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Monopoly a la colombiana

El juego que conquistó al mundo, llega al país con una versión con sabor criollo. Una historia de 75 años de entretenimiento antes del iPhone.

19 de marzo de 2011 Por: Redacción de El País

El juego que conquistó al mundo, llega al país con una versión con sabor criollo. Una historia de 75 años de entretenimiento antes del iPhone.

1. Historia ganadoraSi usted no sabe quién es Mr. Monopoly, puede pensar en el magnate mexicano Carlos Slim con sus US$53.500 millones o Donald Trump, ese coleccionista de bienes inmuebles a lo largo y ancho de Estados Unidos y hasta de Gran Bretaña.Mr. Monopoly es aquel juego que sentó a abuelos y padres durante horas para cumplir su sueño de ser multimillonarios acumulando propiedades, casas y castillos. Jornadas en las que se enriquecieron o terminaron en bancarrota.Este juego, que tuvo su auge cuando no había Tv., juguetes electrónicos ni los aparatos de entretenimiento de hoy, de verdad ha hecho muy ricos a los accionistas de la multinacional Hasbro, de Rhode Island, Estados Unidos, compañía que en 2010 reportó ingresos por todos sus productos por US$4.000 millones. Suma a la cual aportó bastante Monopoly, ya que es su marca insignia y uno de los juegos de mesa más comerciales del mundo con 250 millones de ejemplares vendidos en 43 idiomas, en 111 países, durante 75 años de existencia. El juego, creado por Elizabeth Maggie en 1903, fue patentado en 1904 como The Landlord’s Game. Pero su popularidad adquirió terreno en las ciudades de Estados Unidos, dando lugar a versiones y formas sin control de su autora.Hasta que en 1935, Charles Darrow, un vendedor de calefactores de Pensilvania que de verdad estaba quebrado por la Gran Depresión de los años 30, vio en el juego “una gran oportunidad de negocio”. Él patentó la versión Atlantic City con ciudades de Atlanta y el nombre de Monopoly, haciendo honor al objetivo de los jugadores: acaparar propiedades a cualquier precio. Darrow intentó venderlo a la firma de juguetes Parker Brothers, de Massachusetts, pero ésta desaprovechó la oportunidad. Entonces Darrow comenzó a hacerlos manualmente pintando los dibujos que coloreaban a mano su esposa y su hijo William Darrow, sobre recortes de hule y cartulina. Y se vendieron todos. Tanto que no alcanzó a suplir la demanda y debió mandar a imprimirlos en Filadelfia. Y como en cualquier partida de Monopoly, Parker Brothers tuvo que pagar una buena suma por los derechos del negocio.El éxito de este juego es tanto que diversos países han querido hacer su versión con sus adaptaciones con los nombres de las localidades. Como El Matador danés. Razón por la cual Hasbro lanzó sus propias ediciones para diversos países y ahora preparan Monopoly Colombia. “Es una versión con los lugares turísticos más hermosos del país, elegidos por los mismos colombianos, un regalo con el que Hasbro quiere celebrar su llegada al país”, dice Diana Leal, gerente comercial de esta firma para Colombia. Edición que será especial como las de Estados Unidos, Alemania, Francia, España, Brasil, Chile, China y Perú, países que han tenido ese privilegio. En Perú fue un éxito, porque la selección de los sitios por Internet alcanzó los 200.000 votos.No es la primera vez que Hasbro le saca provecho a su marca. Son bien conocidos el Monopoly Standard o Monopoly Deluxe, así como aquellas versiones hechas para promover productos y servicios con fines publicitarios como la película ‘Shrek 2’, personajes de Disney, series como ‘Los Simpson’, Coca-Cola, la Nascar y equipos de deportes favoritos.Hasbro también licencia la producción de Monopoly a otras firmas. Por ejemplo, USA Monopoly de California hace ediciones adaptadas a ciudades de Estados Unidos, mientras Hasbro Iberia hace lo propio con ciudades de la Unión Europea o de España como Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Valencia, Málaga, Bilbao, Valladolid, Palma de Mallorca y Murcia.También ha vendido sus derechos para ediciones conmemorativas como la de los 70 años de Monopoly en 2005 o el Monopoly Star Wars para celebrar el vigésimo aniversario de La Guerra de las Galaxias. La más reciente es Monopoly City, de 2009, en