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¿Qué tan hipotecado quedó el Gobierno del presidente Santos?

Mientras unos sectores creen que son muchas las deudas pendientes, otros dicen que sin una reelección por delante, maniobrará más libre.

29 de junio de 2014 Por: Redacción de El País

Mientras unos sectores creen que son muchas las deudas pendientes, otros dicen que sin una reelección por delante, maniobrará más libre.

Los apoyos recibidos por el presidente Juan Manuel Santos y que redundaron en su triunfo en las urnas el 15 de junio, podrían tener un alto costo programático y político para el próximo cuatrienio. Incluso ya se escuchan voces que advierten que su nuevo mandato quedó hipotecado a muchos sectores que comenzarán a pasar ‘cuenta de cobro’.La situación radica, según los analistas, en que a la propuesta de paz de Santos se sumaron sectores de la izquierda, la Alianza Verde, Opción Ciudadana, los representantes de las víctimas, sindicatos, entre otros frentes políticos y sociales, que reclamarán sus espacios en el cuatrienio que comienza el próximo 7 de agosto.Pero al lado de estos grupos están los partidos de la Unidad Nacional, en la cual el liberalismo, según los analistas, va a hacer valer su protagonismo en la campaña de la mano del expresidente César Gaviria. A ello se suma que el partido del vicepresidente electo Germán Vargas Lleras, Cambio Radical, también querrá una atención especial. Los observadores dicen que la U, el partido original del Presidente, no querrá quedarse rezagado y los conservadores que apoyaron la causa también buscarán tener su ‘pedazo de la torta’. A todos los anteriores se agregarían empresarios, gremios y sectores independientes Sin embargo, varios analistas coinciden en resaltar que el hecho de que el Presidente no vaya a buscar una nueva reelección le va a dar un margen de maniobra grande y le va a permitir seleccionar mejor a los coequiperos de su segunda administración, al margen de los compromisos que haya podido adquirir en la campaña.Reelección, un fantasma que desaparecióSin los afanes de la reelección, hay quienes advierten que el presidente Juan Manuel Santos no estaría obligado a cumplir todos los compromisos y que, incluso, tendría más autonomía de Gobierno frente a las posibles presiones que se puedan registrar.El politólogo Fernando Giraldo asegura que “Santos podría incumplir o cumplir parcialmente, eso es una constante en Colombia” y explica que “el Presidente podrá cumplir sus compromisos de acuerdo al tamaño del apoyo, pero es claro que no hay cama para tanta gente, algunos tendrán que dormir en esteras y mucho me temo que será la izquierda”.Para el exembajador Alfonso Valdivieso, Santos tiene una ventaja y es que “es un Presidente que termina su misión y sin reelección tiene la posibilidad de manejar, de manera autónoma, la toma de decisiones de manera más acertada”.Valdivieso aclara que el Jefe de Estado “va a cumplir sus compromisos, pero lo hará de acuerdo a su criterio, porque es claro que el triunfo no se lo pueden atribuir a ninguna fuerza, fue un conjunto”.El parlamentario Andino liberal, Héctor Helí Rojas, reconoce que el tema de la reelección fue muy difícil “venderlo”, pero descarta cualquier incumplimiento del Presidente a pesar que “no tiene al frente la posibilidad de buscar una nueva reelección”.El analista Vicente Torrijos, entre tanto, reconoce que Santos “quedó demasiado comprometido, lo que le podría limitar su margen de maniobra”, pero “el no depender de una nueva reelección le facilita buscar un equilibrio con todas las fuerzas políticas y sociales que lo respaldaron”.Explica que el Presidente “podría incumplir, pero eso le generará desaveniencias y contrariedades que no le convienen”.El papel de la izquierdaCuando Clara López, del Polo; Aída Avella, de la UP, y Piedad Córdoba de la Marcha Patriótica anunciaron su apoyo al presidente Santos para que se consolidara el tema de la paz, se abrió el debate sobre cuál será el papel de la izquierda en el nuevo Gobierno.Si bien las partes anunciaron que no quieren participación burocrática, el expresidente de la Cámara Augusto Posada reconoce que “con la llegada de estos sectores, la Unidad Nacional quedó reducida y el Presidente tendrá que cumplir compromisos de tipo programático en los temas de paz y del sector social”.Sobre el tema, el exmagistrado Alfredo Beltrán dice que “la izquierda se guardó el derecho de no pedir participación