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“Nuestra guerra ha sido inútil, sin gloria y costosa”: Eduardo Pizarro

El analista político Eduardo Pizarro dice que la guerrilla ha sido muy costosa para Colombia no sólo en términos de vidas humanas sino, en términos de desarrollo económico.

6 de noviembre de 2011 Por: Margarita Vidal

El analista político Eduardo Pizarro dice que la guerrilla ha sido muy costosa para Colombia no sólo en términos de vidas humanas sino, en términos de desarrollo económico.

Hermano de Carlos Pizarro (líder del M-19, quien firmó el acuerdo de paz con el presidente Barco y fue asesinado cuando hacía campaña por la presidencia de la república), Eduardo Pizarro ha sido siempre un lúcido analista del acontecer nacional, un intelectual (miembro del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, de la Universidad Nacional) convencido de la inutilidad de la lucha armada en Colombia y un hombre valeroso, comprometido a fondo en la búsqueda de la paz en nuestro país. Su tarea no ha sido fácil porque las amenazas, los señalamientos y las incomprensiones no le han faltado. La semana pasada lanzó su libro ‘Las Farc 1949-2011 de Guerrilla Campesina a Máquina de Guerra’, un interesantísimo estudio que narra los orígenes de la insurgencia en Colombia y el desarrollo de los grupos guerrilleros, analiza los frustrados intentos de paz adelantados por diferentes gobiernos, y despliega ante el lector la dura y aleccionadora historia de la violencia y de la sinrazón que han desangrado a Colombia. No en vano Pizarro mismo dice que es: “un grito desesperado a favor de la paz”.¿Qué busca con este nuevo libro, cuya primera parte ya había escrito y por qué se lo dedica a su hermano Carlos?Carlos, contra viento y marea, decidió dar el paso hacia la firma de un acuerdo de paz. Por ello sufrió duras críticas de otros movimientos guerrilleros de la época e incluso en sus propias filas tuvo muchos detractores. Y ese acuerdo de paz - el primero con un grupo guerrillero posterior a la revolución cubana en América Latina- animó a otros movimientos a firmar otros acuerdos de paz, tanto en Colombia (EPL, Quintín Lame, PRT, CRS), como en América Central (FMLN, UNRG). Se lo dedico a Carlos: por haber tenido el valor de abandonar las armas, cuando comprendió su inutilidad y sus costos.En este libro busco reconstruir la historia de las guerrillas comunistas de los años 50 y su transformación en las Farc en los 60. Por una razón: es indispensable conocer tanto a nuestros adversarios en la guerra, como a nuestros posibles interlocutores en la paz. El libro inicia con un pensamiento de Bernardo Jaramillo Ossa: “Ninguna idea, por importante que sea, merece una guerra o matar a alguien”. Desde ese punto de vista, ¿considera equivocada la lucha de su hermano Carlos?En los años 60 y 70, bajo el impacto de las revoluciones cubana (1959) y nicaragüense (1979), miles de jóvenes se lanzaron a la lucha armada bajo la convicción de que era la única forma de alcanzar una sociedad justa. Todos querían imitar al ‘Che’ Guevara.Ahora bien, si hacemos un balance de la experiencia guerrillera en Colombia, éste es hondamente negativo. Salvo el proceso de paz de principios de los años 90 que le abrió las compuertas a la Constitución de 1991, la guerra en Colombia ha sido una guerra inútil, costosa y sin gloria como títula un libro el general Alfonso Mejía Valenzuela. ¿Cómo se llega, en los orígenes de la violencia en Colombia, de la autodefensa a la guerrilla?En los inicios de los años 50, surgieron movimientos de autodefensa y guerrillas móviles tanto liberales como comunistas como respuesta a la violencia oficial. Hubo dos intentos para desactivar estos movimientos armados: las amnistías de Gustavo Rojas y Alberto Lleras. Sin embargo, la revolución cubana despertó el mito en la izquierda en torno a la posibilidad de acceder al poder por la vía armada y surgieron grupos guerrilleros en todo el continente, con la sola excepción de Costa Rica. A mediados de los 60 en Colombia nacieron las Farc, el ELN y el EPL.