el cual el jugador puede crear su propia ciudad con 80 edificios diferentes.Pero las ediciones más llamativas son las exóticas: en braille para invidentes; en chocolate, en oro macizo y diamantes; las versiones ‘Nostalgia’, con caja de madera, y la electrónica en Facebook, que sustituye el dinero de los jugadores por tarjetas de crédito y cuenta con más de tres millones de seguidores.Monopoly Edición Mundial también usa el dinero plástico para comprar ciudades del mundo como Barcelona, Vancouver, Atenas, Jerusalén, entre otras.Ha sido una historia tan ganadora, que hay variantes a su manera, no autorizadas. En España, entre los años 30 y 60, el malagueño Francisco Leyva Vances lo patentó como El Palé (por su apócope) de Paco Leyva. La Ruta del Tesoro, de Cefa, en los 80, usaba monedas, y Petrópolis se basaba en el comercio de petróleo.Argentina hizo popular un juego similar llamado Estanciero. Pero la versión más curiosa es la de Cuba, donde se llama Deuda Eterna, y en vez de negociantes, los jugadores representan a los gobiernos y el objetivo es derrotar al Fondo Monetario Internacional (que hace el rol del banco en Monopoly). En fin, cada loco con su juego.2. Grandes leccionesEn la vida, unos ganan y otros pierden, una regla elemental para quienes se toman demasiado en serio tanto la vida como el juego. Y Monopoly es el vivo reflejo del capitalismo salvaje, donde la competitividad es puesta a prueba aunque cause pobreza o ponga en riesgo la vida de otros jugadores. Bernardo Velásquez, gerente del Hotel Spiwak de Cali, quien jugó mucho Monopoly en sus años de colegio (el Seminario Mayor de Bogotá), dice que como estrategia productiva no lo ve aplicable al mundo real de los negocios. “Es un juego maquiavélico, en el que hay que arruinar a tu amigo del alma para ser exitoso”, bromea el ejecutivo.“En mi casa, con mis hermanos, pasamos largas horas jugando partidas –recuerda–, y creo que puede despertar el instinto de ser empresario independiente, pero también creo que si da una habilidad es la de quebrar a la competencia”, dice Velásquez.El ejecutivo de la hotelería no olvida que lo más doloroso era caer en la cárcel “porque perdía oportunidades de negocios. Es más o menos igual a los momentos de descanso: pierdo oportunidades de negocio”, comenta riendo.Pero los defensores de sus virtudes lúdicas dicen que Monopoly desarrolla varias capacidades en sus jugadores, incluso en los que pierden. John Alexánder Carreño, licenciado en matemáticas de la Universidad del Valle, dice que jugar Monopoly potencializa el pensamiento numérico en los niños y los jóvenes que lo practican a menudo. “Es bueno para alumnos de los grados cuarto, quinto y sexto, porque van a tener que sumar, restar y contar, las operaciones básicas de los números naturales”, dice Carreño.También cree que el juego desarrolla el pensamiento variacional, esa capacidad para hacer análisis del tipo: si tengo tanto dinero, ¿cuánto puedo invertir? “Saber que puedo llegar a tener mucho o quedar sin nada, dilucidar que una propiedad se revalúa o se devalúa según las circunstancias, eso es pensamiento variacional”, explica el docente.Otros educadores señalan que este juego se puede llevar a la realidad para explicar los cambios en el precio del dólar, del peso o los costos de una propiedad.Por otra parte Andrés Hernández, mercaderista de Crash Recreaciones, destaca la forma en que Monopoly desarrolla la agilidad mental.Aprender jugando Los expertos en recreación coinciden en que su encanto está en que no tiene edad, gusta por igual a grandes y chicos y puede unir en torno a una mesa a varias generaciones. Pero, sobre todo, es un juego que desarrolla las habilidades sociales. “Así se juegue con la familia o con conocidos, los jugadores tienen que relacionarse con los demás, expresarse, tener conocimiento del entorno y, sobre todo, tener respeto por las reglas, ser conscientes de sus deberes y sus derechos”, dice Hernández.John Eider Orrego Muñoz, psicólogo de la Universidad Javeriana, dice que el popular juego es un buen potencializador de habilidades cognitivas, sociales y del lenguaje, porque el niño o el adolescente debe hacer una interpretación de todos los elementos del juego y verbalizarlos. “Un juego de reglas como Monopoly implica la interacción de dos o más personas, hay que relacionarse con los demás; propende por un desarrollo moral y ético para seguir las reglas, y de paso enseña a planificar, a inferir y a deducir, porque el jugador debe aprender si compra, si vende, si hace o no tal transacción”, explica Orrego Muñoz, docente de la Universidad del Valle y de la Universidad Cooperativa.Otros especialistas enfatizan que, gracias al Monopoly, los niños aprenden la importancia de asumir riesgos en pos de la meta deseada: ganar.