burocrática, pero sí lo harán en el compromiso con la paz”.El exfiscal Alfonso Valdivieso anota que “el Presidente demostró que sí se pueden integrar muchos sectores”, pero recalca que “el apoyo de la izquierda no se puede sobredimensionar, porque ellos ayudaron pero no fueron decisorios”.El exsenador Héctor Helí Rojas observa que “el compromiso con la izquierda es más programático que político” pero no descarta que esta tendencia busque sacar réditos, ya que ellos hoy pueden decir que pusieron un Presidente y de inmediato “emprenderán la proyección para las elecciones regionales, sobre todo en capitales como Bogotá y Cali”.Vicente Torrijos, entre tanto, califica el papel de la izquierda como “incoherente y desdibujado”, ya que podrían tener la posibilidad de entrar al Gobierno y perdieron la brújula que traían de ser “un sector de oposición, que hoy es una ilusión porque le entregaron esto al Centro Democrático, debido a que Clara López mostró una excesiva complacencia frente a Santos”.La Unidad Nacional y el continuismoSi hay un sector que quiere protagonismo burocrático en el nuevo Gobierno es la Unidad Nacional. Lo anterior surge por el papel que jugaron los partidos que componen la coalición, los cuales ya comenzaron a pasar su cuenta de cobro.De hecho se dice que César Gaviria asumió el rol de jefe de debate con el fin de garantizarle a Simón, su hijo, el Ministerio de Hacienda y de ahí encaminarlo como potencial candidato presidencial en el 2018.Pero el liberalismo no se queda ahí. El presidente del Congreso, Juan Fernando Cristo, quien no aspiró a la reelección, se dice que llegará al Ministerio del Interior, con posibilidades de catapultarse como candidato a la jefatura del Estado.Y, también -dicen las fuentes- está Germán Vargas Lleras, hoy vicepresidente, que quiere manejar las carteras de Vivienda y Transporte para aspirar a ser el sucesor de Santos.Aquí, los apetitos desmedidos, como los califica Alfonso Valdivieso, podrían ser o no tenidos en cuenta por el Presidente, ya que “la prioridad es sacar adelante el proyecto de la paz que será la carta de presentación para la continuidad”.Héctor Helí Rojas dice que “Vargas Lleras y Simón Gaviria tendrán presencia en el Gobierno” pero alerta que Santos deberá saber manejar la oposición.Vicente Torrijos tiene una visión diferente de lo que podría ser el legado del santismo a futuro. Dice que el Presidente debe buscar una persona que pueda coordinar “esa colcha de retazos que quedó después de las elecciones” y observa que con el postconflicto habrá “muchos elementos traumáticos” que sería mejor que manejara alguien de “la oposición y no de su corriente. Eso garantizaría que se corrijan los excesos que se van a dar”.De oposición y guerrillasDos temas clave deberá afrontar el presidente Santos en el cuatrienio que asumirá. Por un lado, está el tema de la oposición, hoy encabezada por el Centro Democrático del expresidente y senador electo Álvaro Uribe, y, por el otro, los acuerdos y compromisos que tiene con las guerrillas de las Farc y el ELN.Para el exmagistrado Alfredo Beltrán es evidente que el único compromiso del Presidente “es con la paz y hacer las reformas económicas y sociales que la garanticen”.En contraste, el exsenador Héctor Helí Rojas cree que “el Presidente debe tratar al uribismo con guante de seda porque requiere de consensos para sacar adelante las leyes postconflicto en el Congreso”.Dice además que “Santos conoce a sus amigos, por lo que tiene que dedicarse a la oposición si quiere sacar adelante su agenda”.En esta misma dirección se ubica el analista Vicente Torrijos, quien dice que “el Presidente deberá delimitar esas competencias de pesos y contrapesos para demostrar una independencia” y agrega que “deberá manejar con voz serena esas voces uribistas en el Congreso porque si sabe escucharlas podrá ganar una gobernabilidad para el país y, de paso, que sus objetivos de paz se cumplan”.Con respecto al tema de las organizaciones guerrilleras, Torrijos anota que “Santos tiene en sus manos un elemento delicado de suma importancia porque deberá manejar una filigrana política para poder avanzar en los propósitos que tiene con estos grupos”.Por su parte, Alfonso Valdivieso dice que debe recurrir a esa izquierda que lo apoyó, de tal manera que las negociaciones con las guerrillas no le alteren la gobernabilidad, con el fin de consolidar “el fin del conflicto”.

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