¿En qué se diferencia la guerrilla colombiana del resto de movimientos que surgieron en América Latina, y qué explica su permanencia?En primer término, la geografía, pues Colombia después de Afganistán es el segundo país más complejo geográficamente, del mundo. Por otra parte, hay una larga tradición de combinación de armas y urnas desde las guerras civiles en el Siglo XIX. Finalmente, el impacto del tráfico de drogas como combustible de las múltiples formas de violencia que afectan al país.¿Si hay un antiguo Partido Comunista en Colombia, antes de esta etapa, cómo llega, con quiénes y cuál es su historia?El Partido Comunista nació en 1930, íntimamente ligado a la antigua Unión Soviética. Este partido, que todavía existe, aprobó en el año 1961 la “doctrina de la combinación de todas las formas de lucha, legales e ilegales” y, tras el cerco militar a las regiones de influencia de las autodefensas comunistas en 1964 (Marquetalia, El Pato, Riochiquito), se lanza a la aventura de combinar las armas y las urnas con la creación de las Farc. Sin embargo, mientras el PC comenzaba a declinar, las Farc comenzaron a crecer hasta el punto de que en 1993, éstas deciden romper amarras con el viejo PC que repudian y crean sus propios aparatos subordinados, es decir el Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC o PC-3) y el Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia. ¿Por qué la que usted llama “euforia pacifista” durante la época de Rojas Pinilla no acabó con la insurgencia?Al menos por dos razones. Por una parte, a pesar de la ley de amnistía y la creación de una oficina para atender a los desmovilizados, muchos de los antiguos guerrilleros se rearman y crean grupos armados que se van a descomponer generando el fenómeno del bandolerismo, es decir una suerte de bandas criminales (bacrim) de la época. Por otra parte, las guerrillas comunistas que habían decidido transformarse en autodefensas campesinas armadas en 1953, en especial en el oriente del Tolima, son atacadas en 1955 por el gobierno de Rojas Pinilla a las cuales acusa de constituir una suerte de “repúblicas independientes”. Este episodio se conoce como la “guerra de Villarrica”, la cual va a reactivar la existencia de guerrillas móviles de orientación comunista hasta los inicios del Frente Nacional. Usted habla de que la guerrilla ha sido, alternativamente, autodefensa y guerrilla móvil, autodefensa, guerrilla móvil, desde 1949 hasta hoy, ¿eso qué significa?Significa que los grupos armados, de acuerdo con las circunstancias, han mutado de una u otra forma, desde 1949 hasta hoy. Por ejemplo, tras la amnistía de Alberto Lleras, en los inicios del Frente Nacional, las guerrillas móviles surgidas tras la “guerra de Villarrica” deciden transformarse una vez más en autodefensas armadas campesinas y crear zonas de influencia que nuevamente, esta vez bajo el liderazgo de Álvaro Gómez Hurtado, serán calificadas como “repúblicas independientes” y cercadas en 1964 bajo el gobierno de Guillermo León Valencia. El cerco a Marquetalia dará origen a las Farc. Aparte del Partido Comunista, ¿qué otros movimientos foráneos encontraron seguidores en Colombia? ¿Cuáles desaparecieron y cuáles persisten?En los años 60 los grupos guerrilleros de la llamada “primera generación” se dividían y enfrentaban de acuerdo con las fracturas del movimiento revolucionario a nivel mundial. Por un lado, el ELN que nace bajo la influencia de la revolución cubana. Por otro, las Farc que surgen bajo la sombra del PC pro-soviético. Y, finalmente, el EPL que nace de la ruptura entre Pekín y Moscú, es decir, se trataba de un movimiento maoísta. Es interesante constatar que la Unión Soviética desapareció, que la China se convirtió en un país capitalista de partido único y que Cuba mira hoy con desdén a los grupos armados en Colombia. Hoy persisten zonas de conflicto en zonas especiales como el sur del Tolima, Sumapaz, Norte del Cauca y La Macarena, ¿por qué?Si observamos los mapas de las autodefensas comunistas y las guerrillas comunistas de los años 50 y 60 es impactante constatar que son las mismas zonas donde hoy se localizan las Farc. No es una casualidad. En estas regiones existen familias comunistas de tercera o cuarta generación que constituyen las bases de apoyo logístico a las Farc de hoy. Así como había en el pasado