“Eso es importante, porque el niño aprende a posicionarse en un rol y a comprender que un día puede ser ganador y al otro perdedor, así comienza a desarrollar estrategias para evitar perder”, agrega Orrego.Velásquez, quien aclara no comulga con el capitalismo salvaje pero sí con el Monopoly, dice que espera con anhelo la versión colombiana, cuya salida está prevista para septiembre, para tener remembranzas de este juego que le divirtió tanto en su infancia y adolescencia. Así fuera arruinando a sus seres queridos.3. Con sabor nuestroDesde ahora, todos los colombianos pueden elegir entre sesenta lugares turísticos del país y lograr que 22 de ellos queden en el tablero de la edición especial Monopoly Colombia que Hasbro, con el apoyo de Proexport, sacará en nuestro en septiembre.“Con la versión colombiana del juego de mesa Monopoly, Hasbro busca entretener a las familias de forma educativa, incentivar el patriotismo y turismo interno del país, y ayudar a que los colombianos conozcan y revaloren los atractivos turísticos que posee Colombia”, aseguró Augusto Brambilla, vicepresidente de Hasbro para América Latina.Cada colombiano tendrá la opción de votar por siete de los 60 mejores parajes de la geografía nacional. Incluidas las vistas exóticas del Amazonas con su Isla de los Micos y la Victoria Regia, la belleza de Caño Cristales y el Orinoco; los paisajes floridos de la región andina y el Eje Cafetero.También compiten emblemas arquitectónicos como el Santuario de Las Lajas y La Catedral de Zipaquirá, la evocación ancestral de Ciudad Perdida y el Parque Tayrona, las paradisiacas playas del Caribe, desde El Cabo de la Vela hasta el islote de Johnny Kay en San Andrés.La belleza de la Costa Pacífica con Bahía Solano y Nuquí están en el abanico de lugares que ilustrarían la edición especial de Monopoly Colombia. Y por supuesto, no podía faltar el Valle del Cauca con las Gatas, el Lago Calima, La Ermita y la estatua de Sebastián de Belalcázar.No es la primera vez que Monopoly está en Colombia. En 1989, Industrias Ronda publicó Monopoly Edición Colombia, con lugares de Bogotá, Medellín, San Andrés, Cartagena, Cali, Manizales, Cúcuta y Popayán y usando el peso como moneda. Las casillas correspondientes a las estaciones de tren las reemplazó por las terminales de Cali, Pereira, Medellín y Bogotá.El juego tiene sus aficionados en el país. Como Rodolfo Molina, un administrador de empresas de 46 años, que lo conoció desde hace unos 20 años cuando estaba en la universidad, y ahora juega con sus hijos los fines de semana o por las noches.“Me gusta jugar Monopoly con ellos, es una manera infantil de enseñarles las normas de los negocios, de mostrarles cómo es la sociedad, quién tiene el poder y cómo una mala decisión los puede llevar a la bancarrota”, dice este comerciante dedicado a la importación de cereales.De hecho, dice que sus hijos son casi siempre los ganadores. “Creo que el más malo soy yo”, bromea. Pero también resalta que es un método muy divertido para compartir e integrar la familia, de saber cómo piensan sus hijos y conocer sus habilidades; sólo que a veces es muy largo y no pasamos de hora y media”, dice el empresario, quien espera tener la versión colombiana del juego cuando esté lista.Versión con la que Hasbro busca colaborar en el desarrollo turístico del país como ocurrió en Perú, donde tuvo gran acogida. “Por eso decidimos hacerlo en conjunto con Proexport, será una edición con mucho sabor colombiano, las tarjetas tendrán un sello especial, sólo puedo adelantar eso para que sea una linda sorpresa cuando salga al mercado”, dijo Diana Leal.

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