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No puede hablarse de fracaso

J. M. Santos tiene que hacer más versátil la política exterior de Colombia.

7 de agosto de 2010 Por: Enrique Serrano / internacionalista

J. M. Santos tiene que hacer más versátil la política exterior de Colombia.

A pesar del panorama gris que muchos se atreven a pintar, Colombia hizo todo lo debido para reintegrarse al mundo: sus relaciones con Estados Unidos han sido buenas en estos ocho años. Se avanzó en materia de Tratados de Libre Comercio con muchos países aunque no se haya logrado con Estados Unidos. Pero no fue por culpa de nuestro país sino que responde a patrones de política interior norteamericana: hubo cambio de Gobierno y cambio de estrategia por la crisis interna. Esas circunstancias deben ser tenidas en cuenta antes de juzgar a Uribe y decir que fracasó. No faltará quién diga que los dos grandes lunares, Ecuador y Venezuela, opacan todo lo demás. A mí no me parece, puesto que la relación con ambos vecinos fue muy buena al menos durante los primeros seis años del mandato Uribe. Rajar al Gobierno de un modo implacable por esos dos eventos no es justo.Lo que sí creo es que el esquema de este Gobierno en materia de relaciones internacionales es muy simple, no hubo mucha sofisticación, aunque la dirección de los asuntos fue razonablemente buena. El país no está aislado, las posibilidades para Juan Manuel Santos de mejorar lo que se ha hecho son muchas, pero parte de ese mérito se debe a la recuperación innegable de Colombia en los tiempos de Uribe. Por otra parte, a pesar de algunas críticas normales Colombia ha tenido buenas relaciones con la OEA, con el BID, con la ONU. Este Ejecutivo deja tres temas pendientes de la mayor importancia: el TLC con Estados Unidos en el que Colombia cumplió su parte; la normalización de relaciones con Ecuador y Venezuela, dos socios comerciales imprescindibles, y una mayor integración regional.En resumidas cuentas y sin pretender disculpar los errores del gobierno Uribe, no podemos decir que las relaciones internacionales de Colombia sean un desastre. A Santos le corresponde sofisticar la política exterior porque la de Uribe es un poco burda, muy simple. Hay que hacerla más versátil, y esa versatilidad es lo que le faltó a Uribe.Esta administración se caracterizó por darle prioridad a la seguridad interna, un factor decisivo para mejorar las relaciones internacionales: si el país no es viable internamente, la respuesta del mundo es el aislamiento o las condenas. Al hacerlo viable internamente, se abren las posibilidades de diversificación externa.Por ello el país se revitalizó económicamente durante este período. A pesar del cierre de los mercados de Ecuador y Venezuela, Colombia supo aprovechar ese chaparrón. Sin embargo, el Gobierno queda en deuda en varios aspectos: en ocho años nadie aconsejó a Uribe de hacer una política exterior más madura, la carrera diplomática no se sofisticó, se cerraron embajadas clave so pretexto de hacer algunos ahorros insignificantes, y muchas embajadas no estuvieron a la altura de las circunstancias.

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