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Nuestros estudiantes no entienden lo que leen: exministra Cecilia María Vélez

La ex ministra de Educación Cecilia María Vélez, advierte que en los universitarios la capacidad lectoescritora es débil y debe fortalecerse. Dice que el reto es meter a un millón y medio más de estudiantes a la universidad.

25 de febrero de 2013 Por: Margarita Vidal Garcés

La ex ministra de Educación Cecilia María Vélez, advierte que en los universitarios la capacidad lectoescritora es débil y debe fortalecerse. Dice que el reto es meter a un millón y medio más de estudiantes a la universidad.

Cecilia María Vélez creció en Tablaíto, una casa de hacienda construida en la arquitectura montañera del occidente antioqueño. Su madre, Gabriela White, creía que en la educación estaba el futuro del país y por eso convocaba a clases todos los días a los hijos de los labriegos. Su esposo, Juvenal Vélez, ingeniero y feminista, creía firmemente en la inteligencia de las mujeres, de modo que mandó a sus hijas a estudiar a los Estados Unidos. Cecilia María tiene un máster en Ciencias Económicas de la Universidad de Lovaina y un grado en Estudios Urbanos y Regionales del MIT. Fue subdirectora de Planeación Nacional y directora de la Unidad de Desarrollo Territorial. Se desempeñó con éxito en la Secretaría de Educación en las administraciones de Antanas Mockus y de Enrique Peñalosa, en Bogotá, y luego lideró el proyecto educativo de Álvaro Uribe durante sus ocho años de gobierno. Desde el año pasado es la rectora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. ¿Cómo fue su experiencia en Harvard?Dicté dos semestres en la Maestría en Política Educativa Internacional, que me resultó sumamente interesante porque son los muchachos mejor escogidos del mundo. La maestría está enfocada en el estudio del papel de la educación para promover la igualdad social. Sus egresados pueden desarrollar programas para mejorar la calidad de la educación, y son una comunidad que comparte el interés por el estudio crítico de temas de equidad en un contexto comparado internacional, y puede establecer las relaciones entre el cambio educativo y el cambio social, tema que como usted sabe muy bien, es uno de los que ha adquirido mayor preponderancia en América Latina. ¿Por qué llegó a la Jorge Tadeo Lozano?La Tadeo es una universidad flexible y me pareció que muchas cosas que se pueden hacer en las universidades desde la política, se pueden hacer también desde la práctica. ¿Como cuáles?En primer lugar, fortalecer mucho la investigación a la que cada vez llega gente más cualificada y con mejor práctica. La Tadeo tiene una gran fortaleza en arte y en diseño y es una universidad muy importante en innovación y creatividad, condiciones básicas para un país que quiera competir. ¿La investigación demanda mucho dinero?Sí, y las universidades tenemos que demostrar que somos buenas ejecutoras de los dineros y que estamos haciendo investigación pertinente y significativa. Nosotros somos muy fuertes en investigación ambiental.¿Cómo es la Tadeo, con sus 12.000 estudiantes?Como puede ver nuestra infraestructura es impresionante y ha sido muy interesante su desarrollo en pleno centro de la ciudad. Tenemos diplomados y maestrías, y estamos tratando de fortalecer estas últimas, en las que necesitamos crecer mucho más porque el país lo necesita. Esta es una universidad básicamente formativa. No aspiramos a competir con las grandes como la de Antioquia, la Nacional o la de los Andes, pero sí sabemos que la calidad del pregrado y de la formación misma, están en el nivel y la calidad de la investigación que hagamos, pero esta no es una universidad de investigación sino con investigación, básicamente orientada a fortalecer la formación de los muchachos. El tema de Tecnología e Investigación que tanto mencionó Juan Manuel Santos en su campaña no tiene un desarrollo alentador. Tenemos, por ejemplo, el caso de Colciencias que recibe críticas de diferentes sectores.Yo pienso que hay un problema institucional muy complicado y me parece que como hay que trabajar básicamente en los apoyos al tema de Ciencia, Innovación y Tecnología desde el gobierno, las universidades somos una opción importante porque tenemos esa capacidad; pero es cierto que se mandan señales ambiguas. Yo siento que tenemos dos tipos de políticas: una, que es la investigación para el desarrollo, que fue la que planteó el Presidente y que es muy importante, pero también hay una investigación en Ciencias Básicas que es la que le da soporte a una investigación práctica. Colciencias tiene que trabajar mucho en el tema de institucionalidad con mucho respaldo del gobierno. Una de las carencias, hoy, en la formación de los estudiantes son las Humanidades que antes contribuían a darles una formación integral. ¿Por qué se ha perdido?Yo tengo que hacerle un homenaje a mi antecesor, José Fernando Isaza, por el énfasis que se hizo durante su administración en el avance de las Ciencias Humanas. Antes no teníamos una Facultad de Ciencias Sociales sólida. Hoy el decano es Jorge Orlando Melo y su presencia da una señal muy clara de nuestro interés en seguir fortaleciendo esa área. La prueba Pisa demuestra que Colombia tiene un pobre desempeño en varias temas educativos y especialmente en lectoescritura...Ese es un problema que se debe corregir a través de cursos de nivelación básicamente en Humanidades. Quienes no pasan ciertos niveles en los exámenes deben hacer estos cursos. Nuestro programa de lectoescritura y de comprensión lectora será cada vez más intenso.