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La excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez afirma que el país necesita ”no la Unidad Nacional de Santos, una unidad de politiquería; si no la unidad de los ciudadanos”. | Foto: Marcela Martínez - El País

PARTIDO LIBERAL

"No es posible destrozar un acuerdo de paz que ya está hecho": Marta Lucía Ramírez

La precandidata presidencial Marta Lucía Ramírez dice que el país no puede aceptar populismos ni de izquierda ni de derecha.

13 de septiembre de 2017 Por: Jessica Villamil Muñoz, reportera de el país

Solamente una persona con convicción, carácter y la libertad podrá ser capaz de sacar la reforma política que requiere el país.

Así lo aseguró ayer Marta Lucía Ramírez, a su paso por Cali y después de renunciar al Partido Conservador para buscar firmas que la respalden como candidata a la Presidencia de la República en 2018.

La dirigente insiste en que no le debe nada a la clase política colombiana, que nunca ocupó un cargo porque fuera la favorita o la elegida de alguien, ni porque la señalaran a dedo: “Llegué a los cargos porque tenía preparación y experiencia y siempre dí, por fortuna, buenos resultados”.

¿Por qué se fue del conservatismo?
Porque desafortunadamente hoy es un partido que dejó de hablarle a los colombianos, dejó de hacer las propuestas que Colombia necesita para fortalecer las instituciones, para acabar la corrupción, para garantizar que haya desarrollo económico que sirva para la generación de empleo y que le da dignidad a la vida de la gente. El Partido Conservador está capturado por una pequeña camarilla de parlamentarios que está al servicio del gobierno de turno, y terminan pupitreando un montón de proyectos que van en contra vía de lo que necesita el ciudadano.

Y hoy por hoy en esa camarilla, no hay espacio ni para una candidatura presidencial propia del partido ni mucho menos para cambiar el curso que está llevando al país hacia la incertidumbre y hacía el abismo. El partido no ha sido capaz de responder porque está secuestrado por sus parlamentarios.

¿Por qué se demoró tanto en irse, si la crisis en el partido no es nueva y su inconformismo tampoco?
Porque quise dar el beneficio de la duda a la impresión que tenía de lo que iba a pasar y como pasó hace tres años exactamente igual, me secuestraron la candidatura. Llegué a pensar: ya aprendieron la lección, vieron que dos millones de votos que logré sola contra ellos, muestran que sí tenemos la posibilidad de enmendar el pasado. Le quise dar el inventario de la duda a que el partido tuviera una candidatura, pero como siguen dilatando y dilantando... Tengo clarísimo que lo que van a hacer es valorizar los votos de la bancada conservadora en el Congreso y a última hora el Gobierno saca lo que le interesa y valoriza esa participación para que ellos retengan el clientelismo y el acceso a los distintos instrumentos del poder para decir.

¿No cree que haber esperado para lanzarse por firmas la pone al mismo nivel de los candidatos conocidos, desconocidos, desprestigiados o que no están en esa bolsa?
Si yo hubiera tomado la decisión de las firmas antes, hubiera tenido la ventaja de decir: tengo ya las firmas recogidas y fue fácil, pero estoy hasta el último momento tratando de hacer la defensa de las instituciones. Hoy me toca por fuera del partido seguir defendiendo lo que significa el conservatismo para Colombia: el respeto por la ley por encima de todo, la defensa de las instituciones y, dentro de ellas, de la Justicia que es patrimonio fundamental de una democracia. Defender las instituciones significa defender la familia, el derecho al trabajo de la gente, el desarrollo económico de la institucionalidad privada donde tenemos que lograr que haya empleo de calidad. Esa es la defensa que voy a seguir haciendo. No cambio mi discurso, mi convicción ideológica y lo voy a hacer desde un terreno ciertamente muy difícil y hoy, muy competido.

¿Buscará alianzas, porque en su despedida les dijo a los “conservadores de base” que cuentan con usted?
Este es un llamado a los conservadores de la base. No reniego del partido, de sus bases, de su estructura, que además me acompañó en la campaña anterior, les hago un llamado a que me acompañen a rescatar esas ideas, a defender lo que significa ese partido desde afuera, pero también creo que este es un momento donde lo que está por encima de todo, definitivamente como prioridad, es sacar adelante a Colombia.

Para eso se van a necesitar coaliciones con gente que tenga un pensamiento y una ideología parecida a la de uno. Yo soy de centro derecha, no de la derecha extrema. No aceptaría en Colombia ni un populismo de izquierda, ni tampoco un populismo de derecha.

¿Y cuáles son esas posibilidades?

La más obvia sería la coalición a la que han invitado los expresidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, sectores del No al Plebiscito, de las iglesias. Creo que ahí hay un pensamiento de centro derecha que tiene matices. El mío no es el radicalismo, no es el sectarismo, ni el dogmatismo...

¿Como el de Alejandro Ordóñez?
Tengo un pensamiento afín, pero he mostrado diferencias, tanto en el ejercicio de la función pública como en la expresión que tenemos hacia los demás colombianos.

