume ni ingiera licor, pues aumentan el nivel de acidez.

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