¿Qué ocasiona esa falla?Muchos estudiantes leen y no entienden lo que están leyendo y se les hace realmente difícil no solo comprender a fondo los temas, sino también expresarse y escribir bien. Por ejemplo, una de las trabas que tienen para resolver ejercicios matemáticos no está en las fórmulas, sino en que no entienden el problema. Así las universidades se empeñen en elevar la capacidad de investigación en los estudiantes, esta no tiene ninguna posibilidad de desarrollarse si ellos no leen lo suficiente y, peor aún, si no entienden lo que leen. ¿Cómo vio la diferencia con los estudiantes de Harvard?Es muy interesante observar la facilidad que tienen los estudiantes de Harvard para entender lo que leen, y mejor aún, de sacar conclusiones muy complejas y de hacer relaciones con el texto. La habilidad lectora da más capacidad de construir conocimiento y de analizar y entender muchos fenómenos. ¿En qué forma colegios y universidades enfrentan el problema de la deserción estudiantil?Con todo el respeto para los estudiantes universitarios, que son autónomos, pienso que una manera de enfrentar la deserción involucra el apoyo familiar. Abrir las puertas a la conversación con los padres y tender lazos con la familia. Esta universidad tiene en ese sentido problemas menores que el promedio nacional, también como resultado de otras políticas como la financiera, que trata de dar facilidades de pago, porque muchas veces los problemas económicos tienen una incidencia muy grande en este tema. Es importante también proveer apoyos para enfrentar problemas sicológicos, o de droga, que a veces tienen alguna incidencia que es importante percibir. Para establecer un contraste, ¿por qué a Harvard entran los mejores estudiantes?Harvard hace una selección rigurosa de sus alumnos, cosa que no ocurre mucho en Colombia. Pero hay diferentes criterios, José Fernando Isaza, argumentaba que las universidades no debieran escoger, porque su reto debería ser poner mayor valor agregado, sin importar cómo lleguen los estudiantes. Es cierto que a Harvard llegan sabidos y se parte del interés real del muchacho por estudiar. Mientras tanto, aquí los jóvenes entran a la universidad como en una especie de obligación y por ello es un reto encontrar qué es lo que realmente los motiva.¿Qué otros factores inciden?Cada muchacho es una historia. Nosotros estamos enfrentados al factor socio- económico que influye por el nivel cultural que determina en la gente. Ahora, uno podría pensar que quienes tienen mayores ingresos tendrían mayor posibilidad de llegar a niveles mejores de educación, pero no siempre es así, uno encuentra muchachos que vienen de abajo con mucho esfuerzo y que resultan extraordinarios estudiantes. ¿Hacía donde están creciendo las universidades hoy?Hacia los sectores más pobres. Como los ricos pueden matricularse, la posibilidad de ampliación debe dirigirse a los de menos recursos. El gobierno está dando ayudas importantes que, junto a la consecución de recursos con las empresas, permitan no solo tener un programa de becas sólido sino seguir creciendo. ¿Por qué hoy no basta una sola carrera , sino que hay que hacer varios pregrados y al menos un doctorado?En primer lugar somos muchos, y para solucionar los problemas de muchos los procesos se vuelven cada vez más complejos. Por otra parte, como se está construyendo sobre un conocimiento anterior, ya lo evidente está solucionado y hay que partir de allí para hacer cosas más complejas. Se va tejiendo una cadena, al final de la cual hay que empujar a la gente hacia el doctorado. Pero también hay que ayudar a llegar a los de menores recursos. En el período en que estuve en el Ministerio pasamos de 400.000 muchachos que salían del bachillerato a 600.000, y me temo que ya vamos en 800.000. Se van aumentando los promedios, pero también hay que ir formando gente porque el conocimiento de punta va jalonando y haciéndose más especializado. Cada problema va trayendo algún nivel de solución y aún cuando el mundo se vuelve cada vez más complejo, surgen tecnologías como Internet, que propicia una democratización impresionante del conocimiento. ¿Cómo estamos en tema de cubrimiento?Estamos en un 37% de cobertura -alrededor de 1.600.000 muchachos- pero tenemos que duplicarla rápidamente para llegar a tres millones. Meter a más de un millón y medio más a la universidad es un reto enorme. Allí es donde hay que echar mano de las tecnologías, que no solamente dan acceso a los mejores profesores y a los mejores cursos, sino que permitirá cumplir la meta de los tres millones, con calidad. Y hay toda una generación de maestros a la que hay que enseñar a usar bien la tecnología, porque no fue educada en ella.

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