Pero él también busca inscribir su candidatura por firmas y arrancó mucho antes. ¿No teme que se quede con los conservadores?
Yo realmente no estoy compitiendo por los votos del Partido Conservador, entre otras cosas, porque el partido es un rezago de lo que fue. No estoy buscando votos ni firmas, ojalá me acompañen muchos conservadores, pero estoy buscando es que las ideas de lo que significa el verdadero conservatismo de centro derecha prevalezcan en el manejo del Estado en Colombia. Por encima de todo el respeto a las instituciones y cuando uno lo hace, no las maneja con criterios burocráticos, ni clientelistas, que tiene que ser una consigna de esta campaña. Hay que mirar la trayectoria de cada uno. Nadie puede decir que Marta Lucía, cuando desempeñó un cargo público, llenó eso de burocracia, metió a la familia, a los parientes, a las cuotas políticas, a los amigos. Cero. Siempre he buscado la gente técnica que me acompañe en el manejo del Estado.

¿Le gustaría ser ‘la que diga el expresidente Álvaro Uribe’?
No, jamás lo sería porque tengo clarísimo que a mi no me escogen a dedo, no soy la favorita porque tengo demasiado carácter y voz. Espero ser la que se imponga en una coalición.

¿Pero cómo cree que se vaya a dar?
Tiene que ser una decisión mayoritaria, que surja de una consulta popular, de una encuesta o de una votación. Si me impongo como representante de la centro derecha, eso le garantiza a los colombianos que tendré la autonomía y carácter para defender lo que le convenga al país.

¿Cómo analiza la salida de Humberto De la Calle de los liberales y la de Germán Vargas Lleras de Cambio Radical?
Hay diferentes salidas de los partidos. Hay unas reales y otras aparentes. Creería que la real es la mía. Me voy porque se que me van a llevar a una sin salida, me van a cerrar los espacios; porque no es compatible mi discurso en contra de la corrupción, del clientelismo del Estado como si fuera una parcela con el quehacer de la política de buena parte de nuestros parlamentarios. Me estoy yendo de verdad, no haciendo el amague para ver si después me dan el aval del conservatismo. Hay otros que se van aparentemente y dicen ‘no soy de los políticos tradicionales’ pero salgo entonces a ofrecer pasajes, rifas, plata a todos lo que me traen firmas y además anuncio que mi propio partido me va a recoger firmas. O que al final, mi partido, milagrosamente, me va a dar el aval. Eso sí es una salida aparente, no es justa con el electorado. La política es competir en franca lid y yo estoy dispuesta a someter mi nombre contra cualquiera de la centro derecha y ser capaz de ganar esa candidatura en franca lid y si la pierdo no tengo ningún reparo.

¿Qué tanto cree que van a pesar las Farc en elecciones Presidenciales?
Creo que como partido van a tener una influencia, sin duda, importante, por interpuesta persona, no tan directamente. Van a entrar a jugar duro y con plata, que es como básicamente van a poder tener una mayor posibilidad de influir. Estoy segura de que la verdadera influencia de las Farc va a estar en la siguiente elección de alcaldes y gobernadores en 2019 y después de eso, en la elección de Presidencia en 2022. Y no solamente ellos, sino la coalición que van a armar con interpuestas personas.

¿Y la coalición que está promoviendo De la Calle con Sergio Fajardo y Claudia López tiene futuro?
Creo que hay una coalición grande que están armando para venderle la idea a los colombianos de que escoja entre la paz o mandar al monte otra vez a las Farc y eso es una manipulación, es mentira. No es posible para nadie llegar a destrozar el acuerdo de paz. Y si alguien lo dijera en la extrema derecha o en la izquierda, son unos mentirosos porque no hay posibilidad de destrozar lo que ya está hecho. Se desmovilizaron seis mil hombres, a esos hay que mantenerlos desmovilizados. Una cosa distinta es si a los 20 que están en la cabeza de esa organización —responsables de crímenes de lesa humanidad— los queremos ver en la política y como candidatos a la Presidencia de la República en 2022. Yo eso no lo quiero ver. Y por eso, lo voy a someter a una decisión del pueblo, que decidan la participación en política de esas 20 personas.

Usted ha dicho que el presidente Juan Manuel Santos es el responsable de la polarización en el país, ¿no le parece que esa responsabilidad le cabe a todos los que azuzan la división en el país?
Azuzar la división de los colombianos es realmente un crimen de lesa humanidad porque esto es generar una ruptura que puede llevar a Colombia a consecuencias absolutamente funestas. Yo creo que la responsabilidad del Jefe de Estado siempre es mayor a la que tiene el resto de los ciudadanos y máxime cuando utiliza un derecho sagrado de un país como el de la paz como un argumento político para ganar una reelección, condimentada con la plata ilegal de Odebrecht. Esa polarización surge de decir que ‘si me eligen a mi, yo soy la paz’ y cualquier opción distinta, los que critiquen, los que exigen que se aplique la Constitución, es que quieren guerra y están sedientos de sangre, porque así lo dijeron. Eso es una decadencia para el futuro del país.

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