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Quién gana y quién pierde con la guerra sucia de esta campaña presidencial

Analistas dividen opiniones. Unos dicen que gana el voto en blanco, otros creen que lo ocurrido es normal en política.

11 de mayo de 2014 Por: Jessica Villamil Muñoz | Reportera de El País

Analistas dividen opiniones. Unos dicen que gana el voto en blanco, otros creen que lo ocurrido es normal en política.

I Un candidato a la Vicepresidencia que pierde los estribos en una reunión política y llama gamín a un asistente. Todo queda registrado ante cámaras y ese video se vuelve viral en las redes sociales. Burlas, solidaridad, recriminaciones. II Una columna de opinión que revela los supuestos nexos del estratega de campaña del presidente-candidato con el narcotráfico; un Fiscal que asegura que desde una casa cualquiera están filtrando el proceso de paz y al Mandatario y que el sindicado está relacionado con un candidato de oposición que se perfila como el principal contendedor; un expresidente que señala al candidato-presidente de haber llegado al poder de la mano de la mafia. Un hombre que dice que respeta a su primo, pero se va lanza en ristre contra él con sendas acusaciones y remata que por conocerlo no le entregará su voto. Negaciones, reconocimientos de culpa, dimisiones, desprestigio.Dos aspirantes a la Jefatura de Estado en vueltos en líos (Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga), los otros (Marta Lucía Ramírez, Enrique Peñalosa y Clara López) están casi que desaparecidos del espectro político.Un ciudadano del común diría que se trata de una guerra sucia jamás vista en la política reciente del país. Los analistas consultados dividen opiniones al respecto. Unos aseguran que los escándalos y descalificaciones desatadas en la última semana durante la campaña por la Presidencia de la República son normales, ocurren en todos los países y se escucharon, incluso, en los discursos de Simón Bolívar. Otros, en cambio, piensan que en esta ocasión la cosa se pasó de la raya. Y consideran que las revelaciones tendrán impacto sobre la decisión de los votantes el próximo 25 de mayo cuando los colombianos escojan a su Jefe de Estado.Óscar Duque, politólogo de la Universidad Autónoma de Occidente está en el segundo grupo. Sostiene que lo que está pasando en esta campaña es una “vulgar” muestra de politiquería y lo único que genera es que el ciudadano pierda interés por los comicios. “Está claro que entre más escándalos haya, mayor es la abstención, por lo tanto ganan los corruptos que ya están en el Gobierno y los violentos que quieren apoderarse de lo poco que queda”.Entonces, insiste que ante los recientes ataques a la democracia, la abstención tendrá un lugar privilegiado el día de las elecciones. El exprocurador Jaime Bernal Cuéllar coincide en que la guerra sucia genera un efecto negativo entre los ciudadanos, pero cree que el beneficiado será el voto en blanco. Dice que los indecisos ante la falta de propuestas y soluciones a los problemas del país pasarán la cuenta de cobro en las urnas y ante la paleta de colores que se ofrecen en el tarjetón, la opción escogida será el blanco.Juan Carlos Gómez, director del programa de Comunicación Social de la Universidad de La Sabana y magíster en Estudios Políticos, está de acuerdo en que los colombianos puedan inclinarse por el voto en blanco. Asegura que es la única manera de exigir que cambie la manera de hacer política. El académico explica que la dificultad radica en que el voto en blanco no tiene una organización fuerte que lo respalde, por lo que, a pesar del actual escenario, no tendrá el respaldo requerido para convertirse en una alternativa.Argumenta que “esta guerra sucia está evidenciando que la clase política es inferior a las necesidades del país. El voto en blanco podría perfilarse, lo que pasa es que cuando éste no tiene el número requerido (50+1 de los votos), los que se benefician son los políticos de siempre, que han cooptado a los ciudadanos a través de clientelas políticas”. El senador del Partido de la U, Juan Lozano, uribista declarado, sostiene que si la campaña sigue por “esta destructiva ruta, gane quien gane, Colombia va a perder”. Juan Pablo Milanesse, politólogo de la Universidad Icesi, dice que una parte de eso es cierto, aunque hay que evitar esas frases de cajón. “Seamos realistas, los electores conocen en buena medida a sus candidatos y saben que este tipo de cuestiones ocurren”, dice el analista y asegura que sin embargo, en muchos casos se puede modificar el comportamiento y cambiar su preferencia electoral”.Cálido y fríoHan pasado ocho días desde que arreció la guerra sucia y la campaña presidencial parece haber pasado de tener cinco candidatos a solo dos: Óscar Iván Zuluaga (Centro Democrático) y Juan Manuel Santos (Unidad Nacional). Los medios de comunicación nacionales e incluso los internacionales solo tienen cabida para estos políticos y su grupo de respaldo.Analistas aseguran que Marta Lucía Ramírez, Clara López y Enrique Peñalosa se quedaron eclipsados observando lo que pasa a su alrededor. Ni siquiera desde sus cuentas en la red social Twitter reaccionan. Enrique Peñalosa (Partido Alianza Verde) escribió un trino hace seis días al respecto en el que califica como “grave” las interceptaciones ilegales. Clara López (Polo Democrático) guardó silencio, aunque su coequipera, Aída Avella, fue incisiva con el supuesto espionaje por parte de la campaña de Zuluaga. “El señor Z chuza al Estado y a todos los ciudadanos. No terminan las persecuciones y demás. Si eso hace de candidato cómo será de Presidente”. La conservadora Marta Lucía Ramírez en una seguidilla de tuiteres se atrevió a hacer comparaciones entre lo que pasó con el asesor de campaña del presidente Santos, J. J. Rendón, y lo ocurrido durante el gobierno de Ernesto Samper.“El escándalo de @JJRENDON es peor que el de los narcocassetes de Ernesto Samper”, días antes escribió: “Que Santos no diga que le entró un elefante por la espalda sin darse cuenta”.La aspirante cuenta que como ciudadana le desconcierta lo que está pasando y “como política me asquea todo esto, porque creo que el país tiene demasiadas necesidades”. Indica que su propuesta exige una actitud responsable. Y desde Cali, Peñalosa insiste en que las acusaciones lanzadas son “gravísimas”. Según él, esta guerra sería inimaginable en un país avanzado. Advirtió que no hará ninguna una acusación y que será la justicia la que decida.

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