municipios liberales y conservadores, hoy todavía subsisten regiones de larga tradición comunista. Este es el caso, ante todo, del sur del Tolima. ¿Dónde surgió y por qué derivó a la guerrilla Manuel Marulanda?Manuel Marulanda Vélez era el nombre de un dirigente sindical del Partido Comunista que murió asesinado en 1951. Pedro Antonio Marín, un joven aserrador del Quindío, quien para eludir la violencia sectaria en su región había ingresado a las guerrillas liberales del sur del Tolima, decide pasarse a las guerrillas comunistas en 1952 y asume como seudónimo el nombre del líder. ¿Qué significó el Frente Nacional para estos movimientos?Por una parte, ese pacto bipartidista permitió superar los “odios heredados” y la confrontación liberal-conservadora. Es decir, desde este ángulo fue un pacto de paz y reconciliación. Pero, al mismo tiempo, la paridad y la alternación bipartidista generaron la sensación de un “sistema cerrado” que dejaba por fuera a los grupos emergentes. Desde este otro ángulo, su impacto fue negativo pues los jóvenes rebeldes influenciados por la revolución cubana se “echaron al monte”. Es decir, desde esta perspectiva fue un pacto excluyente y, en alguna medida, responsable de la nueva era de violencia en el país.¿Es cierto que las guerrillas no han significado nunca una amenaza real para el establecimiento colombiano?No. Ya el ‘Che’ Guevara había prevenido a los potenciales grupos armados en su ensayo ‘La guerra de guerrillas’ (1960): “donde un gobierno haya subido al poder por alguna forma de consulta popular, fraudulenta o no, y se mantenga al menos una apariencia de legalidad constitucional, el brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica”. La guerrilla no escuchó esta advertencia y terminó siendo, como dijimos, una insurgencia crónica. Una componente más del paisaje rural. Si eso es cierto, ¿por qué el éxito de la propuesta de “seguridad democrática” de Álvaro Uribe?Si bien la guerrilla no ha amenazado nunca seriamente la estabilidad institucional, sí ha sido un factor que ha perturbado el orden público. En especial, en los años 90 del siglo pasado, cuando las Farc pasaron de la guerra de guerrillas a la guerra de posiciones y le infringieron serios reveses a las Fuerzas Armadas. La guerra ha sido muy costosa para Colombia no solamente en términos de vidas humanas, sino, igualmente, en términos de desarrollo económico. Uribe demostró que mejorando la seguridad era viable un despegue económico y, al final de su mandato, Colombia fue considerada como una de las naciones promesa a nivel mundial. ¿Qué consecuencia ha tenido en Colombia la doctrina de la “combinación de todas las formas de lucha”?Esta doctrina del Partido Comunista de combinar armas y urnas mediante su apoyo a las Farc y que fue practicada, igualmente, en Irlanda del Norte (IRA y Sein Fein) y en el país vasco (ETA y Herri Batasuna), tuvo consecuencias nefastas. Primero, para el propio Partido Comunista que vio cómo asesinaban a su frente de masas, la Unión Patriótica, bajo la acusación muchas veces injusta de que sus militantes apoyaban simultáneamente a las Farc. Segundo, fue terrible para el país pues los grupos paramilitares que surgieron a mediados de los años 80 igualmente comenzaron a combinar armas y urnas bajo la modalidad de la “parapolítica”. ¿Por qué la justicia colombiana, como usted lo reclama en su libro no ilegalizó en el país al Partido Comunista en la época de su directo entronque con la guerrilla y le exigió la disolución de su aparato armado?Probablemente las élites colombianas temieron ser tachadas de autoritarias por la comunidad internacional si ilegalizaban al Partido Comunista, a pesar de que éste reivindicaba públicamente sus nexos con las Farc. La extensa entrevista de Gilberto Vieira con Marta Harnecker titulada Combinación de todas las formas de lucha (Bogotá, Ediciones Sudamérica, 1988), era una auténtica provocación. En España, la fiscalía sí tomó esa decisión y la ilegalización de Herri Batasuna fue acogida favorablemente por la Corte Europea de Derechos Humanos. ¿Tenía cómo haberlo hecho?Si, Colombia a pesar de los inmensos desafíos armados que ha sufrido, ha mantenido así sea con enormes limitaciones las instituciones democráticas desde 1958. Si ahora está juzgando a los parapolíticos, ha debido en su época juzgar a quienes combinaban armas y urnas. ¿Qué significó que no lo hiciera?Primero, condujo a que este ejemplo de combinación de formas legales e ilegales se reprodujera en el campo de la izquierda. El ELN creó en los años 80 un frente de masas llamado A Luchar y el EPL el Frente Popular. Segundo, condujo a que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) impulsaran, igualmente, múltiples redes políticas apoyadas por sus bloques armados. ¿Cómo analiza y califica la creación, durante el gobierno Betancur, de la Unión Patriótica, y su proceso de paz?Belisario Betancur tiene un mérito histórico: se jugó todo su capital político a favor de la paz. Desgraciadamente, ni las élites de entonces que dejaron solo a Betancur, ni las cúpulas guerrilleras que le jugaron sucio, estaban maduras para avanzar hacia la paz. Las élites y las cúpulas guerrilleras creían que podían ganar la guerra sin pagar los costos de una negociación. Y, tal vez la mayor expresión de esta tragedia fue el “partidicidio” sufrido por la Unión Patriótica.¿No cree que la desmovilización del M -19 en el Gobierno de Barco, después del horror del Palacio de Justicia era un imperativo para el movimiento, y que ese hecho le restó la pretendida “grandeza” que quisieron darle sus dirigentes?Sin duda, la responsabilidad del M-19 en la tragedia del Palacio de Justicia jugó un papel determinante en su decisión de avanzar hacia la paz. Pero, al mismo tiempo, la decisión de sus dirigentes de dejar las armas tuvo un reconocimiento nacional que se reflejó en la alta votación presidencial a favor de Antonio Navarro Wolf y en la elección de 19 constituyentes. Sí fue un acto de grandeza tras un acto terrorista repudiable. Su labor en la Comisión de Reparación fue dedicada, persistente, y sacrificada, ¿cuál es el parte que puede darle usted al país después de esos años y antes de irse a la diplomacia?Creo que la CNRR abrió un camino inédito en Colombia y fue colocar a las víctimas en el corazón del proceso de reconciliación nacional. Hace solamente seis años atrás nadie hablada de los derechos de las víctimas a la verdad, a la justicia, a la reparación y a las garantías de no repetición. Hoy, este discurso es uno de los ejes de la política pública mediante la ley de víctimas y restitución de bienes. Quiénes tienen razón frente al tema de las Farc y las condiciones reales en que se encuentra ese grupo guerrillero, luego de nueve años de Seguridad Democrática: ¿Los que dicen que las Farc han asimilado los golpes pero están intactas en lo fundamental, replegadas, esperando el desgaste de la política militar para volver a la ofensiva, o quienes creen que el debilitamiento estratégico es tal, que nos hallaríamos en la etapa terminal del conflicto, es decir, el fin del fin?Las Farc no están intactas pues han perdido más de la mitad de sus miembros y están replegadas en la selva profunda o en las fronteras marítimas y terrestres más frágiles (Nariño, Cauca, Arauca). Pero, tampoco están derrotadas y, desde el lanzamiento por parte de Alfonso Cano de la estrategia denominada ‘Renacer revolucionario de las masas’ en el año 2008, han recuperado capacidad táctica para infringir daños a la fuerza pública. Especialmente, mediante las Unidades Tácticas de Combate (UTC) formadas por 4 o 6 combatientes de civil expertos en explosivos y formados como francotiradores. Una derrota militar no es imposible -como lo prueba la derrota de los Tigres Tamiles en Sri Lanka-, pero dado que puede significar muchos años y mucho dolor, es importante mantener una opción de paz abierta. ¿Qué factores afectan negativamente el proyecto de las Farc?Es interesante constatar que el factor que más incidió en la decisión de ETA de abandonar las armas fue, además de su debilidad creciente, la decisión de la izquierda vasca de quitarle todo su respaldo a la lucha armada. En Colombia ya hemos logrado el primer factor: la debilidad. Nos falta el segundo: un pronunciamiento claro y contundente de la izquierda en contra de la lucha armada.

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